La invasión rusa a Ucrania vuelve a barajar las cartas en la negociación con el FMI, según los analistas
El Fondo exigiría una posición política más contundente del país con respecto al ataque, pero pediría menos condiciones en lo económico; de todas formas, la recuperación de la actividad se verá afectada
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La invasión de Rusia a Ucrania sorprendió al mundo por la magnitud del ataque: ya no se piensa que el gobierno de Vladimir Putin solo quiere anexar las dos provincias separatistas Donetsk y Lugansk, sino que avanzó también en zonas cercanas a la capital y el conflicto podría extenderse más de lo pensado. Este contexto geopolítico podría favorecer las negociaciones de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), según señalan los analistas, ya que Estados Unidos querrá evitar posibles problemas en otras regiones, pero una nueva recesión mundial impactará también en la recuperación de la economía local.
Desde antes del 10 de diciembre de 2019, el Gobierno sabía que tenía que negociar con el FMI un nuevo acuerdo para refinanciar el préstamo desembolsado de US$44.500 millones durante la gestión de Mauricio Macri. Desde ese entonces, una pandemia y ahora una guerra ocurrieron en el medio, y la Argentina todavía no logró despejar ese foco de incertidumbre.
En cambio, el Gobierno tensionó las negociaciones, amenazó con no hacer frente a un vencimiento de capital y el presidente Alberto Fernández viajó a Moscú días antes de que se iniciara el conflicto bélico, a sabiendas de que el socio mayoritario del FMI, Estados Unidos, no vería esa visita con buenos ojos.
Mañana se cumplen las cuatro semanas que el ministro de Economía, Martín Guzmán, estableció como plazo para dar a conocer el acuerdo final con el FMI. La paradoja es que un día antes, el mundo volvió a cambiar por completo y la disparada de los precios internacionales de las commodities pega de lleno en las negociaciones con el Fondo.
En particular, según dicen los analistas, la suba de la soja, el trigo, maíz y el petróleo compensarán la caída en las cantidades exportadoras y generarán más ingresos por retenciones, pero el incremento del costo del gas natural licuado (GNL) impactará sobre la deficitaria balanza comercial energética.
“La invasión a Ucrania parece más ambiciosa de lo que se pensaba, no es solo una invasión a las dos regiones del este, sino que Rusia se está metiendo de lleno en ese país. Esto tiene repercusiones importantes en la economía mundial, que ya lo estamos viendo con el precio del barril de petróleo arriba de US$100. Mi visión sigue siendo que la clave en la negociación con el FMI es que la Argentina presente un plan relativamente consistente, algo más o menos razonable. El Fondo está con voluntad de que no haya un problema en la Argentina tampoco”, indicó Daniel Kerner, analista de la consultora internacional Eurasia.
Uno de los temas más sensibles en la negociación con el FMI son los subsidios a la energía. Las transferencias a este sector el año pasado representaron 2,3% del PBI, casi el total de los 3 puntos de déficit primario que hubo en 2021. El Fondo y Guzmán coinciden en que el área energética es donde hay más margen para reducir el gasto ineficiente, pero la suba del precio del GNL impacta en un aumento en los costos energéticos.
Desde fines del año pasado, el valor del gas comenzó a subir por una combinación de efectos que incluyen la salida de la pandemia y la aceleración de la transición energética, que hizo reducir las inversiones en producción de gas. Ahora, se le suman las tensiones en Rusia, uno de los principales productores del mundo. En la Secretaría de Energía proyectan que los costos en dólares podrían subir más de 30% este año.
Pese a este contexto, el economista Fernando Marull proyecta que la Argentina se beneficiará con el aumento del precio de las commodities. “Con los valores actuales se compensan las caídas en las cantidades y las exportaciones del agro serían US$6000 millones más que el año pasado. Sin embargo, son precios transitorios y no sabemos si se mantendrán todo el año. Por el lado de las importaciones de gas, el gasto mayor es de casi US$1000 millones. El efecto neto en lo comercial es positivo en US$5000 millones”, estima el director de FMyA.
El analista advierte también que por el lado financiero habrá un mayor resguardo de capitales internacionales en activos seguros, como el dólar, lo que hará subir el tipo de cambio del resto de las monedas y obligará al Banco Central a devaluar más rápido para no perder competitividad. Asimismo, indica que la guerra en general tiene un efecto negativo, que también afectará a Brasil, el mayor consumidor de bienes industriales argentinos.
Con respecto a las negociaciones con el FMI, la directora gerente Kristalina Georgieva dijo hoy que estaba “profundamente preocupada por lo que está sucediendo en Ucrania”. Según el analista Héctor Torres, exrepresentante argentino ante el FMI, indicó que “las tensiones geopolíticas afectan la capacidad de ‘coqueteo’ con Putin y también limitan el espacio de maniobra en las relaciones argentinas con China”.
“Nos guste o no, nos veremos obligados a tomar partido y no tomar partido será muy probablemente interpretado como una forma de tomar partido por el invasor. Sin duda esto se reflejará en el directorio del FMI. A nivel financiero, muy probablemente haya un movimiento de capitales hacia monedas e inversiones de ‘refugio’ (como oro, franco suizo, dólar, y bonos del Tesoro de Estados Unidos) y una salida de capitales de Europa (el euro podría depreciarse) y de las economías ‘emergentes’. Como nuestra deuda externa está mayormente en dólares, esto aumentaría su peso sobre nuestra economía”, explicó Torres.
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