La fusión de AB InBev choca en Sudáfrica
Sudáfrica puede transformarse en el principal obstáculo para la propuesta compra de SABMiller PLC por parte de Anheuser-Busch InBev NV en una operación de US$108.000 millones que combinaría las dos mayores cerveceras del mundo.
Un desafío fundamental proviene de lugares como la plantación de Annemarie Filmalter, que durante más de una década ha provisto cerca de 50 toneladas al año de lúpulo a SABMiller. La agricultora dice que la transacción perturba a sus seis empleados, que esta semana acudirán a los campos cerca de la costa sur del país para cosechar esas plantas clave para el sabor de las cervezas. "La gente se preocupa por los empleos", manifiesta.
Esta clase de inquietudes ha llevado al Congreso Sudafricano de Sindicatos, que representa a los trabajadores del país, a oponerse a la fusión de los gigantes AB InBev y SABMiller. Debido a la fama de recortar costos y realizar despidos que se ha ganado AB InBev, la entidad se prepara para una batalla.
Esto ha sembrado dudas sobre si AB InBev, que divulgó el jueves una caída interanual de 9,5% en su ganancia del cuarto trimestre, a US$2.290 millones, conseguirá el visto bueno de los reguladores y cerrará el acuerdo en el segundo semestre, como está contemplado.
Las ganancias se vieron afectadas por el debilitamiento del real y el peso mexicano frente al dólar, al igual que en trimestres anteriores. Las ventas, en tanto, descendieron 10,7%, a US$10.720 millones. La empresa enfatizó durante el anuncio que espera cerrar la compra de SABMiller en el segundo semestre.
La operación pondrá a prueba un aspecto peculiar del proceso regulatorio sudafricano, que exige evaluar el impacto de una combinación en el "interés público", definido principalmente como el empleo en un país donde un cuarto de la población está desocupado. Trevor Stirling, analista de Sanford C. Bernstein & Co., opina que este representaría el mayor obstáculo para AB InBev. El proceso podría demorar un mínimo de 12 meses y tal vez se extienda a 18 meses o más, un ritmo más lento que el de las autoridades de Estados Unidos, Europa y China.
La cláusula del interés público en Sudáfrica ha entorpecido otras fusiones globales. La adquisición de la cadena minorista local Massmart por parte de Wal-Mart Stores Inc. en 2010, a la que también se opusieron los sindicatos, demoró unos 18 meses en cerrarse, cerca de un año más de lo previsto. Los reguladores impusieron una prohibición de hacer despidos por dos años y obligaron a Wal-Mart a otorgar financiamiento a los proveedores sudafricanos.
Gutsche Family Investments, Coca-Cola Co. y SABMiller acordaron combinar sus operaciones de embotellamiento de refrescos en noviembre de 2014, pero la comisión de competencia de Sudáfrica demoró más de un año en recomendar el pacto y lo hizo con la condición de que las empresas fusionadas no realizaran más de 250 despidos. Coca-Cola espera concretar el negocio en el segundo trimestre, entre 16 y 18 meses después del anuncio.
Sudáfrica es importante para AB InBev porque le otorga presencia en un continente que es uno de los pocos mercados donde el consumo de cerveza crece. Los volúmenes africanos se expandieron 2,6% el año pasado mientras que los volúmenes globales se contrajeron 0,1%, según Plato Logic.
Sudáfrica también es una pieza clave del rompecabezas regulatorio. AB InBev les dijo a los compradores de bonos que el acuerdo se cerraría a mediados de noviembre. La empresa se está desprendiendo de activos en EE.UU. y Europa para satisfacer a los reguladores e inició conversaciones en China sobre la participación de SABMiller en China Resources Snow Breweries, que produce la cerveza de mayor venta en el mundo. India es el único de los nueve mercados más importantes de las compañías que ha aprobado la transacción.
Obtener una aprobación expedita de las fusiones es vital no sólo para AB InBev, sino también para las compañías que planean comprar algunos de sus activos: Molson Coors Brewing Co., que llegó a un acuerdo para quedarse con la cervecera estadounidense MillerCoors LLC, y Asahi Group Holdings Group Ltd., que negocia la adquisición de las marcas Peroni y Grolsch, de SABMiller.
AB InBev intenta acelerar el proceso en Sudáfrica. Presentó en diciembre todos los documentos exigidos por la comisión de competencia y señaló que la fusión no produciría despidos, según una vocera. AB InBev empezó a cotizar en la Bolsa de Johannesburgo en enero, tal y como lo prometió.
Su presidente ejecutivo, Carlos Brito, ha visitado Sudáfrica en dos ocasiones este año y se ha reunido con políticos, según fuentes. La compañía también se reunió con el Sindicato de Trabajadores de Alimentos y Aliados, una filial del Congreso Sudafricano de Sindicatos que representa a muchos de los cerca de 9.000 empleados de SABMiller.
"Estamos comprometidos a hacer un aporte positivo a Sudáfrica mediante nuestra propuesta combinación con SABMiller y (…) estamos dialogando en forma proactiva y positiva con las partes interesadas en Sudáfrica", dijo una portavoz de AB InBev.
El camino, en todo caso, no será nada de fácil para el gigante cervecero. "Esta empresa se construyó sobre los hombros de trabajadores sudafricanos y no pueden ser descartados", señaló Sizwe Pamla, vocero del Congreso Sudafricano de Sindicatos. Agregó que el organismo contempla desplegar una estrategia parecida a la que usó contra Wal-Mart, es decir no sólo movilizar a los empleados, sino también a los proveedores de SABMiller.
El inversionista sudafricano Donald Rogan, que supervisa el negocio de corretaje de valores de Nedbank Private Wealth, indica que la cotización de la acción de AB InBev en Sudáfrica envía la señal de que el gobierno "aprobó de manera no oficial el acuerdo". Añade que se prevé que la transacción genere unos US$130 millones en impuestos a las ganancias de capital.
De todos modos, conseguir la aprobación exigirá que AB InBev aplaque las dudas del gobierno en torno a la pérdida de empleos, añade Rogan. "Tiene que presentarse como una historia positiva".
—Natalia Drozdiak contribuyó a este artículo.
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