La inversión mexicana fluye hacia unaregión donde Donald Trump tiene eco
HAZLETON, Pensilvania—En este otrora centro siderúrgico y textil, las promesas de campaña de Donald Trump sobre leyes de inmigración más estrictas y muros en la frontera han tenido una buena acogida.
En los últimos años, sin embargo, cientos de puestos de trabajo en Hazleton y en su región circundante en el noreste de Pensilvania se han conservado o ampliado gracias a una fuente inesperada de inversión: México.
El resultado es que Hazleton se ha convertido en una vitrina de las contradicciones de la globalización, en un ciclo electoral en el que tanto Trump como su rival demócrata, Hillary Clinton, han cuestionado los beneficios del libre comercio.
En una encuesta realizada a finales de octubre por Axiom Strategies, una firma que ha trabajado para candidatos republicanos, Trump llevaba una ventaja de 11% en el condado de Luzerne, donde se ubica Hazleton.
A principios de 2009, el conglomerado mexicano de panificación Grupo Bimbo SAB compró Weston Foods Inc., una filial estadounidense de la canadiense George Weston Ltd. por US$2.380 millones. La adquisición incluyó dos plantas de Weston en Hazleton y una serie de marcas estadounidenses, como el pan Arnold y Thomas’ English Muffins.
A pesar de haber hecho la transacción durante el apogeo de la crisis financiera, Bimbo sólo ha reducido ligeramente el número de empleos y ha construido nuevas plantas en la región. La empresa dice que desde 2012 ha invertido US$1.000 millones en Estados Unidos.
Weston tenía unos 2.500 trabajadores en Pensilvania, mientras que hoy Bimbo emplea aproximadamente 2.300, incluyendo los de su sede en Horsham y los de nueve panaderías de escala industrial.
En una región afectada por la pérdida de miles de empleos industriales en las últimas décadas, los nuevos dueños fueron bien recibidos. “Bimbo podría haber trasladado la compañía a otra parte, pero somos muy afortunados de que decidieron mantenerla aquí”, dijo Kevin O’Donnell, presidente de CAN DO Inc., el grupo de desarrollo económico sin fines de lucro de Hazleton.
Otros fabricantes mexicanos de alimentos también han invertido en la zona. En 2005, Mission Foods, fabricante de tortillas y filial estadounidense de la también mexicana Gruma S.A., inauguró una planta en la cercana localidad de Mountain Top, que emplea a unas 400 personas.
En 2012, mientras tanto, Arca Continental SAB adquirió Wise FoodsInc., un fabricante de snacks de Berwick, una pequeña ciudad ubicada al otro lado del río Susquehanna, en frente de Hazleton.
Esta región no es la única que está recibiendo inversión mexicana.
Entre 2006 y 2015, la inversión anual directa de México en EE.UU. más que se triplicó, pasando de US$5.300 millones a US$16.600 millones, según datos de la Oficina de Análisis Económico revisados por el Wilson Center, un grupo de expertos no partidista con sede en Washington. El gobierno mexicano estima que en EE.UU. hay 123.000 empleos respaldados por inversión mexicana.
“Se ha producido un cambio, [pasando] de los mexicanos que cruzaban la frontera en busca de empleos, a este gran auge de capital que cruza la frontera y crea puestos de trabajo en EE.UU.”, dijo Andrew Selee, vicepresidente ejecutivo del Wilson Center y asesor sénior del Mexico Institute. “La inyección de capital mexicano ha salvado algunas marcas clásicas estadounidenses y preservado los trabajos ligados a ellas”.
Otro gran inversionista mexicano al norte de la frontera es Mexichem SAB, un gigante petroquímico global con ventas anuales de US$5.700 millones que ha invertido más de US$2.000 millones en los últimos cinco años en 13 estados de EE.UU.
Mexichem exporta fluorita y otras materias primas de México a su planta estadounidense de Louisiana, que produce refrigerantes utilizados por la industria automotriz. A su vez, la compañía envía gas etileno de EE.UU. a sus plantas en México.
El presidente de Mexichem, Juan Pablo del Valle, ha sido uno de los pocos empresarios mexicanos importantes que ha criticado públicamente los planes proteccionistas y antiinmigratorios de Trump y su discurso contra los mexicanos y otros grupos.
