La lucha de clases pasa a los centros comerciales en Brasil
SÃO PAULO—Por mucho tiempo, rolezinho era argot para una reunión de adolescentes en un lugar público. Los jóvenes organizan un grupo y escogen un punto de encuentro, quizás al aire libre, en un parque. En São Paulo, a menudo se encuentran en un centro comercial, destino favorito de personas de diferentes clases sociales los fines de semana.
Pero en semanas recientes, los rolezinhos se han expandido hasta a 6.000 participantes a través de convocatorias en medios sociales, lo que ha sacado a la luz la profunda división entre ricos y pobres en Brasil. El 11 de enero en Itaquera, un centro comercial en el revitalizado sector oriental de São Paulo, multitudes de adolescentes ruidosos inundaron los pasillos, lo que provocó llamadas a la policía, que disparó a los adolescentes con balas de goma y gases lacrimógenos. Más encuentros se han planeado en Río de Janeiro y Brasilia.
La policía de São Paulo dice que está investigando a algunos de los adolescentes por conspiración criminal y perturbación del orden público, lo que a su vez generó críticas de que los jóvenes están siendo perseguidos por ser de las clases más bajas de Brasil. Esos críticos señalan que pocos robos tuvieron lugar a pesar de la conmoción. Sólo una tienda en Itaquera reportó la detención de una persona por salir con una gorra y un par de pantalones cortos sin pagar durante uno de dichos encuentros el 7 de diciembre, de acuerdo con los administradores del centro comercial.
Pero otros, como la famosa presentadora de televisión Rachel Sheherazade, están pidiendo públicamente que los adolescentes sean castigados y los describen como delincuentes y perturbadores.
"Los centros comerciales se convirtieron en refugios populares en Brasil por ser una alternativa... para personas que buscaban un lugar seguro", dijo Sheherazade en su programa en SBT, la tercera mayor cadena de televisión de Brasil por audiencia. "Pero ahora ese refugio ha sido violado", agregó.
Las disparidades de ingresos de Brasil son ampliamente reconocidas, pero rara vez se manifiestan en tales proporciones. En realidad, la brecha de riqueza de la nación se ha reducido en la última década conforme el gobierno federal creó programas de bienestar social que ascendieron a millones de brasileños pobres a la clase media. Pero investigadores dicen que ideológicamente, el enfrentamiento de clases es más intenso que nunca.
"Este debate pone de relieve algo del apartheid social que experimenta Brasil", dijo Rafael Alcadipani, investigador de ciencias sociales de la Fundación Getúlio Vargas de São Paulo. "En Brasil, hay un nuevo resurgimiento de personas que son muy conservadoras... los ricos, la clase media alta y la clase media que piensa que ha sido abandonada por el gobierno".
Una encuesta nacional realizada entre 3.500 personas por Data Popular, una firma que se especializa en la investigación de la nueva clase media de Brasil, encontró que la mitad de la élite de Brasil prefiere entornos con gente de su mismo nivel social. Más de una cuarta parte dijo que los sistemas de metro han aumentado la "circulación de personas indeseables" en su región. "El debate provocado por los rolezinhos deja al desnudo el prejuicio existente", dijo Renato Meirelles, presidente ejecutivo de Data Popular.
Los rolezinhos se producen durante un momento delicado en Brasil. A mediados del año pasado, cuando los jóvenes protestaron contra el aumento de las tarifas de los autobuses, una reacción violenta de la policía en São Paulo llevó a cientos de miles de personas en todo el país a unirse a un movimiento que paralizó las principales ciudades de Brasil y sacudió las instituciones políticas del país.
Si la policía continúa reaccionando con violencia a los adolescentes como lo hicieron con los manifestantes el año pasado, los analistas dicen que los disturbios podrían estallar de nuevo. Algunos grupos de intereses especiales han tratado de utilizar la atención de los medios para convertir los rolezinhos en protestas, incluyendo un grupo de defensa de los derechos de los trabajadores que se unieron la semana pasada a un rolezinho en el sur de São Paulo.
Las autoridades ya han suavizado su tono. El gobernador del estado de São Paulo, Geraldo Alckmin, dijo que "Los rolezinhos son algo bueno. Esta es una actividad cultural y divertida de nuestros jóvenes... Termina siendo un asunto policial si desencadena en una actividad violenta, con confusión y robos".
Los organizadores y muchos de los participantes dicen que los rolezinhos no están destinados a ser políticos. De hecho, los adolescentes hacen poco más que subir fotos de los encuentros en Facebook y enlaces a sus canciones favoritas. Una de las organizadoras que se conoce con el nombre de Giselle Tais en Facebook publicó un mensaje el miércoles en el muro diciendo que sólo quería "salir al centro comercial y pasar un buen rato".
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