La guerra entre Estados Unidos y China y la importancia de ser poco importante
La evaluación de las políticas económicas adoptadas por ambos países para entorpecer sus relaciones requiere conocer cuáles son los límites del “cruce de espadas”; qué pasa, en este tipo de casos, según el tamaño de los países
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Para evitar infartos masivos entre los lectores, vale la pena aclarar que lo de “guerra” no se refiere al plano bélico sino al comercial; más precisamente, a las políticas económicas adoptadas por Estados Unidos y China, para entorpecer algunas relaciones económicas entre ambos países. Las medidas específicas las conocen los expertos, pero para entender los limites que debe tener el “cruce de espadas” entre China y Estados Unidos, resulta clave saber que en economía se habla de la importancia de ser poco importante. ¿Se respetarán dichos limites, o todo terminará volando por el aire?
Para que me ilustrara sobre esta cuestión, tomé contacto con el norteamericano Robert Edward Baldwin (1924 -2011), quien estudió en las universidades de Buffalo y Harvard, y enseñó en las de California (Los Ángeles), Harvard y de Wisconsin. En uno de los obituarios leí que fue uno de los pensadores más influyentes sobre comercio internacional, asesor de gobiernos y organizaciones internacionales, e inspirador profesor para varias generaciones de estudiantes.
–Parte de su obra aparece en la monumental reseña que, sobre comercio y estructura económica, Richard Earl Caves publicó en 1960. ¿Por qué?
–Porque inventé un modelo de comercio y desarrollo, para entender la dinámica de los movimientos de personas y capital, en los países en vías de desarrollo. Cuya novedad residió en mostrar el efecto que la forma de la función agregada de producción puede tener, sobre la base de exportaciones originadas en la dotación de recursos. Además de lo cual, en una monografía publicada en 1948, combiné gráficamente la curva de transformación, las curvas de demanda recíproca y las curvas de indiferencia, en un modelo unificado que permite analizar integralmente las condiciones para que exista equilibrio. La “envolvente de Baldwin” fue utilizada en las aulas durante seis décadas, y sigue formando parte de la formación básica de los economistas.
–En 1992 usted se preguntó si la postura tradicional de los economistas, sobre apertura de la economía, seguía siendo válida.
–En particular pregunté si cuando existe competencia imperfecta en los mercados de bienes, y por consiguiente se generan comportamientos comerciales estratégicos, se mantienen las recomendaciones de la teoría que supone la existencia de competencia perfecta. Subrayé que los estudios empíricos sobre apertura económica, referidos a mercados donde la competencia es imperfecta, muestran que las ganancias de bienestar que resultan de la apertura económica son mayores que las que existirían si la competencia fuera perfecta; lo cual refuerza la recomendación a favor de la apertura económica. Por lo cual la nueva teoría del comercio internacional se integrará con la tradicional, en vez de reemplazarla.
–Estados Unidos y China, en ese orden, ocupan los dos primeros lugares en la “tabla de posiciones” de los países, según el PBI total.
–¡Cómo han cambiado las cosas! Cuando se creó el Grupo de los 7 (G7), según PBI total se sentaron a la mesa (por orden de importancia), Estados Unidos, Alemania y Japón, Francia e Inglaterra, Italia y Canadá. Giorgia Meloni, la primera ministra de Italia, invitó al presidente Javier Gerardo Milei a la próxima reunión del G7 a nivel presidencial, que tendrá lugar en su país, en junio próximo. Si la integración del grupo fuera revisada, en función de la evolución del PBI total en el último medio siglo, algunas sillas cambiarían de ocupante, e Italia no sería el único caso en tener que ceder su lugar, por ejemplo, a China.
–Entiendo. ¿Qué importancia tiene que los dos países, cuyas economías son las más grandes del mundo, “crucen espadas” en el plano económico en general, y comercial en particular?
–En economía hablamos de la importancia de ser poco importante, principio que tanto se aplica en el plano individual como en el de los países. Seguramente que en Haití hoy puedo cambiar suficiente moneda local para comprar, digamos, 20 dólares, pero tengo graves dudas de que pueda hacer lo mismo si quiero conseguir dos millones de dólares. En las quiebras, los acreedores más pequeños suelen conseguir mejor tratamiento para sus reclamos, para que no entorpezcan la negociación entre los grandes.
–Usted dice que a nivel de los países también ocurre.
–En efecto. Los países pequeños o medianos se pueden dar lujos que los grandes no. Cuando durante la década de 1960 resultó obvio que Estados Unidos no podría mantener permanentemente el respaldo en oro de su moneda, Francia se cortó sola y cambió sus reservas en dólares por oro. Países más grandes no lo habrían podido hacer, y menos aún si se hubieran presentado ante Estados Unidos de manera simultánea.
–¿Por qué esto es así?
–Porque los participantes mayoritarios, al tiempo que intentan defender sus intereses individuales, tienen que impedir que el sistema se rompa. Carlos María Moyano Llerena, en la UCA, ilustraba el punto explicando que en 1890 el Banco de Inglaterra, que aunque era privado funcionaba como si fuera un banco central, convocó al resto de las casas bancarias, para apuntalar a Baring Brothers, complicadísima por su vinculación con la Argentina. La casa Rothschild, competidora de Baring, ¡puso!, dejando para otro momento el hecho de que competían.
–Aplique este principio a la economía mundial, hoy.
–Imagínese usted que la dirigencia china, para pasar del segundo al primer puesto en la tabla de posiciones de los países, se desprendiera de golpe de todas sus tenencias de títulos públicos de Estados Unidos, o procediera de manera equivalente en el plano comercial, como represalia al aumento de los aranceles que Estados Unidos le acaba de aplicar a algunas importaciones chinas. Impensable.
–¿Por qué?
–Porque, si como consecuencia de esto, Estados Unidos vuela por el aire, China también sufrirá muchísimo. Hay gente que piensa que si el dólar, el euro y el yuan tienen una crisis simultánea, no tendrán problema porque tienen oro. Fantasía pura, porque el día que ello ocurra, no habrá nada que comprar, ni siquiera con oro.
–Viene a mi mente la conferencia Nobel que en 2005 pronunció Thomas Crombie Schelling.
–Muy a cuento. Titulada algo así como “¿por qué no se tiraron más bombas atómicas sobre poblaciones, luego de Hiroshima y Nagasaki?”, afirmó que nadie las usó porque sabía que, por más daño que causara en el enemigo, la reacción de éste le resultaría muy costosa a su población. Joe Biden no usará armamento atómico, pensando en Boston, cuyos ciudadanos la pueden pasar muy mal.
–Me quedo tranquilo, entonces.
–Sí, pero. El pero alude a la necesidad de contar con claridad de diagnóstico, y liderazgo, tanto en Estados Unidos como en China, insumo que como diría Henry Kissinger es un bien escaso en el mundo actual.
–Don Robert, muchas gracias.
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