La Gran Dulce, la misteriosa feria que pretende competirle a La Salada
Tiene 57.000 metros cubiertos, respaldo del Gobierno y ya provoca tironeos con el municipio de La Matanza; entretelones de un negocio millonario que anticipa la Argentina que viene
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Todo pasa bastante en silencio, al menos en relación con el ambicioso objetivo del proyecto: ser el centro comercial más grande de América Latina. Pero La Gran Dulce, un emprendimiento mayorista de 17 hectáreas pronto a inaugurarse dentro del Mercado Central, Villa Celina, a metros del puente La Noria, tiene hasta ahora más misterios que locales. El Municipio de La Matanza, por ejemplo, presentó en febrero pasado en la Inspección General de Justicia (IGJ) una denuncia que pone en duda hasta quién es el verdadero dueño.
“Vos también podés ser parte de La Gran Dulce”, dice la promoción que distribuyen entre los potenciales comerciantes. Se apunta a tener más de 2000, y eso promete un gran negocio: si la idea fuera cobrarles 1000 dólares por mes a cada uno, como trascendió, la recaudación del predio con todo vendido llegaría casi a 2 millones de dólares mensuales. Tal vez no se sepa nunca: el secreto de este tipo de negocios es justamente lo que en el sector se llama “venta no controlada”. Es decir, lo que se le pasa a la AFIP.
La apuesta de los inversores, que prevén inaugurarlo el 1° de diciembre y ya prometen incluso una sucursal del Banco Macro adentro, es importante: 57.000 metros cubiertos. A un costo de construcción standard, de unos 400 dólares el m2, la inversión inicial debería estar en no menos de 22 millones de dólares. ¿Quién sería capaz de hacerlo? Los que han sido contactados para participar de la feria y registros a los que accedió LN Data permiten identificar a uno de los emprendedores, Rubén Eduardo Gómez, empresario polirrubro y con ferias en zonas del conurbano.
Varios locales en puente Saavedra, por ejemplo. Gómez se define a sí mismo como “feriante de guante blanco” y su intención desde que empezó el proyecto, hace cuatro años, es competir con La Salada. Por eso mantuvo el nuevo nombre al alcance de las papilas. “La Gran Dulce es la verdadera feria”, lo oyeron comparar, y también admitir parte de su estrategia de negocios: pretende tener como clientes estelares a los talleres textiles.
Gómez es un empresario hábil que conoce como casi nadie la lógica interna del Mercado Central. Se crio comercialmente ahí. LA NACION intentó, sin éxito, contactarlo. Empezó a trabajar a los siete años como empleado de una verdulería que, de grande, se dio el gusto de comprarle al dueño.
Ahora tiene otros negocios en múltiples sectores. Por ejemplo, Holilandia, un complejo de juegos para chicos en Nordelta que hace honor a su sobrenombre, “Holi”. Ha cuidado siempre una buena relación con el peronismo e incluso llegó a jactarse años atrás de tener llegada directa a Eduardo Duhalde y a Néstor Kirchner. Siempre le fue bien. Hace cuatro años, cuando festejó sus 60, invitó a todos sus amigos a un viaje a España.
Pero La Gran Dulce es un emprendimiento que desencadena entusiasmos y recelos. Una sociedad anónima que, en los papeles, preside Patricia Alejandra Fernández, empresaria que comparte con Gómez acciones en al menos otras dos empresas. La discusión, la topografía y las características del negocio en cuestión parecen un anticipo de la Argentina que viene, donde lo único que crece desde la óptica comercial son las ferias a la vera de las estaciones de tren.
Lo curioso es que la apuesta esté esta vez dentro de un enclave público e institucional, el predio de la Corporación Mercado Central de Buenos Aires, entidad que además tiene un directorio tripartito que debe aprobar los proyectos: el presidente, Aníbal Stella, referente de la provincia de Buenos Aires; el vicepresidente, Raúl Díaz, un massista que representa a la Nación, y un director, Matías Ezequiel Capelli, por la ciudad de Buenos Aires. La iniciativa fue aprobada hace cuatro años, a fines de 2019, justo en los veinte días finales del gobierno anterior y luego de que Macri perdiera las elecciones, pero se mantuvo y evolucionó durante esta administración, incluso mientras el líder del Mercado Central fue Nahuel Levaggi, de buena relación con Máximo Kirchner.
La otra particularidad del caso reside en que quien encabeza ahora el directorio, Stella, es un dirigente de La Matanza, el municipio más incómodo con La Gran Dulce porque, por jurisdicción, incluye impuestos que los matanceros no pueden cobrar. El Mercado Central es a La Matanza lo que el Vaticano a Roma: un distrito dentro de otro. Por eso las iniciativas del interior del predio no requieren de la aprobación de la Legislatura Bonaerense. Gómez se jacta de eso ante las inspecciones que le llegan. “Esto es el Vaticano y el papa soy yo”, dijo el año pasado.
Tendrán que convivir. La Gran Dulce ya recibió del municipio tres infracciones, incluidas dos clausuras, todas objetadas por la empresa por estar “ajenas a su jurisdicción”. El tema fue a la Justicia. Una medida cautelar de un juzgado federal de San Martín le dio la razón a la organización, pero después la Cámara Federal revocó la medida. El 2 de febrero pasado La Matanza presentó en la IGJ una denuncia con duros cuestionamientos al proyecto. El texto dice, por ejemplo, que la sociedad no presentó los estados contables y que el capital con que fue constituida, 25.000 pesos, es insuficiente para pagar un solo sueldo. “Tiene todo el aspecto de ser una ‘sociedad vehículo’ creada para ser utilizada para el ocultamiento del verdadero dueño del negocio, como negocio indirecto, en el margen de la legalidad o lisa y llanamente, para su violación”, agrega. A raíz de la demanda, la IGJ emitió el 1° de agosto pasado una resolución en la que concluye que deben promoverse “acciones de nulidad por simulación en los términos de los artículos 333 a 337 del Código Civil y Comercial de la Nación y arts. 18 y 19 de la Ley Nº 19.550 contra la sociedad “La Gran Dulce S.A.S.”.
Mientras tanto, las promociones del proyecto ganan las redes. Los tiene a cargo la inmobiliaria International Brokers, que ofrece la propuesta a potenciales clientes desde cuentas múltiples. Uno de los últimos mensajes, en Instagram, promete una inauguración sin nubarrones a la vista: el 1° de diciembre.
Con la colaboración de Ricardo Brom, de LN Data.
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