Hacer de la mostaza un negocio millonario: la empresa argentina que está conquistando al mundo
Arytza no utiliza conservantes o aditivos artificiales y fue galardonada con prestigiosos premios internacionales; vende a Inglaterra y EE.UU.. y es elegida por uno de los mejores chefs del país
Son los mayores productores de mostaza del país. Comenzaron a trabajar de forma casera a comienzos de los 2000 y hoy abastecen a los principales hoteles y restaurantes del país, con una marca que es referente en el segmento de los aderezos premium en el país. Leonardo Merlo y Mariano Carballo son los socios detrás de Arytza, una compañía que nació en 2003 y que ahora, desde la Argentina, mira a Inglaterra y los Estados Unidos.
“Mariano arrancó caseramente en su casa, trabajando con mostazas y otras especias. Una vez que definimos el producto, elegimos el lugar y armamos una fábrica chica”, recuerda Merlo. “Después de la crisis del 2001 vimos que conceptualmente había algo. No nos parecía que los productos del exterior fueran mejores y ahí nació la idea de producir aderezos y condimentos con materia prima argentina y que fueran de excelencia”, acota Carballo.
En una primera instancia, se dedicaron a un único producto. “Teníamos tres variedades de mostaza, con un portfolio bien clásico”, precisa Merlo, quien tiene a cargo el rol gerencial de la compañía. “Empezamos trabajando en lo que terminaron siendo los pilares de la empresa, que son hacer productos 100% naturales, que no usan aditivos ni conservantes artificiales”, relata.
El camino para construir a Arytza como una marca de nicho y perfil llevó a los fundadores de la compañía a tomar una decisión trascendente, que también implicaría un desafío para el modelo de negocio: cesar la comercialización de los productos de las cadenas de supermercados para focalizarse en tiendas especializadas, dietéticas y grandes clientes. “Nosotros invertíamos un montón en calidad y en darle valor agregado a cada producto y esa política no se adecuaba a las características necesarias para masificar el producto”, explica Merlo, quien remarca que sus aderezos prescinden de emulsionantes, acidulantes u otro tipo de conservantes artificiales.
“Fue una decisión importante, y empezamos a buscar canales alternativos”, recuerda Merlo. Hoy, si bien tienen presencia acotada en el segmento retail, comercializan sus productos en ferias gourmet como Masticar y cuentan con más de 400 clientes del rubro gastronómico, entre los que se encuentran los restaurantes Carne y Williamsburg, que recientemente ganó un premio a la mejor hamburguesa de Buenos Aires, o los principales hoteles cinco estrellas de la ciudad.
Así lo entendió Mauro Colagreco, fundador de Carne, el mejor chef de la argentina, ganador de dos estrellas Michelin, quien los eligió como proveedores de su restaurant. “La calidad fue el primer punto de partida para poder colaborar con ellos. Trabajan de manera muy artesanal”, describe el chef platense.
Sin embargo, aquella decisión comercial no estuvo ajena de debates entre ambos socios. “Eso nos hizo crecer como equipos, porque a partir de las diferencias construimos sin estar de acuerdo pero confiando en el otro y la especialidad de cada uno”, relata Carballo Vázquez, y agrega: “Uno de los pilares de cualquier emprendimiento es no estar de acuerdo todo el tiempo. Eso genera un aprendizaje constante”.
Arytza cuenta con seis empleados dedicados a la elaboración y comercialización de sus aderezos. Su foco en la calidad no se limita al proceso industrial y el empaquetado, sino que también incluye a la materia prima. La empresa tiene su plantación propia de mostaza en Río Negro, donde cosechan 8,3 toneladas al año. A su vez, recurren a alianzas estratégicas con productores locales en diversas provincias para abastecerse de otros recursos como pimentón, originario de Catamarca; miel, de Santa Fe; o ajo, de Mendoza. “Nuestros productos son libres de gluten y por eso la trazabilidad de la materia prima es clave”, asegura Merlo.
El crecimiento en el portfolio de Arytza fue paralelo al reconocimiento local e internacional. Entre otros premios, los aderezos fueron galardonados con una medalla de Oro del Museo de la Mostaza en los Estados Unidos y se alzaron un Oro del International Quality Crown de Londres. Así, logró también su lugar en el mercado internacional, con exportaciones a ambos países.
“Con esos reconocimientos la gente se fue interesando por nuestros productos y nos dio un espaldarazo para que empresas como Whole Foods nos sumen a sus góndolas. Hoy vendemos las dos versiones de chimi churri, que son los dos productos más emblemáticos”, agrega Merlo.
El desafío, plantea, es permanecer. “Es un camino súper complicado, como para cualquier empresa argentina, pero la clave es tener un buen producto. Nosotros encontramos ese espacio competitivo en el mercado exportador. Ese es el valor agregado que sostiene los mercados afuera”, asegura Merlo.
El horizonte incluye planes de expansión. La empresa está concluyendo las obras de una nueva planta productiva en Neuquén y proyecta iniciar su operación en 10 meses, con la idea de ampliar el portfolio de Arytza para satisfacer una demanda que va en aumento. “Entre los consumidores hay mucha más conciencia del poder diferenciar un buen producto de otro. El mercado está mucho más educado. Eso incluso nos sorprendió. Nosotros pensamos que por las características de nuestra propuesta tendríamos consumidores de 40 para arriba, pero hay un montón de gente joven fanática de este tipo de productos. La cultura de comer bien y sano se consolida y cada vez más temprano”.
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