La evolución de los grupos empresariales locales
Las fuertes acusaciones y procesos judiciales que actualmente están cayendo sobre Cristóbal López y Lázaro Báez pueden servir para reflexionar sobre fenómenos más amplios vinculados a la evolución del sector empresarial en la Argentina de los últimos tiempos.
Durante la segunda mitad del siglo XX, el país estuvo caracterizado por un reducido número de grandes corporaciones nacionales con negocios en numerosas actividades no necesariamente ligadas en la cadena productiva y con un importante nivel de influencia en el escenario económico del país. Estos grandes holdings son los que generalmente se denominan grupos económicos.
Los grupos económicos tuvieron un rol protagónico en la Argentina hasta finales de la década del 90. Ese período comenzó con un pico de participación de estos grupos que obtuvieron importantes privatizaciones y parecían expandir su diversificación e influencia. Sin embargo, a finales de los 90 muchos de ellos ya habían desaparecido, o bien habían reducido su significación económica.
En parte producto de malas estrategias, como un fuerte endeudamiento o una excesiva diversificación, y otro tanto por venta de activos a grandes multinacionales, varios de estos grupos perdieron trascendencia. Apenas unos pocos, como el Grupo Techint o el Grupo Arcor, supieron adaptarse y crecer durante este período.
Los años 2000 comienzan con un panorama diferente al de la década anterior: están definidos por una mayor presencia de compañías extranjeras y una crisis económica. En este nuevo escenario de fuerte crisis y alto nivel de endeudamiento del sector privado, pocos anticipaban el resurgimiento de los grupos económicos nacionales en el país.
Nuevos jugadores
Sin embargo, nuevos grupos surgieron y comenzaron a desempeñar un rol mucho más importante. Entre otros, éste es el caso del Grupo Petersen (que llegó a tener un porcentaje accionario y dirigir la mayor empresa de petróleo del país), Pampa Holding (también muy fuerte en el sector energético), ODS-Calcaterra, Electroingeniería y los ya mucho más polémicos casos de Lázaro Báez (Austral Construcciones) y Cristóbal López (Grupo Indalo).
¿Cómo ante condiciones iniciales adversas estos grupos lograron insertarse tan rápida y exitosamente en la economía local? Los motivos son diversos y atribuir una única explicación a este fenómeno sería ignorar las capacidades, estrategias y contextos individuales de cada empresa -además de generar agrupaciones y generalizaciones que puedan resultar inapropiadas para alguno de estos casos-.
Sin embargo, la mayoría de los nuevos grupos económicos tienen algunos puntos en común. Principalmente, su rápido crecimiento -los grupos tradicionales lo habían hecho de forma más gradual- y sus orígenes en actividades de alta sensibilidad política. Éste es el caso de las empresas volcadas a ingeniería y construcciones, generalmente ligadas a proyectos de infraestructura estatal (durante un período en el cual el Estado volvió a tener un rol mucho más activo desde el ámbito económico). Algo similar se podría decir de las firmas especializadas en energía, también un sector de alta sensibilidad política durante los años 2000.
El nacimiento y crecimiento en áreas de alta injerencia estatal no es algo nuevo para los grupos económicos. La mayoría de las grandes empresas tradicionales también surgieron a la luz de proyectos de infraestructura y actividades vinculadas al Estado. En esto se encuentra un patrón similar entre los grupos tradicionales y los nuevos. La pregunta que queda pendiente es si estos nuevos grupos podrán sobrevivir el nuevo escenario generado por el cambio de gobierno y ocupar el rol que dejaron vacío los viejos grupos, o bien si su existencia será corta y volveremos a tener menor presencia nacional dentro del universo empresarial del país, tal como a principios de los años 2000.
Es aún muy temprano para anticipar lo que acontecerá definitivamente, aunque los recientes problemas del Grupo Indalo y de Austral Construcciones, así como la salida del Grupo Petersen de YPF un tiempo antes, suenan como llamativos indicadores de que la presencia de alguno de ellos será efímera y que la mayoría de estos grupos no sobrevivirá a este nuevo escenario.
El autor es profesor adjunto de la Escuela de Administración y Negocios de la Universidad de San Andrés