La llegada de los precios congelados: en el Indec prometen “medir en la góndola”
En el organismo despejaron las dudas sobre el impacto en el IPC de los precios congelados
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En 2006, mientras la inflación avanzaba, el entonces secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno ejerció una fuerte presión sobre la directora del área de Precios del Indec, Graciela Bevacqua, y a su jefa y directora nacional de Estadística, Clyde Trabuchi, para acceder a la lista de las fuentes relevadas por el organismo estadístico.
La idea de Moreno era recorrer esos comercios buscando cambiar los precios de los productos que levantaban los encuestadores del Indec y, en definitiva, manipular externamente el índice de precios oficial. Las mujeres no cedieron.
En enero de 2007, Moreno echó a Bevacqua y entronizó a una amiga suya, Beatriz Paglieri. Ya a cargo de los precios, una de las primeras decisiones de Paglieri fue que en el rubro “turismo” no se tomaran más los precios de las agencias de viajes sino los que reflejaban los relevamientos que hacía Guillermo Moreno desde Comercio Interior después de amenazar con multas a los directivos del sector si no firman sus acuerdos de precios.
La llegada de Roberto Feletti es un tributo a Guillermo Moreno. Y sus precios máximos –justificados bajo el paraguas de la Ley de Abastecimiento– deberán ser relevados por el Indec, que hoy conduce Marco Lavagna. Ante la consulta de LA NACION, fuentes del organismo estadístico ratificaron que seguirán midiendo “en las góndolas”. No es una respuesta fácil. El próximo índice de precios al consumidor, el de octubre, se difundirá el 11 de noviembre, tres días antes de las elecciones legislativas en las que el Gobierno se juega mucho.
“Nosotros tomamos precios en la calle”, afirmaron desde el Indec. “Obviamente vamos a mirar las planillas, pero no lo tomamos como dato del IPC. Nosotros tomamos el precio en la góndola, en el supermercado. Sí podremos ver el grado de cumplimiento que hay de los precios máximos. Pero vale recordar que no necesariamente todos los productos congelados forman parte de la canasta básica qu utiliza el IPC”, dijeron.
Cuando llegó Jorge Todesca al Indec, en 2015, el organismo ganó nuevamente credibilidad y confianza. Lavagna fue una continuidad de ese proceso durante el gobierno de Alberto Fernández más allá de algunas declaraciones públicas muy esporádicas –sobre todo con los peores datos de inflación, a fin de 2020 y principios de 2021– que surgieron más bien de los búnkers más ultracristinistas.
Un dato avala aún más al actual Indec y el trabajo de sus técnicos, sobre todo en el IPC. Desde el 20 de marzo de 2020 –retroactivo al 6 de marzo– se establecieron precios máximos para todos los precios, no sólo para una canasta. Esto llegó después de las imágenes de sobrestockeo de algunos productos que se generó al momento de comenzar la cuarentena más dura.
Pese a ser una decisión transitoria, el Gobierno mantuvo casi un año ese congelamiento total. Hubo dos ventanas de aumentos (4,5% en julio y 3% en octubre), y luego un proceso de lento deshielo, que terminó este año con un compromiso de las empresas de agrandar la canasta de Precios Cuidados a cambio de liquidar Precios Máximos.
Sin embargo, según datos del Indec, los precios de los productos en góndola aumentaron un 22,8% durante el año pasado, menos que la inflación, pero por encima de las alzas autorizadas. Por otra parte, según el organismo, los alimentos frescos (carnes, frutas y verduras) subieron un 57,1%. La inflación terminó en 36,1%. Tales datos no sólo le dan la derecha al trabajo que se realiza en el organismo; además anticipan que congelar precios, sea el tiempo que sea, no sirve para frenar la inflación.