La incapacidad de China para frenar el colapso bursátil agrava los temores
El gobierno chino ha intervenido en las bolsas del país prácticamente todos los días desde fines de junio. Sin embargo, mientras más tratan frenar su abrupta caída, mayor es la sensación de que están perdiendo el control.
El Índice Compuesto de Shanghai retrocedió 5,9% el miércoles, lo que significa que desde el 12 de junio as compañías que lo componen han perdido US$3,5 billones en capitalización bursátil.
Las pérdidas bursátiles se empezaron a propagar a los mercados de bonos y divisas en momentos en que se intensificaban las preocupaciones de que se podrían ver arrastrados por el derrumbe accionario y el enfriamiento de la economía. Una nueva ráfaga de medidas de emergencia del gobierno destinadas a aplacar las dudas de los mercados sirvieron, más bien, para infundir la sensación de que se avecina algo peor.
"Mientras más interviene el gobierno, más me asusto", dice Li Jun, quien administra una empresa de pesca y restaurantes en Nanjing, una ciudad en la parte oriental del país. El empresario ha gastado unos 3 millones de yuanes en acciones, comprando a crédito un tercio del total. Li ha vendido parte de sus inversiones cada vez que el mercado "repuntaba un poco" luego del anuncio de un rescate de parte del gobierno. "No tengo fe" en la capacidad de las autoridades de contener las pérdidas, confiesa. El índice de la Bolsa de Shanghai acumula una caída de 32% desde su máximo y se encuentra en su punto más bajo desde marzo.
La última medida drástica del gobierno es una prohibición de seis meses a la venta de acciones por parte de los accionistas controladores y ejecutivos que poseen más de 5% del capital de una compañía. Cualquier violación de la norma, anunciada el miércoles en la noche, será "tratada seriamente", dijo el regulador bursátil.
El gobierno chino había sido elogiado por impulsar el crecimiento por varias décadas y mantener la solidez económica duran-te la crisis financiera global. En los últimos años, sin embargo, las autoridades han tenido problemas con los crecientes niveles de deuda y la necesidad de reformar la economía, pasando de su enfoque en programas de infraestructura a uno basado en el consumo.
En su esfuerzo por revertir la desaceleración del crecimiento y el debilitamiento del mercado de bienes raíces, el gobierno enfocó su atención en el mercado bursátil. No obstante, sus intentos fallidos por detener las caídas ha sacudido a los inversionistas que estaban desde hace rato habituados a que el gobierno desplegara su poder para controlar los mercados.
"La última ofensiva de Beijing para calmar el mercado ha tenido el efecto contrario", dice Bernard Aw, analista de IG Group. "El pánico se está propagando y las autoridades parecen dar manotazos de ahogado en su esfuerzo por contener la marea".
El secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew, le restó importancia al posible impacto global de la caída de las bolsas chinas, aunque expresó preocupación de que pudiera afectar al país a largo plazo si el gobierno chino desacelera las reformas económicas. "La preocupación, que creo que es legítima, tiene que ver con el impacto sobre el crecimiento a largo plazo en China", dijo.
Una inquietud es que las pérdidas del mercado accionario obliguen a millones de chinos a reducir sus gastos.
Los problemas del gobierno para impedir el contagio de la crisis es una señal de cuánto ha estimulado el optimismo desmedido de los inversionistas como parte de su campaña para elevar el precio de las acciones de las empresas.
Hace apenas un año, las acciones chinas se encontraban en sus niveles más bajos en varios años y pocos ahorradores consideraban que las acciones eran una buena alternativa de inversión. El mercado inmobiliario, donde muchos chinos habían invertido, estaban perdiendo bríos y el gobierno esperaba aprovechar el alza de las bolsas para apuntalar la economía y acelerar las reformas.
El alza del mercado de renta variable comenzó en noviembre, cuando el gobierno redujo las tasas de interés y otorgó a los inversionistas extranjeros un acceso sin precedentes a la Bolsa de Shanghai. Los inversionistas locales interpretaron la medida como un voto de confianza del mundo en el futuro de las acciones chinas. Acompañado de un flujo constante de editoriales optimistas en los medios estatales, el índice de referencia de Shanghai duplicó con creces su valor para mediados de junio, pese al enfriamiento de la economía.
Las autoridades también dieron nuevas facultades a millones de inversionistas particulares al facilitarles la compra de acciones a crédito. Los accionistas individuales representan 80% del total de las transacciones en las bolsas chinas, un porcentaje mucho mayor que el de Estados Unidos, Europa y otras economías desarrolladas que son dominadas por inversionistas profesionales como los fondos de inversión.
El mercado bursátil chino es pequeño en relación al tamaño de la economía. Pocas personas poseen acciones y la mayoría de las empresas se financian a través de créditos de los bancos en lugar de la venta de acciones. El mercado chino de renta fija es uno de los mayores del mundo, pero casi la totalidad de los bonos están en poder de los gigantescos bancos estatales.
El declive de las acciones también ha revelado una escasez de municiones y de experiencia de las autoridades. Hace más de dos semanas, el banco central volvió a recortar las tasas de interés con el fin de estimular la bolsa.
No obstante, pocos individuos podían conseguir préstamos a esas tasas de interés y la ola de ventas prosiguió. El pasado fin de semana, el gobierno lanzó un conjunto de iniciativas para apuntalar el mercado, incluyendo un alza en el dinero disponible para comprar acciones a crédito. Los inversionistas, sin embargo, habían sufrido pérdidas cuantiosas y pocos tenían ganas de seguir comprando acciones.
Yifan Xie y Gregor Stuart Hunter contribuyeron a este artículo.