La harina de soya, el ‘commodity’ del año
La sequía en parte de Sudamérica explica el auge del alimento para animales
En comparación con los US$200.000 millones de dólares en contratos petroleros, el minúsculo mercado de la harina de soya puede parecer insignificante. Sin embargo, ha sido la materia prima de mayor rendimiento en 2012.
Los futuros para la harina de soya, la proteína de la dieta alimentaria para engordar y hacer más jugosos a los pollos, han subido 34% en lo que va del año. Los precios para esta harina amarilla, un subproducto de la soya que se parece al germen de trigo, están superando los del petróleo y el oro.
El ascenso de los precios es un efecto secundario poco conocido de la sequía en el Cono Sur, que ha impulsado un repunte de 23% de la soya. Con el grano tan caro, las empresas que lo muelen para convertirlo en otros productos que entran en la cadena de suministro de alimentos se han mostrado reacias a aumentar la producción debido a que los precios del aceite vegetal, otro subproducto del proceso de molienda, no han subido con la misma rapidez.
Al mismo tiempo, la expansión de la demanda china también está impulsando la cotización de la harina de soya, a medida que la clase media del país crece y come más carne. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé que este año el ganado chino consumirá casi 46,5 millones de toneladas de harina de soya, un salto de 24% frente a 2010. En EE.UU., se prevé que los criadores de pollos y otros animales utilicen este año más harina de soya de lo que se había previsto.
Y no hay un sustituto fácil, un factor citado a menudo por los operadores y los analistas para explicar la magnitud del alza en los precios.
Llegan los especuladores
El oscuro commodity está empezando a atraer la atención fuera de la Bolsa de Chicago, donde los operadores suelen realizar complicadas transacciones para aprovechar las diferencias de precio entre el grano, la harina y el aceite de soya.
"Los especuladores están entrando al mercado", dijo Chad Henderson, presidente de la firma de corretaje de materias primas Prime-Ag Consultants Inc., en el estado de Wisconsin. "El grano y la harina son las niñas bonitas".
Hasta el 17 de abril, el número de apuestas al alza de la cotización realizadas por administradores de activos como fondos de cobertura, superaron a las bajistas en 94.500 contratos, valorados en unos US$4.000 millones, según la Comisión de Futuros de Commodities de EE.UU. A finales de diciembre, eran las apuestas a la caída de la harina de soya las que llevaban la delantera.
En los últimos dos años, el volumen de las negociaciones con futuros y opciones de corretaje de harina de soya subió 25%, sumando un valor total de casi US$10.000 millones.
Sin embargo, algunos analistas advierten que los inversionistas no deberían cantar victoria antes de tiempo. Sin un sustituto natural, los productores avícolas podrían reducir sus bandadas para no perder dinero hasta que los precios de los pollos suban lo suficiente como para compensar el encarecimiento de la alimentación.
"Estoy esperando a que toque techo", dijo Anne Frick, analista de Jefferies Bache, en Nueva York.
Cerca de 42% de la alimentación para los pollos está compuesta de harina de soya. Las grandes procesadoras de granos transportan la harina en trenes de carga o camiones a las granjas de pollo y otras clases de ganado, donde se mezcla con maíz o trigo.
La mayor volatilidad de los precios en los últimos años —y el alza reciente de los futuros— ha hecho que para los criadores de pollos sea difícil decidir cuándo comprar el grano para la alimentación.
Si una empresa en la industria altamente competitiva del pollo garantiza un precio para la harina y luego éste cae, eso podría aniquilar sus ganancias.
Andrew Johnson y Owen Fletcher