La historia detrás de la pelea millonaria por los subsidios a los colectivos

CÓRDOBA.- La pelea por los subsidios al transporte público de pasajeros lleva años. En el país comenzaron a instrumentarse en 2002, a partir del congelamiento de tarifas dispuesto por el entonces presidente Eduardo Duhalde y, aunque fue cambiando la metodología de reparto, desde 2005 empezó la brecha entre el AMBA y el interior del país.

Hoy, el ministro de Economía, Luis Caputo, en medio de la pelea de la Nación con los gobernadores, anunció la eliminación “inmediata” del Fondo Compensador del Interior, que distribuyó $102.000 millones en 2023. En cambio, para el AMBA se restringirá más lentamente.

El peso de los subsidios fue creciendo fuerte y cada vez significaron más en el esquema tarifario: en 2002, según Cippec, representaban 22% de la recaudación de las empresas del AMBA y en 2012 alcanzaron 93%. Con la gestión de Mauricio Macri bajaron al 60% y en octubre pasado subieron al 85,4%.

En diciembre, apenas asumió Javier Milei, cuando el boleto en el AMBA costaba $52 para los servicios normales, el cálculo de los empresarios fue que saltaría a $700 u $800 sin aportes. Ahora, con el boleto a $270 en el AMBA, en el interior sigue muy por encima: Formosa 690; Corrientes, $590; Santa Fe, $380; Bahía Blanca, $345; Córdoba y Rosario, $340; Bariloche, $320 o Mar del Plata, $297.

La diferencia de precio entre AMBA e interior comenzó a generarse en 2005 y se profundizó un año después, cuando Nación creo un régimen especial para el AMBA. En 2007, hizo lo propio para las provincias, pero con menos dinero.

La brecha entre interior y AMBA se produjo porque, en las líneas que dependen de la jurisdicción nacional, las tarifas tuvieron varios años congeladas, mientras que en el resto de los distritos subían. El gobierno nacional fue cubriendo el mayor atraso tarifario. Así, al cierre del año pasado, 78% del dinero del Tesoro Nacional usado para el transporte fue al AMBA

En 2018, cuando durante el gobierno de Macri se firmó el Pacto Fiscal -que solo se aplicó completo durante un año—, el esquema de subsidios al transporte público del interior del país fue reemplazado por el Fondo Compensador. Se echó mano a esa salida para que el peronismo apoyara la sanción del presupuesto 2019 que eliminaba los subsidios para colectivos en el interior.

A partir de entonces, las Provincias y municipios ponen dinero de sus Tesoros para atemperar el precio del boleto. Para el AMBA, en cambio, los subsidios siguieron por el sistema de la Sube.

Al inicio de su gestión, Alberto Fernández pretendía una “tarifa federal” para los colectivos urbanos de todo el país, pero la idea se archivó ante la imposibilidad técnica de concretarla.

A inicios del 2022, se anunció un proyecto para quitarle los subsidios a 32 líneas de CABA, pero se mantenían para 268 líneas del AMBA, de las cuales aproximadamente la mitad unen el conurbano con territorio porteño. Los gobernadores pedían que todas quedaran en igualdad con las del interior. Las 300 líneas de transporte que hay en CABA y AMBA son -junto a las que unen Resistencia con Corrientes y Neuquén con Cipoletti-, las que están fuera del Fondo Compensador.

Ese Fondo Compensador, cuando asumió Fernández, condicionó los giros a que el precio del transporte quedara congelado, una política que solo se pudo cumplir unos meses. Los pedidos de gobernadores e intendentes fueron profundizándose a medida que deben poner más dinero de sus arcas para que no haya saltos más abruptos de los que ya existen en la tarifa.

Hace tres años que desde Nación les vienen advirtiendo que fueron las provincias, en el Pacto Fiscal, las que aceptaron esas condiciones. La respuesta es que de ese consenso muchos aspectos quedaron sin cumplirse, como por ejemplo, la eliminación progresiva de los subsidios para las distribuidoras eléctricas Edenor y Edesur, y que Aysa pasara a manos de CABA. Caputo, con su planteo de este jueves, volvió a ese mismo punto.

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