La energía marina hace olas en China
La extensa costa del país se convierte en terreno fértil para proyectos que podrían generar una férrea competencia
HONG KONG—En la carrera por aprovechar el océano, una de las mayores fuentes de energía limpia del mundo, China está surgiendo como un importante campo de pruebas.
Esto podría elevar la competencia con las compañías occidentales, en especial si para expandirse rápidamente las empresas chinas empiezan a usar tecnologías desarrolladas en forma conjunta con socios extranjeros.
La Unión Europea ha liderado hasta ahora los esfuerzos para aprovechar el océano como fuente de producción de electricidad, para lo que existen tres tecnologías: turbinas submarinas que extraen energía del ciclo de la marea, boyas de superficie que dependen del movimiento de las olas y sistemas que explotan las diferencias en la temperatura del agua.
El primer generador comercial de flujo de marea conectado a la red eléctrica fue instalado en Irlanda del Norte en 2008. El grupo industrial alemán Siemens AG, un importante inversionista en energía marina, proyecta que la marea sola podría algún día proveer energía a 250 millones de hogares alrededor del mundo. La francesa Alstom SA también está desarrollando la tecnología.
No obstante, con 18.000 kilómetros de costa con gran potencial energético y con su creciente problema de contaminación, China es vista por muchos expertos como un terreno fértil para lanzar y comercializar tecnologías que dependen de la energía del océano.
China, por su parte, está acelerando su inversión en el sector. Empresas extranjeras, entre ellas la estadounidense Lockheed Martin Corp., están probando equipos y formando empresas conjuntas en el gigante asiático.
Entre los planes con apoyo chino que están en evaluación figuran una pared dinámica de fuerza de marea, con turbinas que utilizan cuchillas curvas diseñadas para permitir que anguilas y peces pasen a través de ellas sin hacerse daño. De aprobarse, este proyecto podría abastecer tanta energía como dos grandes reactores nucleares y medio. Su precio podría alcanzar los US$30.000 millones. Los inversionistas incluyen el gobierno holandés y un consorcio de ocho empresas de ese país entre las que están la firma de ingeniería Arcadis NV y Strukton Groep NV.
El proyecto supera con creces a otros emprendimientos de energía marina y podría producir electricidad de forma más económica que los campos eólicos marinos, dice Dimiti de Boer, un asesor sénior de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial en Beijing.
El plan incluye la construcción de una pared perpendicular a la costa que luego se abre en una T, con una extensión de cerca de 30 kilómetros y con turbinas que canalizan y concentran la energía del agua de la marea. Beijing ha provisto US$3,3 millones para estudios de viabilidad que se llevan a cabo en China. Su construcción no empezaría hasta dentro de por lo menos una década, aunque hallazgos iniciales sugieren que las aguas poco profundas de las costas de China, Corea del Sur y Europa serían apropiadas.
"China está a la vanguardia" en desarrollo de tecnología de energía marina, señala De Boer.
Producir electricidad del agua es mucho más costoso que utilizar carbón, petróleo, reactores nucleares o viento, y algunas tecnologías que están siendo probadas en China podrían ser poco prácticas.
Desde 2010, Beijing ha invertido cerca de 1.000 millones de yuanes, o casi US$160 millones, en energía de mar, dice Wang Chuankun, ex secretario general del comité de energía oceánica de la Sociedad de Energía Renovable de China, una agrupación académica.
La inversión privada en proyectos de energía marina en Europa ha alcanzado aproximadamente US$825 millones en los últimos siete años. El Departamento de Energía de Estados Unidos respalda varios esfuerzos de investigación en la costa del Pacífico. Chile, Australia y otros países también tienen proyectos sustanciales en marcha. En Chile, el Banco Interamericano de Desarrollo ayudará con US$2,4 millones a financiar dos programas pilotos, uno mareomotriz y otro de olas, frente a las costas del sur del país.
Sin embargo, muchas personas en la industria creen que China será clave. Lockheed está trabajando con el conglomerado chino Reignwood Group para construir la primera estación de conversión de energía termo-oceánica de gran escala. Las com-pañías planean decidir para junio en qué lugar de Asia construirán un complejo de 10 megavatios que usaría agua cálida de superficie para calentar amoníaco, que tiene un punto de ebullición bajo, para que el vapor eche a andar turbinas sin emisiones de carbono. El vapor luego es condensado utilizando agua más profunda y más fría y el ciclo se repite, pro-duciendo un flujo constante de electricidad a un costo de unos 15 centavos el kilovatio-hora. Eso es más caro que la energía nuclear pero mucho menos que los 22 centavos de las turbinas de viento en el mar, según el gobierno de EE.UU. Diez megavatios es suficiente para proveer electricidad a cerca de 10.000 hogares de la costa oeste de ese país.
Lockheed cree que construir generadores de gran escala para proveer servicios a hogares es económico y técnicamente viable, dice Dan Heller, vicepresidente de nuevos proyectos de la empresa.
Atlantis Resources Ltd., por su parte, está construyendo el mayor proyecto de flujo de marea del mundo, capaz de abastecer de energía a 200.000 hogares en Escocia utilizando cientos de generadores en el fondo del mar. Este año planea instalar una turbina cerca de Shanghai como parte de un proyecto del gobierno chino.
Algunos expertos indican que la cooperación entre las pioneras occidentales y chinas en este segmento podría devenir en una acalorada competencia a medida que el mercado evoluciona, tal como ocurrió en los sectores eólico y solar.
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