SAN FRANCISCO.- Un sábado por la noche, Germán Salazar hacía tacos de pollo para sus amigos mientras charlaban en su cocina. Ocasionalmente interrumpía la conversación para hablar con otro amigo: Google Home, su parlante artificialmente inteligente posado sobre la mesada de la cocina. "Google, poné el cronómetro en 20 minutos", dijo, para activar la cuenta del reloj que diría cuándo el pollo estaría listo para picar.
Al principio, los amigos de Salazar se burlaban cuando hablaba con el altoparlante. Pero luego de unas cuantas botellas de vino, todos comenzaron a hacerle preguntas y pedidos.
Para mucha gente, la cocina es el centro del hogar y un lugar de interacción que va más allá de preparar y comer alimentos. Ahora las compañías tecnológicas y los fabricantes de electrodomésticos que se proponen profundizar su relación con la clientela apuntan cada vez más a ese ambiente, que es sinónimo de estar juntos.
Marcas como Whirlpool, Samsung y Bosch corren contra potencias tecnológicas como Google y Amazon por dominar la cocina con electrodomésticos y utensilios conectados a Internet, entre los que se incluyen refrigeradores con pantallas táctiles, lavavajillas inteligentes y pantallas conectadas para la mesada con asistentes que reaccionan a comandos de voz.
Pero la llamada cocina inteligente sigue siendo difícil de vender. Dado que la cocina es a menudo un centro de encuentro de familias y amigos, los hábitos pueden ser difíciles de cambiar. Y mucha gente ve la cocina y la hora de la comida como refugios para escapar de su vida siempre conectada. Solo el 5% de los hogares estadounidenses posee electrodomésticos inteligentes, en comparación con el 3% en 2014, según la firma de estudios de mercado Parks Associates.
"¿Veremos una reinvención de la cocina como la vimos en el living?", se pregunta Michael Wolf, analista de tecnología y anfitrión de una conferencia sobre la cocina inteligente. "No creo que se dé de la noche a la mañana. Va a haber mucho escepticismo", agrega.
Además de su temor a alterar los ritmos y patrones en el corazón del hogar, muchas personas pueden dudar de incorporar dispositivos inteligentes en su cocina por el costo de mantenimiento. También puede preocuparles la longevidad: un refrigerador con pantalla táctil podrá verse moderno hoy, pero quién sabe dentro de cinco años.
Y con muchos dispositivos de cocina que incorporan conexiones a Internet, cámaras o micrófonos, la privacidad digital se ha vuelto una preocupación. Estudiosos de la seguridad dicen que un problema con los dispositivos inteligentes es que, a diferencia de las compañías de tecnología, las marcas para el hogar no tienen experiencia en ciberseguridad como para detectar las vulnerabilidades de sus productos.
Julie Kim-Whinston tenía algunas de esas dudas cuando renovó su hogar de San Francisco: para la cocina compró electrodomésticos de Wolf, Viking y Bosch, todos sin grandes pantallas, ni asistentes virtuales ni conexiones a Internet. Kim-Whinston, consultora de ropa deportiva, afirma que los dispositivos inteligentes no la atraen porque se podrían volver obsoletos rápidamente. Y dice no querer que sus hijos estén expuestos a un refrigerador con una gran pantalla táctil porque se quedarían "embobados" esperando ver algo.
Más allá de esas percepciones familiares, se prevé que el mercado global de dispositivos para la cocina crecerá hasta mover US$253.400 millones en 2020, en comparación con unos US$175.000 millones en 2014, según estima Allied Market Research.
Eso hace que las compañías extiendan sus tentáculos tecnológicos hacia las cocinas con una variedad de enfoques. Samsung, que popularizó los teléfonos inteligentes con pantallas extragrandes, presentó este año una nueva versión de Family Hub, un refrigerador inteligente que entiende comandos de voz y tiene una pantalla táctil de 21,5 pulgadas. El aparto tiene tres cámaras incorporadas que pueden transmitir imágenes en vivo de los contenidos de la heladera a un celular.
Samsung presenta la heladera como el próximo centro de control para el hogar, aunque es un poco caro. Los refrigeradores Family Hub parten de un precio inicial de alrededor de US$3500. "Realmente querríamos que los consumidores en algún momento miren hacia el pasado y digan: 'En estos tiempos un refrigerador sin pantalla se ve como algo incómodo'", señala Sunggy Koo, vicepresidente de Samsung para dispositivos inteligentes.
La visión detrás de esa idea es que algún día la gente maneje su vida digital con igual facilidad desde su heladera, su teléfono, su televisor o su auto. Alimentadas con datos de las personas almacenados en la nube -y con la ayuda de un asistente virtual-, todas las máquinas operarán en sincronía.
Bosch tiene un enfoque más conservador. Sus lavaplatos, hornos y cafeteras inteligentes, que cuestan entre US$1300 y US$3100, usan sus conexiones de Internet para diagnósticos remotos. Si ocurre un problema, el dispositivo envía automáticamente un código de error al equipo de servicios al cliente de Bosch que puede ayudar a determinar si el usuario puede arreglar el problema o si debe pedir turno para reparación.
"Nuestros clientes nos dicen que aprecian la tecnología cuando les facilita las cosas, pero no quieren tener que molestarse con cosas complejas", señala Anja Prescher, directora de marketing de marcas de Bosch.
Whirlpool pone el énfasis en el uso de celulares como compañeros de cocina. La compañía compró Yummly, un sitio de recetas que desarrolló una app que escanea ítems en un refrigerador o alacena y sugiere qué cocinar.
Amazon y Google tienen éxitos más notables en la cocina, aunque sus dispositivos no son específicos para ese ambiente. Mucha gente usa el altoparlante Echo de Amazon o Google Home, que en ambos casos vienen con los asistentes virtuales inteligentes de las compañías, a modo de cronómetro o para buscar recetas.
Para aprovechar la frecuencia con la que estos dispositivos terminan en cocinas, las compañías están incorporando pantallas inteligentes con control de voz. El año pasado, Amazon presentó Echo Show, que puede cargar recetas paso a paso en la pantalla. Google estrenó este año Smart Display, un software que comparte con fabricantes como Lenovo.
Pero con esos dispositivos también se plantean problemas de privacidad. Las pantallas de Amazon y Google escuchan constantemente comandos de voz e incluyen cámaras para hacer videollamadas. Amazon y Google dicen ofrecer la posibilidad de apagar el micrófono y la cámara.
Richard Gunther, un consultor de software de Maryland, odia cocinar, pero ama los dispositivos de cocina. Usa su Echo de Amazon para encender su cocina y tiene un horno inteligente Tovala que cuesta US$399 y que incluye un lector de código de barras para identificar alimentos y determinar el tiempo y la temperatura adecuados de cocción. Pero a Gunther no lo convence el nuevo mundo de dispositivos inteligentes. Señala que cuando buscaba un nuevo refrigerador analizó el Familly Hub de Samsung y no le gustó la idea de usar cámaras para ver los alimentos. ¿Por qué no abrir la puerta y ver?, se preguntó. Y se quedó con una heladera nada inteligente.
Traducción de Gabriel Zadunaisky
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