La mesa chica de Economía le pide a Alberto que se “albertice” y se blinda del ataque cristinista con gestos
En el gabinete económico afirman que el Presidente buscará sostener a sus ministros y descuentan que habrá refuerzos para que la recuperación se note en el bolsillo de la gente
- 6 minutos de lectura'
Si fuera un partido de fútbol serían intenciones contradictorias, aunque quizás valgan como “nueva normalidad” para este oficialismo. Sus objetivos son ahora resistir y, al mismo tiempo, descontar. Luego de la debacle de las PASO, en el equipo económico buscan frenar las ansias del cristinismo por ocupar espacios clave de poder en esa área del Gobierno. Pero, al mismo tiempo, en ese equilibrio inestable, confirman que trabajarán en “refuerzos económicos” para que la recuperación de la actividad se note en el bolsillo de los desalentados en los próximos sesenta días.
La defensa presidencial fue un mensaje claro, por lo menos para los que la vivieron desde adentro. Luego de la noche del domingo, la primera foto oficial de hoy por la mañana fue con tres ministros: Santiago Cafiero, Martín Guzmán y Matías Kulfas. Fue en Casa Rosada para la presentación de la Ley de Compre Argentino. Allí estuvo, en primera fila, el trío de los “racionales”. Dos ministros destacaron ante LA NACION este gesto de Alberto Fernández en pos de su equipo.
El Presidente decidió desarrollar esa actividad mientras caían piedras desde el kirchnerismo culpando a sus ministros y a su jefe de Gabinete por la derrota. Es un ataque que ya existía y que se profundizó. La Cámpora los cuestiona desde el comienzo, por lo menos a Cafiero y a Kulfas. Con Guzmán, todo se atrofió con el FMI y la rebeldía tarifaria de este año.
El cristinismo pega duro por televisión: para cuestionar a Guzmán, se pasea por los sets Hernán Letcher, director del CEPA y hombre de Cristina en San Martín. Eso fue registrado en el equipo económico. Menos moderado contra los “racionales” fue Juan Grabois. “Hay que cambiar el rumbo económico”, dijo, pidiendo profundizar el modelo. “¿Qué hacemos que no lo llamamos a Amado Boudou como ministro de Economía? Basta del marketing trucho, basta de ser extremistas de la moderación. Por ser extremadamente moderados y tibios, hemos perdido el apoyo del pueblo”, afirmó Luis D’Elía.
En el Palacio de Hacienda siguen trabajando. Pasado mañana por la noche presentarán el proyecto de Presupuesto 2022. Antes, el Presidente se mostrará con Guzmán y Darío Martínez para anunciar el proyecto de Ley de Hidrocarburos. Mañana se dará a conocer la inflación. Será menos de 3% y desde Economía se celebrará como buena noticia (desde septiembre de 2020 que no perfora ese piso).
Fuentes oficiales consideran que Guzmán está “impertérrito” ante las versiones de su salida que se publicaron en las últimas semanas y que se profundizaron en las últimas horas. “Si es por terquedad, como pidió Cristina, a este no le gana nadie”, dijo alguien que lo conoce. También se juega la carta lógica: si falta cerrar con el FMI y encima no se sabe si se va a ganar en noviembre, ¿para qué cambiar al ministro de Economía ahora? Sin embargo, cerca del ministro saben que las arenas de la política, sobre todo después del domingo, son movedizas.
Más plata a la calle
En la mesa económica del Gobierno aceptan que habrá “refuerzos económicos” (más emisión de pesos y, por lo tanto, más tensión sobre el dólar) en estos dos meses que vienen. Pero lanzan una advertencia: si otros –léase La Cámpora, el Instituto Patria o cualquier versión que anide en la provincia- “manejan la botonera” es probable que las expectativas de inflación se ensombrezcan más. En esa mesa, hoy cuestionada por la moderación, prometen ser prudentes. Ironías.
Entre los análisis frescos que se hicieron apenas conocidos los resultados, hay por los menos tres razones que, para la mesa económica, explican los números en rojo para el oficialismo en la votación del domingo. La primera es la pandemia. “En todo el mundo hay hartazgo”, contó un funcionario sobre el impacto del coronavirus. Es el ensayo que hizo el propio Cafiero en declaraciones radiales. “A los oficialismos en el mundo también les pasó esto”, dijo el ministro coordinador, pese a que hay países, como Nueva Zelanda, que demuestran lo contrario.
La segunda causa, cuentan en el Gobierno a este medio, es el impacto económico de la cuarentena. “A estos los voté. Me dijeron que iba a haber asado y no hay asado”, ilustraron. Los datos de junio, últimos disponibles en el Indec, mostraron que, en los primeros seis meses del año, los salarios tuvieron un aumento promedio de 22,8%, mientras que la inflación acumuló 25,3%. Pero eso habría comenzado a cambiar con las reaperturas de paritarias. En julio, el Ripte mostraba un alza de 4,4%. Ese mes, el alza de precios del Indec fue de 3%. No obstante, la masa de ingresos fijos de las familias registraría en noviembre un nivel 1,5% inferior al del segundo semestre de 2020, según Ieral. Esta materia es aún un desafío.
La tercera razón es claramente política e interna. “Hay mucha gente que tiene afinidad con el Frente de Todos, que se entusiasmó con Alberto, pero que no son cristinistas o kirchneristas”, explicaron. Según interpretaron aquellos que responden directamente al Presidente, esos fueron ahuyentados en la elección por la “mimetización” de la imagen del Presidente con Cristina Kirchner. “Se desencantaron por darle tanta bola a la vicepresidenta”, admitieron. También aceptaron, claro, el golpe que generaron los “errores” de Alberto Fernández, como la Fiesta de Olivos.
¿Qué pide ahora la mesa chica al Presidente? Algo que muchos gobernadores o empresarios ya le reclamaban desde el comienzo de su gestión. “La posición del albertismo es que tiene que volver a ser Alberto”, explicó un miembro de esa mesa, sabiendo que el afán por mantener “la unidad” debilitó su autonomía y su palabra como CEO del espacio del Frente de Todos. Es una consecuencia casi irreversible. Además, pocos se atreverían a cortar el cordón en momentos de debilidad.
En la mesa económica se mostraron impresionados con los 5 millones de votos que perdió el oficialismo. Pero interpretan que Juntos por el Cambio no ganó más electores, sino que retuvo su base de 2019. Muchos votaron otra opción; muchos se “quedaron en casa”, sugirieron. Ese pensamiento hizo que un ministro se levantara “energizado” a pesar de los resultados. “No creo que podamos convencer a todos; pero en más de un distrito lo podemos dar vuelta”, dijo.