La historia detrás del “Google del petróleo” y qué puede aprender la Argentina de ella
La petrolera entró en un proceso preventivo de acreedores hace tres años y ahora comenzará a exportarle gas licuado (GNL) a Japón
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HOUSTON.- Nick Dell’Osso está exultante mientras sube al escenario de la conferencia de energía más importante del mundo, la CERAWeek by S&P Global, para hablar sobre el nuevo mercado del gas que se configura tras la invasión de Rusia a Ucrania. Dell’Osso es el presidente y CEO de Chesapeake, la empresa considerada la “Google del petróleo y el gas”, que tres años atrás pidió entrar en concurso de acreedores (chapter 11) para reestructurar su deuda, afectada por la caída abrupta de los precios internacionales debido a las cuarentenas.
Por la mañana, en cambio, Chesapeake anunció, previo al inicio de la conferencia, que había llegado a un acuerdo con la compañía suiza Gunvor para estudiar la venta de 2 millones de toneladas de gas natural licuado (GNL) a Japón con un contrato a 15 años.
Para Chesapeake, esto significa que dejará de ser una empresa enfocada únicamente en el mercado doméstico, para pasar a ser internacional.
Chesapeake es relevante para la Argentina porque fue la empresa pionera que invirtió en la producción no convencional (shale) en Estados Unidos, la misma tecnología que se utiliza en Vaca Muerta para extraer petróleo y gas de rocas que son tan impermeables, que hace 20 años se creía económicamente inviable.
Por su innovación en esta industria, Chesapeake fue considerada la startup que nació para desafiar a las grandes petroleras, como Chevron o ExxonMobile.
“El mundo está corto en gas natural y el gas de Estados Unidos es una gran solución para el problema. Estados Unidos tiene muchos proyectos que se van a desarrollar en los próximos años. Tenemos una reserva muy grande, que está regulada y es transparente. Para Chesapeake, en particular, es muy importante este contrato porque significa que por primera vez vamos a vender gas fuera de Estados Unidos”, dijo Dell’Osso.
El ejecutivo compartió el panel sobre el futuro del gas con empresas que tienen inversiones en la Argentina, como Adnan Zainal Abidin, el presidente de la petrolera estatal de Malasia, Petronas, y Steven Kobos, el presidente y CEO de Excelerate Energy, la empresa líder en barcos de regasificación, como el que está emplazado en Escobar. Completaban el escenario Kevin Gallagher, el CEO de la compañía australiana Santos, y Simon Blakey, de S&P Global.
El motivo de la charla era debatir sobre la nueva dinámica del comercio global del gas, que se vio sacudido luego de la desintegración de Rusia de los países occidentales. El debate era interesante para los argentinos presentes, entre ellos algunos ejecutivos de YPF, que ven en el GNL una nueva oportunidad de desarrollo para el país.
De hecho, la petrolera con control estatal firmó un acuerdo con Petronas para empezar a analizar proyectos de exportación de GNL a través de la instalación de una planta flotante de licuefacción, el proceso necesario para pasar el gas a estado líquido.
El anuncio de Chesapeake es una inspiración y un llamado de atención al mismo tiempo para la Argentina. Una empresa que hace tres años estaba casi en la quiebra, ahora renació gracias a la mayor demanda de GNL, que antes era abastecido por Rusia a través de gasoductos. Sin embargo, deja en evidencia el trabajo que todavía tiene que hacer la Argentina en esta materia, que recién este año tendría finalizado un nuevo gasoducto, pero que necesitaría otro para exportar gas licuado.
Los controles de capitales y la incertidumbre política tampoco ayudan a atraer inversiones para acelerar el proceso.
La Argentina, de hecho, no fue mencionada por el presidente de Petronas cuando habló sobre las oportunidades que están buscando y se refirió a la necesidad de “certidumbre”, cuando se le preguntó sobre las condiciones que necesitan para invertir. “No somos distintos a otros inversores. Esperamos certidumbre en las políticas locales, sobre todo después de realizar una decisión de inversión. Nosotros tenemos contratos y obligaciones comerciales. Esperamos que sean respetados por todos. Genera mucha incertidumbre cuando se cambian las reglas después de realizada la inversión, cuando uno ya tiene los compromisos comerciales asumidos”, dijo Adnan Zainal Abidin.
El ejecutivo se refería a una pregunta que le habían hecho sobre las políticas energéticas en Australia, pero ayuda a comprender la filosofía de la empresa con la que YPF espera avanzar en el proyecto de GNL.
Kevin Gallagher, el CEO de la australiana Santos, detalló que hubo presión en el pasado del gobierno de ese país para que reduzcan las exportaciones de GNL para priorizar el mercado local y no afectar los precios. “Santos se fundó en un negocio doméstico local y ahora es internacional. El mayor cambio en el mercado de gas es el foco en seguridad energética, que se volvió una prioridad. Lo que vimos es que el gas de Rusia salió de los mercados europeos y aumentaron los precios. Muchos países pasaron de usar gas a carbón, un revés a lo que venimos hablando en los últimos 10 años. Hay una necesidad de mayor desarrollo de gas, el mundo quiere más GNL y por los próximos 20 años la demanda seguirá muy fuerte”, proyectó.
El presidente de Chesapeake fue consultado sobre si teme que en Estados Unidos ocurra lo mismo y haya presión del gobierno para reducir sus exportaciones, si la oferta local cae. “Siempre habrá políticos que tienen esa mirada, pero está probado que mejor conectividad a más grandes mercados y diversificados es mejor, genera más estabilidad en la inversión y menos volatilidad en el precio”, concluyó.
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