Las "casas eficientes" imponen nuevos desafíos para la construcción
Los planes de eficiencia energética y de obra pública impulsados por el Gobierno modificarán el escenario de la industria de la construcción para este año. Factores de cambio como tarifas, certificaciones e incentivos tendrán como contrapartida un aumento en la variedad y cantidad de los sistemas de construcción, un crecimiento de determinados materiales, e inversiones en mejoras de calidad y capacidad instalada para la producción de insumos.
Corinna De Barelli, presidenta del Instituto de la Construcción en Seco, considera que su sector tiene un gran potencial de crecimiento en este nuevo escenario, sobre todo en zonas con climas más rigurosos, como Santa Cruz, Tierra del Fuego o Chubut. De Barelli espera un crecimiento de al menos 25% en el corto plazo, ya que el mercado argentino de la construcción en seco está rezagado con respecto a la región. “En la Argentina recién hemos llegado a los 0,8 metros cuadrados de placa de yeso por habitante, mientras que en Chile se consumen 3”, dice.
Parte de la estrategia del Gobierno es impulsar también los sectores de construcción no tradicional, como el de la madera y el de steel framing, con planes para construir algunos proyectos de viviendas sociales con estos sistemas.
“Hemos tenido reuniones para utilizar esta modalidad [madera] para viviendas sociales en el Noroeste argentino -confirma Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción-. En las zonas de la Mesopotamia o Formosa, las construcciones en madera son más usuales y aceptadas y por eso el gobierno está analizando esta modalidad para viviendas sociales en estas áreas”.
La construcción no tradicional en madera está por obtener la certificación de aptitud técnica y el INTI está desarrollando un manual de cálculo y dimensionamiento de estructuras, análogo al que tiene el hormigón o el acero. “Es la primera reglamentación técnica para construcciones de madera a nivel nacional. Está en estudio para viviendas sociales”, afirma Juan Tomás Bernacchia, especialista del INTI.
“Lo que esperamos ahora es la firma del decreto que considerará como tradicional la construcción en steel framing -dice Barelli-. Sabemos que esto no sólo impactará en la construcción de viviendas sociales, sino que eliminará las trabas burocráticas también para la ejecución de viviendas privadas, ya que los municipios exigen certificaciones especiales para este sistema y por este motivo muchas obras no se llevan a cabo o se demora su ejecución”.
Los fabricantes invierten en mejorar la calidad de los materiales
En tanto, los nuevos estándares de eficiencia energética impulsados por el Gobierno generarán también mercado para algunos materiales históricamente relegados en la construcción local. “Calculo que algunos de los sectores con más potencial de crecimiento son los productores de vidrio plano para el armado de doble vidriado hermético, de poliuretano expandido [tergopol], de lana de vidrio, de SATE [sistema de aislación térmica exterior], de cerámica y de concreto celular curado en autoclave”, dice Bernacchia. “Ventanas, vidrios y techos”, agrega Weiss.
Acompañando la iniciativa del Gobierno para implementar el etiquetado de eficiencia energética de los edificios, los fabricantes de insumos para la industria de la construcción, junto con un equipo multidisciplinario conformado por el INTI, el IRAM, universidades y agencias gubernamentales, están trabajando para hacer un diagnóstico de la eficiencia actual de sus productos y fomentar la implementación de las normas IRAM relativas a los coeficientes de aislación térmica y de condiciones higronómicas, es decir, las relacionadas con la condensación.
“El índice que se utilizará para el etiquetado de la eficiencia energética de los edificios mide la cantidad de energía que requiere un inmueble para satisfacer necesidades de calefacción, refrigeración, agua caliente sanitaria e iluminación, y dependerá también del aporte de energías renovables tanto fotovoltaica como solar-térmica”, dice Bernacchia. La estrategia para apuntalar este objetivo es trabajar paralelamente con los fabricantes optimizando las prestaciones de los materiales en base a los estándares IRAM.
“A nivel construcción, salvo la certificación del cemento, no hay ninguna norma que sea obligatoria. En Europa existen las ETE, que son certificados que tienen que tener los fabricantes de materiales para colocar sus productos en el mercado. Estamos trabajando para adaptar el modelo español a nuestro sistema”, añade el especialista.
Fernando Rico, presidente de la Cámara de Fabricantes de Cerámica Roja, a la cual están asociadas 17 empresas productoras de ladrillos y tejas, calcula que, para 2018, su sector, que está trabajando al 90% de su capacidad instalada, invertirá entre 30 y 50 millones de dólares para ampliar la capacidad y mejorar las prestaciones de los productos. Rico, cuya cámara tiene gran cercanía con el INTI y está colaborando para consensuar los estándares normativos, dice que están trabajando para adaptarse a las nuevas exigencias de la industria.
“A nosotros nos afecta doblemente. Por un lado el mercado demanda productos más eficientes que requieren nuevas inversiones; y, por el otro, como fabricantes, el Gobierno nos exige a partir de este año utilizar 8% de energía renovable, que es más cara y aumentará nuestros costos”, analiza Rico.
Por último, pero no menos importante, el sector de la construcción se muestra optimista ante las perspectivas de un año que se presenta con desafíos pero también con grandes oportunidades. La primera alegría en 2018 se concretó con la llegada de los bitrenes (camiones con doble acoplado). “Para los fabricantes de ladrillos, el flete representa el 17% de nuestros costos; pasaremos de transportar 44 pallets por viaje a 70”, calcula Rico. “Hace mucho que veníamos pidiéndolos, es muy positivo para nuestra industria”, concluye Weiss.
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