La esposa y la amante de Carlos Andrés Pérez se pelean por dónde enterrarlo
MIAMI—Mientras fue presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez mantuvo a sus dos familias —la que formó con su esposa y la que tuvo con su amante— en esferas distintas. Ambas partes dicen que mantenían un tenso silencio, sin visitarse, hablarse o siquiera reconocer jamás a la otra.
Pero en diciembre, al morir Pérez a los 88 años, explotaron décadas de resentimiento acumulado. Ahora, las familias se enfrentan en un tribunal aquí sobre el lugar donde reposarán sus restos.
La esposa, Blanca Rodríguez de Pérez, quiere enterrarlo en Venezuela, país que él lideró en dos ocasiones, de 1974 a 1979 y de 1989 a 1993.
"Siempre hablaba de volver a Venezuela", dice María Carolina Pérez, una de las hijas de Pérez y su esposa, quien dice ser la portavoz de su madre.
La amante, Cecilia Matos, prefiere Miami, donde vivió con Pérez durante gran parte de la última década hasta su muerte.
Matos aduce que Pérez dijo que no quería ser enterrado en Venezuela mientras su enemigo, el presidente Hugo Chávez, estuviera en el poder.
Como Pérez no dejó su voluntad por escrito, la decisión recae ahora en un juez de Florida, en un juicio previsto para agosto. La ley del estado da al cónyuge sobreviviente la prioridad de elegir dónde enterrar al difunto. En este caso, es la esposa, quien nunca se divorció del ex presidente, aunque luego de que él se fuera de Venezuela en 1999 no lo volvió a ver.
Pero la ley también dice que la intención del difunto, si puede establecerse con "pruebas claras y convincentes", puede prevalecer sobre los derechos de la cónyuge. Ahora las partes están juntando testigos para respaldar su versión de los verdaderos deseos de Pérez.
La disputa ha escalado en una caída libre operática para todos, con acusaciones de celos, venganza y maquinaciones de Chávez.
Entretanto, el cuerpo embalsamado de Pérez descansa refrigerado en una funeraria de Miami.
Cuando Pérez murió, Matos organizó un funeral en Miami y planeaba enterrarlo en un cementerio local, en uno de los lotes contiguos que ella compró para ambos por mutuo acuerdo, dice. Apenas la esposa de Pérez —quien estaba en Venezuela y no asistió al funeral— se enteró del plan, contrató a un abogado, quien obtuvo una orden judicial prohibiendo el entierro.
La esposa, quien se casó con Pérez en 1948 y tiene ahora 85 años, argumentó que Pérez debería ser enterrado en su patria. Al principio, Matos, de 65 años, pareció ceder y hasta emitió un comunicado de prensa en el que decía que aceptaría enviar a Pérez a Venezuela. Pero se retractó rápidamente y luego explicó que emitió la declaración para ganar tiempo.
"Está desesperada por un reconocimiento que no merece", dijeron los hijos de la esposa de Pérez sobre Matos en un comunicado de prensa en marzo.
María Carolina tilda a Matos del "error de mi padre" y "el único lado malo de su vida".
Matos asegura que la otra familia simplemente está resentida porque ella era la elegida de Pérez. "Ellas dicen que yo fui la amante pero él me quiso 40 años", afirma, y señala una carta que dice que él le escribió en 1966, cuando iniciaron su relación. "Me entrego a ti con el alma y con mi ser anhelante y total", dice la carta. Se conocieron dos años antes de eso, cuando ella era la presentadora de 18 años en una ceremonia en la que le entregaron un premio a Pérez.
Cada familia asegura que recibió más de la atención de Pérez. "Éramos muy cercanos", afirma María Carolina, quien dice que su familia vivió en la residencia presidencial durante los dos mandatos de su padre.
María Francia Pérez Matos, una de las dos hijas de Matos con Pérez, dice que su familia repartía su tiempo entre su casa y una suite en la oficina presidencial (lo cual la esposa de Pérez disputa). "Él vivió con nosotras la mayor parte del tiempo", dice Pérez Matos.
Hacia el final del primer mandato de Pérez, su relación con Matos era un secreto a voces en Venezuela, dicen las partes.Durante su segunda presidencia, Pérez la llevaba a compromisos sociales a los que su esposa no asistía y a funciones oficiales fuera de Venezuela. Pérez inició trámites de divorcio en 1997, pero su esposa no se lo concedió.
La batalla del entierro también ha engendrado una lucha sobre las posesiones de Pérez, quien no dejó testamento. La familia de su esposa dice que los objetos corresponden a Venezuela, en un museo o biblioteca.
Pero Matos dice que Pérez le pidió salvaguardar estas pertenencias hace décadas. Y teme que si se envían a Venezuela, Chávez se apropiará de ellas y las destruirá.
The Wall Street Journal