La mujer más rica de África pelea por su fortuna
La mujer más rica de África, hija mayor de quien es presidente de Angola desde 1979, habla con franqueza sobre los problemas que afronta la economía de su país, dependiente del petróleo.
"La situación económica actual es difícil", dijo Isabel dos Santos, cuyas inversiones incluyen el operador de telefonía móvil más importante de Angola y una cadena de supermercados afectada por la caída de la demanda de los consumidores. "Con los precios del petróleo más bajos, definitivamente estamos pasando apuros".
La millonaria de 42 años también siente el impacto. El valor de su imperio, presente en dos con-tinentes, ha caído de la mano de los vaivenes de los mercados globales. La revista Forbes estima que hoy su patrimonio neto ronda los US$3.100 millones, frente a US$3.400 millones el año pasado y US$3.700 millones en 2014.
La magnate, sin embargo, sigue siendo un foco de controversia por sus negocios en Angola y Portugal. Su cartera en ambos países, que incluye grandes bancos, cadenas minoristas y empresas de telecomunicaciones, la ha convertido en objeto tanto de fascinación para los medios como de persistente especulación de que su capital proviene del acceso que su padre tiene a los ingresos petroleros de Angola.
El año pasado, la oferta de 200 millones de euros (US$218,5 millones) que hizo por una participación mayoritaria en el fabricante portugués de equipos de energía Efacec Power Solutions SGPS llevó a un grupo de legisladores europeos a pedir una investigación sobre si la empresaria ha canalizado ingresos públicos del petróleo hacia sus inversiones personales. Dos Santos está también envuelta en una pelea con sus socios en una empresa de telecomunicaciones angoleña por presuntos dividendos pendientes de pago y tiene un conflicto con Banco BPI SA, el segundo mayor prestamista portugués que cotiza en bolsa, sobre el destino de su filial en Angola.
En una entrevista poco frecuente, Dos Santos defendió sus inversiones y su país. Dijo que no está motivada por el dinero e hizo una distinción entre sus empresas y el régimen dirigido por su padre, el presidente José Eduardo dos Santos. "No estoy financiada por ningún dinero del Estado o por fondos públicos", dijo. "Yo no hago eso".
No obstante, la brecha entre su fortuna y la pobreza generalizada de su país —que se ha ampliado durante los casi 37 años de su padre en el poder— ha convertido a Isabel dos Santos en un imán para las críticas de políticos opositores dentro de Angola y de grupos de derechos humanos en el exterior.
La riqueza del petróleo ha transformado a Luanda, la capital angoleña, en una de las ciudades más caras del mundo. Sin embargo, el Banco Mundial estima que dos tercios de los 24 millones de habitantes del país viven con menos de US$2 al día.
Las inversiones de Dos Santos también han sufrido con la crisis. La moneda de Angola, el kwanza, ha perdido en un año la mitad de su valor frente al dólar, erosionando así el valor de las empre-sas. Su más importante inversión en Portugal, una participación de 18,6% en BPI, ha perdido una quinta parte de su valor en el último año, afectada por las débiles perspectivas del mercado y un fallido intento de compra por parte de su mayor accionista.
Dos Santos nació en la ex Unión Soviética cuando su padre estudiaba allí ingeniería. Obtuvo su título en la misma disciplina en el King’s College de Londres y regresó a Angola a principios de los años 90 durante una pausa en la guerra civil que asolaba al país.
Cuenta que usó sus ahorros para abrir una "casucha" llamada Miami Beach, que hoy es una de las discotecas más caras de Luanda. Para asegurar el suministro de cerveza y refrescos al club y otros negocios, creó una compañía de camiones con una amistad.
"Soy tremendamente independiente", dijo Dos Santos. "Siempre he tenido este deseo de hacerme valer por mí misma y de no estar a la sombra de mis padres".
A finales de los años 90, el gobierno de Angola buscaba inversionistas para construir una red de telefonía móvil. Dos Santos dijo que usó las ganancias de sus dos negocios para ofrecer alrededor de US$1 millón por la licencia. Unitel SA, donde ocupa la presidencia de la junta, está valorada en más de US$5.000 millones.
"Su posición privilegiada sencillamente le permite hacer las cosas de forma rápida y eficiente", dice el estadounidense Alexander Thomson-Payan, cuyo TGI Group compite con Unitel en la venta de celulares. "Después de todo, ella conoce al jefe".
Unitel está envuelta en una disputa judicial con un socio extranjero, el operador móvil brasileño Oi SA. La empresa sostiene que Unitel debe US$600 millones en dividendos pendientes a Portu-gal Telecom SGPS, con la que Oi se fusionó en 2013. Portugal Telecom había comprado un cuarto de Unitel en 2000.
Los ejecutivos de Oi dijeron que durante su fusión con Portugal Telecom descubrieron que Unitel no había pagado dividendos a su accionista durante años. Dos Santos afirma que Unitel pagó los dividendos en Angola pero que Oi no los había repatriado. Oi reiteró que no ha cobrado ningún dividendo.
Las duras tácticas de negociación empleadas por Dos Santos también generan polémica en Portugal, donde sus desacuerdos con la gerencia de BPI sobre el destino de su filial angoleña han puesto al banco al borde del conflicto con su supervisor, el Banco Central Europeo.
Las preocupaciones acerca de la fuente de su riqueza salieron a la luz en octubre, cuando cinco miembros del Parlamento Europeo pidieron a la Comisión Europea que investigara la compra de su participación mayoritaria en Efacec. El pedido aducía que "surgen dudas legítimas sobre si el Estado de Angola podría estar financiando indirectamente las principales adquisiciones ‘privadas’ de Isabel dos Santos, incurriendo en numerosas ilegalidades bajo la ley de Angola".Un representante de la Comisión Europea dijo que el organismo ha planteado la cuestión a las autoridades portuguesas. La unidad de Inteligencia Financiera de Portugal no respondió a solicitudes de comentarios.
La compra fue realizada por Winterfell Industries, una firma creada en diciembre de 2014 en la isla portuguesa de Madeira y controlada por la empresaria, dijeron los parlamentarios.
Dos meses antes de que se cerrara el acuerdo, escribieron los miembros del Parlamento, José Eduardo dos Santos emitió una orden presidencial autorizando a la eléctrica estatal de Angola a comprar 40% de Winterfell por una suma no revelada. Desde la compra, Efacec se ha convertido en proveedor de tres represas hidroeléctricas que se están construyendo en Angola. Isabel dos Santos dijo que el gobierno angoleño no ha concluido la compra de la participación en Winterfell y que ella había pagado de su propio bolsillo.
Aseguró que no recibe dinero de su padre y apenas lo ve. "Él está muy ocupado, y yo estoy muy ocupada", indicó.
The Wall Street Journal