La independencia divide al empresariado catalán
BARCELONA—Federico Segura descubrió hace poco que algunos posibles clientes rechazaban los productos de su empresa debido a que el gobierno de su región natal, Cataluña, trataba de independizarse de España.
"No es justo, ya que la mayoría de nosotros no queremos tener nada que ver con la secesión", indicó Segura, cuya empresa Esbelt SA fabrica cintas transportadoras y emplea a 110 personas.
Es por eso que Segura, quién normalmente se considera apolítico, asistió a la reunión inaugural en diciembre de Empresarios de Cataluña, una nueva organización que se opone a la independencia.
Al otro extremo del espectro, Jordi Roset integró su apasionada perspectiva a favor de la independencia a la cadena de estaciones de servicio que lanzó el trimestre pasado, Petrolis Independents. El negocio ha prosperado y ya cuenta con seis gasolineras.
Ambos casos reflejan una mayor disposición entre los empresarios catalanes de asumir posturas públicas, a través de activismo político o de la publicidad de las compañías, con vista a las elecciones regionales parlamentarias programadas para septiembre, que son consideradas como un plebiscito sobre el tema.
Muchos empresarios habían mantenido hasta hace poco un perfil discreto por temor a ofender a los clientes o al gobierno local, que encabeza la campaña por la independencia.
Ahora, "el empresariado está finalmente empezando a salir del closet", afirmó Ferran Brunet, un economista de la Universidad Autónoma de Barcelona quién se opone a la secesión.
"Ya no puedes quedarte callado, pues ser neutral significa que estás a favor de la unión", apuntó Albert Pont, presidente del Círculo Catalán de Negocios, un grupo a favor de la independencia.
Una encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión del gobierno catalán mostró en diciembre que por primera vez en dos años la oposición superó el respaldo a la independencia, aunque la diferencia estaba dentro del margen de error.
Algunos sondeos sugieren que los ejecutivos catalanes son más cautelosos hacia una secesión que el resto de la población. Una encuesta publicada en julio por PricewaterhouseCoopers LLP halló que poco más de un cuarto favorecía una consulta popular sobre la independencia, mientras que más de la mitad era partidaria de una solución negociada para mantener a España unida.
Las perspectivas de los ejecutivos son a menudo influenciadas por la forma en que su mercado principal podría verse impactado.
Cataluña, la principal región exportadora de España, vendió un total de 58.000 millones de euros (US$66.000 millones) en bienes al exterior en 2013. La mayoría fue a parar a la Unión Europea, mientras que alrededor de 7% tuvo como destino América Latina, según el gobierno catalán. Las empresas catalanas vendieron 44.000 millones adicionales a otras regiones españolas, casi la misma cantidad de lo que vendieron en Cataluña.
Freixenet, un productor catalán de cava, incluyó un mensaje unionista ligeramente encubierto en la publicidad para celebrar su centenario de vida. El anuncio, protagonizado por el cantante David Bisbal y la actriz María Valverde, hace un brindis "por los próximos 100 años juntos".
En cambio, Parlem Telecom, una telefónica regional recién formada, ha convertido el nacionalismo catalán en una parte integral de su apuesta para competir con el gigante nacional Telefónica. Además de difundir el respaldo de figuras prominentes del movimiento independentista, Parlem publicita sus operadores que hablan catalán y sus centros de servicio al cliente en la región.
El líder catalán Artur Mas convocó el voto anticipado como parte de una estrategia para obtener la independencia en 18 me-ses. El gobierno español dice que la secesión es inconstitucional y no será permitida.
Los economistas a favor de la independencia afirman que la separación de España será beneficiosa para Cataluña ya que detendrá las grandes transferencias fiscales al resto de España, que ascienden a 8% del Producto Interno Bruto regional, según estimaciones. Los opositores mencionan riesgos como posibles boicots comerciales de parte de otras regiones españolas, presiones al sistema financiero catalán e incertidumbre en torno a la relación de una Cataluña independiente con la Unión Europea.
La historia indica que las tensiones políticas entre Cataluña y otras regiones españolas pueden perjudicar las ganancias.
Los productores de cava fueron golpeados por un boicot del resto de España en 2005 después de que un político catalán se pronunció en contra de una oferta de Madrid para organizar los Juegos Olímpicos. Las ventas en España cayeron más de 6% ese año. Sin embargo, los productores de cava compensaron tal pérdida con un alza de las exportaciones.
Grandes bancos, empresas de servicios públicos y firmas de infraestructura domiciliadas en Barcelona tienen lazos tan estre-chos con Madrid que son apodadas "Puente Aéreo" por la frecuencia con que sus ejecutivos viajan para reunirse con clientes importantes o reguladores. Generalmente han intentado presionar a los líderes en Barcelona y Madrid para buscar una solución negociada.
No obstante, Joan Font, presidente de Grup Bon Preu, una cadena de supermercados catalana, señaló que sería un error generalizar sobre todo el sector privado a partir de un puñado de grandes compañías.
Font, que forma parte de una comisión del gobierno catalán que planea una transición hacia la independencia, indicó que el motor económico de la región está compuesto por "empresas medianas familiares que están enormemente internacionalizadas".