La energía, de "peso muerto" a motor del crecimiento
En 2015, el sector energético se encontraba en una situación de emergencia, con profundos desequilibrios que trascendían a la energía y representaban un "peso muerto" para la economía.
Entre 2003 y 2015, la producción de petróleo y gas había registrado caídas del 25% y 15% respectivamente, mientras que la demanda de gas natural crecía al 42% y el consumo eléctrico, al 55%.
Para cubrir ese desbalance pasamos a depender cada vez más de las importaciones, al punto de que en 2011 el país perdió el autoabastecimiento y se convirtió en un importador neto de energía muy cara.
Entre 2006 y 2013, el superávit comercial energético de 6100 millones de dólares anuales se transformó en un déficit de 6900 millones, lo que implicó que en siete años perdiésemos un flujo genuino de 13.000 millones de dólares por año. Los mercados mayoristas de energía estaban intervenidos y el congelamiento de las tarifas se sostenía con permanentes cortes de electricidad en verano, de gas en invierno y déficits financieros crecientes cubiertos por el Tesoro.
Al inicio de la administración del presidente Mauricio Macri nos propusimos asegurar el abastecimiento, diversificar la matriz energética, normalizar los mercados y las instituciones y garantizar un suministro confiable para los hogares y las empresas. Con tal fin, avanzamos en la normalización regulatoria y de mercados, poniendo fin a la intervención de los entes reguladores del gas y de la electricidad. Con mucho esfuerzo de parte de toda la sociedad, fue necesario actualizar las tarifas y los precios de la energía.
Todo esto redundó en un fuerte crecimiento de las inversiones y la producción. En 2019 registraremos equilibrio de la balanza comercial energética terminando con el déficit sistémico iniciado en 2011. Además, los subsidios al sector se redujeron de 3% al 1,4% del PBI.
Vaca Muerta es una realidad que está cambiando el balance energético y la situación macroeconómica del país. Logramos revertir la permanente caída de la producción de petróleo y gas, trabajando juntos: empresas, sindicatos y gobiernos, nacional y provinciales. Las últimas tecnologías fueron aplicadas -y mejoradas- por numerosas empresas nacionales y extranjeras logrando importantes aumentos de la productividad. En agosto de 2019 la producción de gas fue la mayor desde agosto de 2008, mientras que en petróleo se revirtió la tendencia declinante, alcanzando los valores máximos desde marzo de 2016. Las inversiones en exploración y producción de hidrocarburos superarán los US$7500 millones anuales y se habrán generado miles de puestos de trabajo.
Adicionalmente, a través de un concurso público internacional adjudicamos doce permisos de exploración para la búsqueda de hidrocarburos en áreas costa afuera de jurisdicción nacional, totalizando una inversión de 724 millones de dólares. El llamado a licitación para la segunda ronda está previsto para marzo de 2020.
En 2018 volvimos a exportar gas a Chile y este año comenzamos a exportar Gas Natural Licuado (GNL) por primera vez en nuestra historia, desde el mismo puerto en el cual hace más de una década comenzamos a importarlo.
En cuanto a la generación de energía eléctrica, en estos años se construyeron e inauguraron 29 centrales térmicas y se terminaron otras doce que estaban en obra. Las reservas del sistema en el pico de demanda pasaron del 1,5% en 2016 al 10,3% en 2018. Esto permitió cubrir la demanda récord de potencia con 100% de generación local y reducir en un 40% la cantidad de cortes en el servicio.
La Central Nuclear Embalse volvió a entregar energía e incrementó su potencia un 6%, como consecuencia del proyecto de extensión de vida útil que se inició en 2016 con una inversión de más de 2100 millones de dólares.
Promovimos la generación de energía limpia, aprovechando el potencial de recursos renovables, en especial el solar y el eólico. Reglamentamos la Ley de Energías Renovables, el Mercado a Término de Energías Renovables y la Ley de Generación Distribuida. En 2015 prácticamente no había inversiones en energías renovables. Hoy contamos con 154 proyectos -59 ya en operación comercial- con una inversión total de 7300 millones de dólares.
Asimismo, desarrollamos ambiciosos programas de educación y capacitación en eficiencia energética, con el propósito de promover y concientizar a la sociedad en el uso responsable y eficiente de la energía.
En síntesis, el "peso muerto" comenzó a convertirse en un motor del crecimiento económico. El potencial es muy grande, nos encontramos recién en el inicio del proceso y el desafío continúa. Debemos desarrollar nuestro vasto potencial de recursos energéticos, promoviendo la inversión privada -nacional e internacional- bajo condiciones de transparencia y competencia. Son necesarios nuevos usos del gas y una mayor penetración de las energías renovables para dar cumplimiento a los compromisos asumidos de preservación del medio ambiente. Se requerirán importantes inversiones en infraestructura para incrementar la capacidad de transporte de gas y de transmisión eléctrica y las exportaciones energéticas a los países vecinos y al mercado internacional.
Hoy podemos afirmar que logramos cumplir con los objetivos iniciales que nos propusimos. Volvimos a tener energía, que importábamos masivamente en 2015, y ahora exportamos, generando empleo en todo el territorio nacional y divisas para nuestro país. Ojalá se persista en este rumbo para que el sector energético siga siendo parte de la solución y no vuelva a constituir uno de los principales problemas de la economía argentina.
*El autor es secretario de Energía de la Nación
Gustavo Lopetegui
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