La industria de la soja, frente a un estancamiento peligroso
El mundo sigue aumentando sus demandas de proteínas vegetales, sobre todo aquellas que tienen alto rendimiento y bajo precio, como es el caso de la soja y la harina de soja, donde nuestro país es el primer abastecedor mundial de esta harina proteica. Sin embargo, en los últimos 10 años la producción de soja en la Argentina ha tenido una caída del 9%, pasando de 50 millones a 44 millones de toneladas. En el mismo período fue Brasil el país que mayor incremento tuvo en su producción, un aumento de 69 millones de toneladas, el 91%, pasando de 75 a 144 millones. Mientras, la producción de soja en Estados Unidos tuvo un aumento de 28 millones de toneladas, equivalente al 31%, pasando de 91 millones a 119 millones. Es decir, nuestros competidores crecieron y se quedaron con toda la riqueza que genera esa demanda creciente.
Por otro lado, el estancamiento de la producción de soja argentina en la última década fue acompañado por un estancamiento en el volumen de soja procesada en el país, es decir, menor empleo, menos valor agregado y menos divisas. En 2010, la Argentina procesaba 36 millones de toneladas, mientras que una década después, para 2022, se proyecta un volumen prácticamente igual. En el mismo período, Estados Unidos aumentó su molienda en 14 millones de toneladas, el 32%, de 45 millones a 59 millones de toneladas. Brasil aumentaba su molienda en 10 millones de toneladas, el 28%, de 37 millones a 48 millones de toneladas.
La Argentina tuvo un muy leve aumento de su producción de harina de soja, sustentado por la importación temporaria de soja proveniente de Paraguay, lo que permitió que se mantengan el empleo nacional, las exportaciones de la industria y el ingreso de divisas.
Adicionalmente, en los últimos 10 años aumentó la molienda en alrededor de 17 millones de toneladas en los países compradores, es decir, la industria se está desplazando desde los países productores a los compradores, y eso significará menos divisas para la Argentina y caída del empleo.
Existe ahora un nuevo fenómeno económico generado por la lucha contra el cambio climático. Estados Unidos lanzó su industria de biocombustibles de segunda generación, que irá reemplazando paulatinamente a los combustibles fósiles. Se trata del HVO, un biodiésel hidrogenado de aceite de soja carbono neutro, que tiene condiciones de calidad y precio muy competitivas y está generando miles de millones de dólares de inversión de la industria petrolera y de la industria aceitera en Estados Unidos.
Caminos desviados
Mientras en nuestro país castigamos al biodiésel con una ley anti cambio climático, en el mundo se lo premia. Por cada tonelada de aceite de soja adicional que Estados Unidos produzca para destinar al HVO producirá 4 toneladas de harina de soja que exportará al mundo. La mayor producción norteamericana impactará negativamente sobre el primer producto de exportación nacional, desplazará a la Argentina de mercados internacionales y hará caer el precio de la harina de soja argentina. Menos divisas para el país, menos crecimiento económico nacional por falta de dólares.
Si la Argentina hubiese seguido el ritmo mundial de crecimiento de producción de soja, hoy estaríamos produciendo más de 70 millones de toneladas anuales y hubiésemos generado divisas adicionales en similar cuantía a la deuda externa que tenemos con el FMI. Eso ya no lo hicimos, pero se nos viene una amenaza nueva. ¿Vamos a seguir como observadores o vamos a reaccionar?
Desde la cadena de la soja (Acsoja) se promueve un plan para llegar a 70 millones de toneladas de la oleaginosa en pocos años; para eso debemos hacer tres acciones: bajar la carga tributaria para producir más y generar más divisas e ingresos fiscales, sin intervenciones estatales en la exportación (menos retenciones, más exportaciones), dictar regulaciones que permitan la captura de valor de la innovación de nuevas sojas con mejor genética y biotecnología (como tienen Brasil, Paraguay y Uruguay), y un plan de infraestructura exportadora (trenes y accesos a puertos, incluyendo una pronta licitación para profundizar la Hidrovía).
No hay tiempo para seguir en el estancamiento, es urgente actuar. El sector agroempresarial está listo y ha realizado innumerables propuestas. ¿Estará lista la dirigencia política?
El autor es presidente de Ciara-CEC
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