La historia de Sergio Szpolsky
Cuesta abajo: el sobrino del titular del directorio del Patricios sería uno de los responsables de la debacle de la institución; la interna comunitaria.
Nadie sabe dónde está. Muchos suponen que se encuentra escondido, lejos del periodismo y del mundanal ruido, rumiando su angustia. Sus allegados juran que está deprimido. Y que la depresión es grande, grande y profunda. Se llama Sergio Szpolsky. Es el sobrino de Alberto (sin Z, en este caso, pese al parentesco), el titular del directorio del Banco Patricios. En el ambiente de la City dicen que fue él quien llevó a la entidad al desastre. Aseguran que era el lobbista de la institución.
La historia de Szpolsky está profundamente ligada a la colectividad judía y a la política comunitaria. Enfrentado con el titular de la DAIA y cabeza del directorio del Banco Mayo, Rubén Beraja, Szpolsky logró hacerle frente desde su puesto en la AMIA, donde es tesorero.
Esta situación determinó que muchos integrantes de la comunidad a quienes les importaba el desarrollo de la vida comunitaria se retiraran a cuarteles de invierno diciendo, por lo bajo: "Un dirigente no puede ser banquero al mismo tiempo: cuando una de las instituciones quiebra, pasa a ser un problema para todos".
Un poco de historia
Para tratar de comprender un poco la historia de cada uno de los protagonistas y su importancia dentro de la colectividad, no se puede dejar fuera de la crónica lo que representan tanto Beraja como Szpolsky.
El joven banquero, de sólo 34 años, es aliado táctico de la representación del laborismo israelí (Avodá) en la Argentina, que domina políticamente a la AMIA. Desde esta institución, Szpolsky como tesorero, brindó ayuda financiera a entidades judías con problemas económicos.
En la vereda de enfrente está Beraja, un sefardí independiente, ortodoxo en sus creencias, con un fuerte poder económico y titular de la DAIA, la cara política de la comunidad en nivel local.
Ambos comenzaron con los bancos como cooperativas (Beraja es hombre fuerte en la asociación bancaria que los agrupa), y los dos tienen aceitadas relaciones con el gobierno de Carlos Menem, aunque por vías diferentes.
Mientras Beraja habla con su amigo y vecino del country Highland, el ministro Carlos Corach, Szpolsky reporta al jefe de Gabinete Jorge Rodríguez. Fue este último funcionario quien llegó a un acuerdo con el joven Sergio sobre el subsidio que el Gobierno dio a los damnificados por el atentado a la AMIA.
Entonces el enfrentamiento entre los dos banqueros fue total. Desde la AMIA, nunca se le ocultó a la prensa que la DAIA tenía "amistad" con Corach y, por ende, con el Gobierno. Desde esta última, se habló de que Szpolsky era la "izquierda" del judaísmo. Nunca nada fue dicho con nombre y apellido.
Un hombre quebrado
Pero todo esto hubiera quedado sepultado dentro de la puja comunitaria de no haber sido por una nota publicada hace dos fines de semana por la revista Noticias, la que daba cuenta de una vinculación indirecta, nunca probada, de Szpolsky con Juan José Ribelli, uno de los detenidos por el atentado a la AMIA.
Sergio Szpolsky se deprimió y algunos allegados dicen que su angustia llegó a niveles preocupantes.
A partir de ahí, su tío Alberto comenzó a relevarlo de los puestos clave dentro del holding que dirigía, especialmente porque el titular del directorio del Banco Patricios es la cabeza local del Instituto de Intercambio Cultural Argentino Israelí (ICAI). Eso habría sumido al joven Sergio en una depresión aún más profunda.
Lo peor de la jornada de anteayer para Sergio Szpolsky, cuando en los medios se supo que el banco Patricios había sido retirado del clearing, fue enterarse de que los empleados de la AMIA, del Colegio Jerusalem (comunidad religiosa creada por la familia), algunos periodistas de la revista Tres Puntos y varios usuarios de la comunidad, no habían podido cobrar sus sueldos ni retirar los haberes depositados en el Patricios.
Ayer se comentó con insistencia que, mientras Sergio Szpolski ingresaba el miércoles a una clínica para "hacerse un chequeo", su tío Alberto mantuvo una reunión con Carlos Corach, Rubén Beraja y altos funcionarios del banco Central. En la misma se habría acordado una salida decorosa para el escándalo.