La guerra de los Baggio: una carta escondida en la caja fuerte de la difunta dueña reanuda una pelea interminable
Un escribano público reveló el contenido de un texto que presuntamente lleva la firma de María Celia Munilla, madre de los hermanos Baggio, con acusaciones a uno de sus hijos
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Por orden del Juzgado Civil y Comercial N°3 de Gualeguaychú, el viernes 17 de marzo pasado, por la mañana, se abrió ante escribano público la caja fuerte ubicada en el dormitorio de quien María Celia Munilla, ya fallecida. Allí se encontró un papel impreso con un fuerte descargo contra su hijo Rufino Pablo Baggio, tipeado en computadora y con una firma en birome negra.
A la batalla que libran los hermanos Aníbal, Juan Alejandro y Rufino Pablo en la Justicia Federal -con denuncias que incluyen acusaciones de lavado de dinero, evasión, competencia desleal, pago de sobreprecios y la presunta estafa de siete millones de dólares-, se le suma el último capítulo que cuenta con la firma de la matriarca del imperio Baggio.
Se trata de una grave denuncia contra el hijo apodado Pino, actual director de la empresa RPB S.A., desde diciembre pasado. Lo señala como el presunto autor del robo de acciones al portador de una empresa familiar radicada en la República Oriental del Uruguay, como así también de la suma de 20 millones de dólares de una caja en el Banco Santander, sucursal Miami-Florida, a la que solo habrían tenido acceso tres personas: Rufino (padre, fallecido en 2006), María Celia Munilla (madre, fallecida en 2022) y Rufino Pablo Baggio (hijo).
La carta
“Mi hijo Rufino Pablo Baggio ha dispuesto de una importante suma de dinero, cercana a los 20 millones de dólares estadunidenses, que era de mi exclusiva propiedad y que poseía en el banco Santander Banca Privada Sucursal Miami, Estado Unidos, siendo ahorros familiares de muchos años, negándose a restituírmela al poco tiempo del fallecimiento de mi esposo Rufino Baggio (sic)”, comienza la misiva.
“Cuando intenté acceder a la cuenta, advertí que la misma había sido vaciada por mi hijo Rufino Pablo Baggio, y él se la quedó. También se quedó indebidamente con las acciones al portador de la sociedad Jugos del Uruguay, que le pertenecen a la sucesión de mi esposo Rufino Pablo Baggio. Me presionó, además, a que le firme un convenio para administrarme el usufructo sobre las acciones que poseo en RPB SA, en BAPLAST SRL, en JUPLAST SA y en CITRUS MOCORETA SA, por el cual se quedó con sumas abultadas, hasta que finalmente pude revocar ese acuerdo que debí firmar por amenazas y presiones que me hizo”, acusa la nota.
“No descarto que el robo sufrido por la firma RPB SA en diciembre de 2019 por la suma de casi 7 millones de dólares haya sido cometido con su participación o conocimiento. Dejo constancia de todo esto por si me pasa algo para que sea presentado donde corresponda”, concluye la carta con fecha del 3 de abril de 2021.
María Celia falleció un año y un día después, el 4 de abril de 2022, desatando una nueva ola de acciones y maniobras por parte de los hermanos, ahora vinculadas a la sucesión de la madre.
Fue el Juzgado Civil y Comercial N°3 a cargo de Javier Mudrovici quien dispuso la apertura de la caja fuerte en el marco del proceso sucesorio de los padres (Rufino y Celia). Con presencia de un escribano público y de la representación de las partes interesadas, se dio lectura a la nota firmada por Biyu -según le decían sus allegados-, se dejó constancia del hallazgo de una copia y se reservó todo bajo la custodia del juzgado de Mudrovici. A 10 cuadras de ahí, la Justicia Federal investiga algunos de los presuntos delitos mencionados en la polémica carta.
En cuanto al expediente que tramita en la Justicia provincial, fuentes judiciales revelaron a este medio que “Aníbal Baggio habría ingresado a la causa un papel escrito de puño y letra de su madre en el que señala ‘puntos a resolver’ coincidentes a lo mencionado en la carta mecanografiada. Entre esas cuestiones, la madre habla de resolver el traspaso de titularidad de dos propiedades a un familiar (Estancia San Luis y un campo en Victoria), el paradero de las acciones de la empresa radicada en Uruguay y el dinero que señala como faltante de la caja en Miami”.
