La Fed baila en puntillas antes de subir las tasas
La Reserva Federal tiene por delante un desafío de comunicación cuando se acerca el momento de subir las tasas de interés de corto plazo, lo que probablemente ocurrirá en los próximos meses.
El banco central de Estados Unidos quiere asegurar a los inversionistas y al público en general que el alza de tasas será paulatina y no brusca. Al mismo tiempo, no quiere repetir el error de hacer promesas acerca de la dirección de la política monetaria.
Mientras que los inversionistas siguen concentrados en el momento que escogerá la Fed para elevar las tasas de corto pla-zo (muchos de ellos prevén que esto sucederá en septiembre y no tras la reunión del banco central prevista para esta semana), la entidad ha estado practicando el mensaje que enviará sobre la dirección que tomará a largo plazo cuando empiece a subir las tasas.
El banco central guarda nítidas memorias de numerosos acontecimientos de las últimas dos décadas.
En 2013, por ejemplo, el anuncio de que la Fed se disponía a poner fin a su programa de compra de bonos hizo que los mercados reaccionaran con vehemencia: las tasas de interés de largo plazo subieron y los mercados emergentes sufrieron graves trastornos. La reacción trajo a colación lo ocurrido en 1994, cuando un aumento de las tasas de interés en EE.UU. desató el pánico en los mercados de bonos.
Como parte de un esfuerzo por no repetir los errores del pasado, la presidenta de la Fed, Janet Yellen, ha enfatizado en sus últimos dos discursos de importancia que prevé que los incrementos de tasas san lentos y graduales.
En una intervención en marzo en San Francisco, pronunció "gradual" o "gradualmente" en 14 ocasiones, un ejercicio que se podría repetir en la conferencia de prensa de este miércoles, después de que la Fed publique su comunicado tras el fin de su reunión. "Anticipo que el ritmo de la normalización probablemente será gradual", volvió a decir Yellen a fines de mayo.
Numerosas razones justifican sus palabras. La expansión parece frágil y una economía que crece en forma tan modesta como la de EE.UU. en los seis años transcurridos desde el fin de la recesión, probablemente no pueda soportar un aumento pronunciado de las tasas de interés, que puede desincentivar el endeudamiento tanto de las personas como de las empresas.
La respuesta de la Fed es convencer al público de que las tasas no subirán mucho.
De todos modos, otro recuerdo que atormenta al banco central de EE.UU. es el último ciclo de incremento de tasas de interés que tuvo lugar entre 2004 y 2006, por lo que no quiere comprometerse más de la cuenta. En ese entonces, la entidad inició un ciclo de alzas de tasas al prometer al público que actuaría en forma "mesurada", un término muy parecido a "gradual". Luego elevó las tasas en un cuarto de punto porcentual en cada una de sus siguientes 17 reuniones.
Algunos funcionarios de la Fed estiman que el organismo realizó promesas que no eran adecuadas para la economía, en especial para un mercado inmobiliario que ya estaba claramente sobrecalentado.
"Con la perspectiva del tiempo, se podría sostener que la Reserva Federal debería haber subido las tasas de interés en forma más enérgica durante este período", comentó recientemente William Dudley, presidente de la Reserva Federal de Nueva York.
Si bien muchos funcionarios de la Fed creen que las alzas de tasas serán graduales, el desafío es encontrar la forma de comu-nicar ese mensaje con claridad sin atarse de manos en caso de que las circunstancias ameriten otra política.
La tensión entre el deseo de la Fed de telegrafiar sus movimientos y su deseo de mantener un margen de maniobra quedó de manifiesto en marzo. El discurso de Yellen acerca de la importancia del gradualismo fue pronunciado una semana después de que la Fed borrara de su comunicado una promesa de que las tasas permanecerían en cerca de cero y enfatizara que las decisiones futuras dependerán de la evolución de las cifras económicas.
A pesar de la insistencia de la Fed en que sus decisiones dependen de la evolución de la economía, algunos analistas dudan que el banco central pueda resistir la tentación de mostrar sus intenciones lo más que pueda.
"Es muy difícil apartarse por completo de ofrecer orientación (sobre las tasas de interés) y decir, bueno, veremos qué pasa en cada reunión y el mercado tendrá que manejarse por su cuenta", señala Roberto Perli, ex economista de la Fed y analista de la consultora Cornerstone Macro.
El banco central estadounidense actualizará sus previsiones para las tasas de interés en 2015, 2016 y 2017. En marzo, el organismo proyectó que las tasas de corto plazo se ubicarán en 3,125% a fines de 2017 y en 3,5% en el largo plazo.
En última instancia, la Fed tiene que decidir si quiere introducir en su comunicado oficial de política algún tipo de nueva orientación acerca de las tasas de interés. En este momento, la declaración indica que el banco central mantendrá su tasa de re-ferencia en niveles inferiores a lo considerado normal "durante un tiempo".
Una vez que empiecen a subir las tasas, la Fed tendrá que decidir si los frecuentes llamados de Yellen a un enfoque gradual estarán presentes en el comunicado del banco central y se convertirán en su política oficial.
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