En una manifestación reciente en Florida, Trump se refirió a “las localidades rurales de Pensilvania, Ohio, Carolina del Norte y todo el país” y acusó a la clase política estadounidense de haber “dejado a estos pueblos desnudos” al enviar empleos y fábricas a México, China y otros países.
Es un mensaje popular en Hazleton, lo que refleja la incertidumbre sobre la economía, pero también las tensiones sobre la inmigración de indocumentados.
En abril, 77% de los votantes de la primaria republicana del condado de Luzerne se inclinaron por Trump, quien obtuvo seis veces más votos que su competidor más cercano, el senador Ted Cruz.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, Hazleton tenía miles de personas que trabajaban en las minas de carbón de antracita, pero esa industria declinó a medida que los combustibles más limpios y eficientes cobraron popularidad.
Algunos trabajadores emigraron a empleos relacionados con la industria siderúrgica en la cercana fundición de Bethlehem Steel, mientras que otros pasaron a la industria textil.
A fines del siglo XX, sin embargo, esas tres industrias habían abandonado la región. En septiembre, el área metropolitana que incluye Hazleton, Scranton y Wilkes-Barre tenía una tasa de desempleo de 5,9%, es decir 1,1 puntos porcentuales por encima del promedio estadounidense.
Al mismo tiempo, Hazleton, una ciudad de alrededor de 25.000 habitantes, vio la llegada de numerosos inmigrantes hispanos, atraídos por un costo de vida relativamente barato y los abundantes puestos de trabajo en el sector de alimentos.
En 2006, en respuesta al aumento de la delincuencia que algunos políticos atribuyeron a los traficantes de drogas indocumentados, el entonces alcalde de Hazleton, Lou Barletta, promulgó duras ordenanzas dirigidas contra los arrendatarios que aceptaban inmigrantes indocumentados y las empresas que les daban trabajo.
Estas medidas fueron posteriormente declaradas inconstitucionales por un juez federal.
Barletta, quien se postula ahora a su cuarto período en el Congreso como representante del área de Hazleton por el Partido Republicano, dijo que la población local ve a Trump como un candidato que entiende los problemas económicos de la región. “El libre comercio con fronteras abiertas es un asalto directo a ciudades como Hazleton”, aseveró.
Mike Schlossberg, un representante estatal demócrata de la zona cercana de Lehigh Valley, dijo que el mensaje de Trump está siendo bien acogido en Hazleton debido a las “monstruosas tensiones” en torno a la inmigración. “Es una ironía increíble, porque los inmigrantes crean una tremenda oportunidad, porque crean mucho, mucho más empleos de los que se llevan”, manifestó.
Jolie Weber, directora ejecutiva de Wise Foods Inc., indicó que la compra de la compañía por parte de Arca ayudó a evitar el estancamiento.
“Si Arca no hubiera comprado Wise, Wise habría caído en manos de otra empresa de private equity, y eso habría puesto en peligro la marca y las instalaciones manufactureras de la compañía”, señaló Weber. “Ciertamente, existe el riesgo de que, con el tiempo, esos empleos no sean reemplazados”.
El año pasado, Arca construyó una nueva ala en su fábrica de Berwick para ayudar a manejar la logística y compró dos nuevas calderas de 600 galones para expandir su producción de papas fritas. El número de empleados de la fábrica se ha mantenido estable en alrededor de 600.
Hace dos años, en Breinigsville, Pensilvania, a unos 72 kilómetros al sureste de Hazleton, el Grupo Bimbo inauguró lo que funcionarios de la compañía describen como su planta más tecnológicamente avanzada en EE.UU., una panadería de poco más de 21.000 metros cuadrados. Sobre las instalaciones ondean las banderas del estado de Pensilvania, EE.UU. y México.
En su interior, 275 trabajadores —tanto nuevos como empleados de otras plantas de Bimbo— hornean cada semana 2,8 millones de panes para hot dogs, en molde y los usados para los sándwiches de pollo de Burger King. El salario inicial promedio en la planta de Breinigsville es de US$42.000 al año, dijo Jonathan Berger, vicepresidente de Bimbo Bakeries USA.
“No creo que sean exactamente los trabajadores del acero de ayer los que trabajan en esta planta”, indicó. “Pero la próxima generación de trabajadores que quiera estar involucrada en la manufactura, tiene un lugar aquí, en un buen entorno de trabajo con gran tecnología”.
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