¿Qué dice el entorno de Rufino Pablo (hijo) sobre la polémica carta? En principio, niegan que se trate de la firma auténtica de la matriarca: “Estamos a la espera de que se produzca algún tipo de presentación judicial para cuestionar la autenticidad de la firma. Hasta el momento, todo se presentó en el ámbito donde tramita la sucesión de la señora Munilla de Baggio”, explicaron a LA NACIÓN.
Del otro lado del conflicto, argumentan: “Fueron convocados a la apertura de la caja, y no fueron. La firma está lo suficientemente acreditada en el testamento rubricado ante escribano público, en una nota escrita de puño y letra con rúbrica de la señora Biyu, además de existir la posibilidad de la correspondiente pericia”. Así las cosas: con la apertura de la caja fuerte de la madre se inauguró un nuevo período de una guerra sin fin de la que Celia (hija) busca permanecer distante.
La herencia de la familia Baggio
Dentro del cúmulo de bienes y propiedades que integran la sucesión millonaria, se encuentra la joya más codiciada: la empresa RPB SA, que además de ser líder del mercado de jugos, abarca rubros como la elaboración de lácteos, vinos y aceites.
Rufino Baggio y su esposa decidieron dividir el total del paquete accionario entre sus cuatro hijos: Juan Alejandro, Aníbal, Rufino Pablo y Celia, aunque el acuerdo establecido entre los padres garantizaba el control de los derechos políticos en manos de quien sobreviviera al otro. En este caso, de Biyu.
Esos porcentajes no tuvieron efectos concretos hasta la muerte de la madre, quien mientras estuvo viva conservó el 60% del usufructo y los derechos políticos de las acciones.
Pero Pino le compró la parte a su hermana y se convirtió en el socio mayoritario de la empresa, desobedeciendo ambos -quien vendió y quien compró esa porción accionaria que se convirtió en la ventaja de Pino por sobre el resto de los herederos- la voluntad de sus padres que, según allegados a la familia, instaban para que los cuatro hijos tuvieran participación en la empresa.
Celia (hija) no quiso ser de la partida, Pino aprovechó el hastío de su hermana frente a la disputa familiar y concretó el negocio. Biyu murió convencida de que esa irreverencia de Pino era suficiente para respaldar el reclamo de sus otros hijos varones. Fue ella quien designó a Aníbal como presidente de la compañía y avaló la decisión de mantener a Pino apartado del directorio. Y quien, además, testó su patrimonio a favor de Juan Alejandro y Aníbal, en detrimento de los otros dos.
Fuentes vinculadas a Juan Alejandro y Aníbal Baggio sostienen que “la compra de las acciones de Celia, la única heredera mujer de la fortuna y el capital de la familia Baggio, habría sido posible gracias al dinero que habría sustraído de esa caja del banco Santander, sucursal Miami”, en los términos denunciados por la matriarca.
La disputa por la conducción de la empresa
El pasado 15 de diciembre se llevó a cabo la asamblea de accionistas convocada por la Justicia ordinaria para determinar las nuevas autoridades de la empresa. Rufino Pablo Baggio había realizado un reclamo judicial para poder participar en la asamblea, luego de lo que había sido la primera instancia, en la que no se le permitió manifestarse pese a ser accionista.
La asamblea estuvo presidida por un interventor judicial, el contador Alfredo Alessandrini, quien labró el acta, garantizando la participación de todos los socios. El interventor estuvo asistido por dos oficiales de Justicia y personal policial.
En este contexto, Rufino Pablo Baggio impuso su mayoría accionaria y nombró un nuevo directorio, designándose a él mismo como presidente y a Juan Pablo Baggio (su hijo) como vicepresidente de la compañía. El control interno de la sociedad quedó en manos del contador Federico Laderach, quien fue designado a propuesta del accionista mayoritario.
Desde la otra trinchera, impugnaron la asamblea argumentando que Pino “lleva adelante una competencia desleal” mediante Bigar (jugos, puré de tomate, y demás productos que también comercializa RPB), BigC y Jugos del Uruguay SA, según establece la Ley de Sociedades Comerciales -artículos 248 /273-, ya que en ambas empresas Rufino es director. “No puede votar decisiones comerciales teniendo intereses creados en otras empresas que compiten abiertamente con RPB, o renuncia a esas empresas o deja de ser director de RPB, ambos ejercicios no son compatibles”, sostienen allegados a Juan Alejandro y Aníbal Baggio en cuanto a la contienda vinculada a la conducción de la empresa familiar.
Todavía queda por delante el desarrollo de las batallas declaradas en el resto de los fueros judiciales. Un año después de su muerte, la madre se cuela con una carta, reeditando una guerra familiar que pareciera no tener final.
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