El bar argentino que sobrevivió al 2001 y ganó un premio a la mejor hamburguesa en EE.UU.
La marca nació hace 22 años y cuenta con 14 locales; los últimos dos fueron inaugurados en España y planean abrir uno más en Portugal
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A metros de dos de los lugares más tradicionales de Madrid, la Plaza de Sol y la Plaza Mayor, abrieron locales de La Birra Bar, el emprendimiento argentino nacido en el porteño barrio de Boedo un mes antes de que estallara la crisis de 2001. La marca llegó a España de la mano de un cliente habitual, que se mudó y que interesó al grupo La Spagnola, que tiene unos 20 restaurantes. A menos de tres meses de las inauguraciones, venden unas 1000 hamburguesas diarias.
Daniel Coccia, fundador de la empresa, cuenta a LA NACION que un cliente “fanático” de la marca desde los inicios –”iba dos veces por semana a comer”- fue a cenar antes de mudarse a Madrid al local de Boedo. Él se acercó a saludarlo y le dijo que era como su “embajador” en España. “Al poco tiempo, nos cuenta que había estado con un grupo de restauración y que los había ‘contagiado’ a la distancia”, sostuvo.
Los representantes de La Spagnola viajaron a Buenos Aires, conocieron la propuesta y se fueron “enamorados, con la intención firme de abrir” en la capital española. Así nacieron los dos locales. Habrá dos más en el primer semestre y un desembarco en Lisboa, Portugal, antes de que termine el año.
La Birra Bar fue la “continuación natural” de la rotisería que Jorge y Violeta, los padres de Daniel Coccia, el creador de La Birra, tenían desde 1992 en el barrio de Boedo. La idea era “dar de comer lo mismo” que se vendía para llevar. Ahora tienen 14 locales. Abrió en Miami el año pasado, donde ganó el premio a la mejor hamburguesa en Estados Unidos.
El galardón lo obtuvieron el año pasado, “en la meca de las hamburguesas del mundo”, según Coccia. Ganaron el premio a la mejor hambuerguesa en el South Beach Wine and Food Festival, de The Food Network. Participaron con su hamburguesa Golden, que fue seleccionada por el voto de la gente. Compitieron con hamburgueserías de todo Estados Unidos.
“En Miami, la presentación se dio de manera natural -describe Coccia-. El llevar una hamburguesa artesanal a un mercado industrial marcó la diferencia. España tiene una vasta tradición gastronómica, con muchos sabores y calidad. La apuesta en ese caso es diferente”.
Antes del lanzamiento, decidieron aprovechar la “argentinidad creciente” que detectaron en España. “Aunque desde acá no lo percibimos, ser argentino es un valor agregado. También nuestra carne, el asado”, señala Coccia, y apunta que resolvieron mezclar esos valores con las bromas acerca de lo exagerado y, a veces, vanidosos que son los argentinos.
“Fuimos a decirles que ‘tenemos la mejor hamburguesa del mundo’. Lo hicimos con algún temor, pero lo tomaron bien y desde el primer día los dos locales están llenos”, define Coccia, y subraya que mantienen una “perfecta ejecución técnica” y una “cuidadosa” selección de blends de carnes, que se suman al pan casero que amasan diariamente.
Sostiene que, más allá de la receta “única” y el menú con más de 50 variedades, hay una “mística que envuelve la marca, cada hamburguesa cuenta una historia, tiene un porqué, se tejen anécdotas a su alrededor”.
“Un asado entre panes”, se lee ahora en los locales españoles, un guiño a un público diferente.
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