La guerra contra las gaseosas acumula chispa en México
CIUDAD DE MÉXICO—La batalla de salud pública contra las gaseosas azucaradas se ha extendido a México, un país que por mucho tiempo ha sido un bastión de Coca-Cola Co.
En los últimos meses, una serie de anuncios exhibidos en autobuses y carteles en las principales avenidas del Distrito Federal han mostrado 12 cucharadas de azúcar junto a una botella de 600 mililitros de gaseosa. Los anuncios preguntan, "¿Te comerías 12 cucharadas de azúcar? ¿Por qué tomas refresco?".
La campaña publicitaria ha alimentado un nuevo esfuerzo por frenar el consumo de refrescos y gaseosas en México.
Al igual que Estados Unidos y otros países de América Latina, México batalla por contener una epidemia de diabetes, que está estrechamente ligada a la obesidad.
México superó hace poco a su vecino del norte al ocupar el primer puesto en un ranking de las naciones más obesas del mundo con poblaciones de 100 millones o más, según un informe de las Naciones Unidas.
De pronto, en un país en el que Coca-Cola tiene una influencia enorme, algunos activistas cívicos, políticos y funcionarios de salud pública están apuntando a las gaseosas, y a Coca-Cola en particular, como villanos. La Secretaría de Educación Pública ha pedido a los operadores de tiendas y cooperativas abstenerse de vender gaseosas en escuelas públicas, donde son populares debido en parte a que los estudiantes en muchas comunidades no tienen acceso a agua potable.
Al mismo tiempo, agencias de protección al consumidor están considerando multar a Coca-Cola por una reciente campaña publicitaria que muestra a personas supuestamente quemando 149 calorías de gaseosa haciendo actividades cotidianas como sacar a pasear al perro o reírse.
Los activistas se quejaron de que los consumidores podrían confundir la botella pequeña de 149 calorías del anuncio con el envase más grande que es popularmente consumido. Los reguladores también expresaron dudas sobre si las actividades presentadas efectivamente quemarían tantas calorías.
Una vocera de la oficina de Coca-Cola en México señala que todos los productos de la empresa son "sanos y que pueden ser integrados a una dieta adecuada, junto con un estilo de vida activo". Además indicó que los productos de calorías reducidas o de cero calorías, como el agua embotellada, conformaban casi 40% del portafolio de marcas de Coca-Cola en México.
Francisco Crespo, el presidente de la filial mexicana de Coca-Cola, también defiende la publicidad de la empresa.
"Somos transparentes con nuestros consumidores y brindamos información clara, veraz, y completa sobre nuestras bebidas para que tomen decisiones informadas", dijo en julio.
Pero el enfrentamiento podría tener grandes implicaciones para Coca-Cola y otros fabricantes de gaseosas, ya que México ocupa el segundo lugar después de Estados Unidos en el consumo per cápita de estas bebidas, según Euromonitor International.
El año pasado, América Latina, apuntalada por México, fue la segunda región más rentable de Coca-Cola, después de Europa. De los cinco países donde más se consumen bebidas carbonatadas per cápita, cuatro son latinoamericanos: México, Argentina, Chile y Uruguay, según Euromonitor International.
Las gaseosas son casi infaltables en los hogares mexicanos, y algunas familias las toman en todas las comidas.
"En el campo mexicano, si tú vas a la casa de alguien y no tiene Coca-Cola para ofrecerte, se disculpan. Coca-Cola simboliza prestigio", dice Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, un grupo de interés público que ayudó a financiar la campaña de las cucharadas de azúcar.
Últimamente, activistas como Calvillo han tenido como aliada a la senadora Marcela Torres, que promueve un proyecto de ley que impondría un impuesto de 20% sobre las gaseosas azucaradas.
Sus defensores dicen que la medida podría reducir el consumo de gaseosas en 26%, al mismo tiempo que aportaría casi US$2.000 millones al año en ingresos. Torres reconoce que tal medida tendría altos costos políticos, particularmente debido a que los compradores de gaseosas ya pagan el impuesto al valor agregado (IVA).
Pero independientemente del destino de la propuesta, señala Torres, una amplia coalición de políticos no apoyarán la próxima reforma fiscal a menos que México aborde su crisis de obesidad. "Si podemos procurar que la gente consuma menos, ya se evitarían muchos muertos", agrega.
La Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas de México está haciendo lobby contra el impuesto y contra la demonización de las gaseosas. Emilio Herrera, el director general de la asociación, argumenta que un impuesto sobre estas bebidas sería contraproducente, ya que provocaría que los consumidores simplemente opten por otras bebidas dulces. "No se puede señalar a un producto en particular causante de este problema", afirma Herrera. El IVA de la gaseosa ya genera US$1.500 millones al año en ingresos, dice.
Los fabricantes han lanzado su propia ofensiva de relaciones públicas, sacando anuncios que enfatizan la importancia del ejercicio, la educación nutricional y el control de porciones.
Hay mucho de por medio para México en el ámbito de la salud pública. Siete de cada 10 adultos mayores de 20 años sufren de sobrepeso u obesidad, según la encuesta de salud del país más reciente. Aproximadamente unos 10 millones de mexicanos tienen diabetes, o cerca de 9% de la población, la mayor proporción entre los países con más de 100 millones de habitantes, según la ONU.