La economía mundial no digiere la recesión de 2008
Estamos desde 1990 frente a una economía mundial que destruye pobreza de modo sistemático. A pesar de la crítica ingenua al capitalismo, desde la caída del Muro de Berlín los que viven con menos de un dólar diario pasaron de representar 36% a 12% de la población mundial.
La economía actual, sin embargo, es mediocre para los países ricos y a ellos les cuesta recuperarse después de la crisis de 2008. El comercio internacional va tomando cierto ritmo. Se espera que crezca al 5% en 2015.
El petróleo constituye la novedad de la coyuntura mundial. El descenso del precio del WTI se debe al crecimiento del shale en Estados Unidos, a la menor demanda de China y a la propia política de la OPEP, que no restringió la cuota de producción. Crudo más barato es menor inflación mundial. El petróleo puede estar un buen tiempo en estos valores. Recordemos que estuvo en 15 dólares a fines de los 90. Cayó su precio 46% en los últimos seis meses. Si el precio actual del barril continúa, Estados Unidos podría crecer 1,4 puntos porcentuales adicionales en 2015 y los países desarrollados podrían hacerlo casi un punto porcentual adicional en dos años, según estimaciones de la OCDE. La caída del precio del crudo, por otra parte, afecta a los países exportadores y a los que tienen shale.
¿Cómo funcionan las economías en este mundo de petróleo más barato?
Estados Unidos está reduciendo sus déficits gemelos. La política monetaria expansiva puede seguir si no mejora el mercado de trabajo. Una tasa de desempleo de 6% es todavía elevada para el patrón histórico americano. Estados Unidos es la frontera tecnológica del mundo, China corre detrás. La tasa de la Reserva Federal (Fed) subirá dentro de un año y eso perjudicará a los emergentes.
La situación en varios países europeos se ha complicado: recuperación precaria y frágil de España, desaceleración en Alemania y Francia, tenue recesión en Italia, inflación anual del 0,35% con temor a la deflación en Europa, restricción crediticia, altos niveles de desempleo (12%), lenta reducción de los déficits fiscales (aún superiores a 3,5%), rigidez a la baja en la deuda pública y demora en la implementación de las reformas estructurales, en especial en lo referente a la rigidez de los mercados laborales y a las restricciones burocráticas para el desarrollo de los negocios.
La locomotora alemana está a media máquina. Debe liderar a la Unión sin asfixiarla con demandas fiscales exageradas. Siempre está presente el desafío de una Alemania europea y no de una Europa alemana.
En Europa sigue la política de relajamiento monetario cuantitativo. Las pruebas de resistencia a bancos (stress tests) han sido reveladoras y suponen una agenda de mejora del sistema financiero. El Banco Central Europeo (BCE) planteó recientemente que estaba dispuesto a tomar medidas adicionales para reactivar la economía prestando más a los bancos y comprando bonos respaldados por hipotecas y otros activos.
El BCE compraría un total de 200.000 millones de euros en activos de deuda privada en el plazo de un año. El fantasma para Europa es Japón, que está en recesión a pesar de la Abenomics (en referencia al nombre del primer ministro Shinzo Abe).
En China la velocidad crucero es ahora de 7%. Se están tomando medidas keynesianas de impulso al gasto público. Hay voces autorizadas como la de Larry Summers que plantean que la tasa de crecimiento de mediano y largo plazo será mucho menor a la actual. La posición neta, de acreedor, por otra parte, que posee China no es conveniente. Debe ahorrar menos y consumir más para restablecer el equilibrio macroeconómico.
El índice de Commodities de Bloomberg, que sigue de cerca los mercados, cayó 11% este año en dólares, su menor nivel en 5 años. Puede moderarse el viento de cola en emergentes y en particular esto es relevante para América latina, que con suerte crecerá 2% en 2015.
Brasil en particular, líder indiscutido de la región, seguirá con tasas bajas de crecimiento como ocurre desde 2011 asociadas a una inversión muy pobre, 17% del PBI, y a la falta de infraestructura y de competitividad. La tasa de interés de referencia duplica la de inflación, que es el de 6,5%. Se espera de la mano del reciente ministro de Economía un fuerte ajuste fiscal para alcanzar un superávit primario de 1,2% del PBI. Por otra parte está pendiente reducir la presión tributaria, que pasó de 27 a 37% del PBI en el gobierno del PT. Ha sido una década inclusiva. El coeficiente de Gini pasó de 0,6 a 0,52, pero sigue siendo muy malo en la comparación internacional como ocurre con el resto de la región. El real se está depreciando en Brasil, pero aún es bajo el tipo de cambio para impulsar la competitividad industrial del país.
En la región es un hecho simbólico y destacable lo impulsado por Obama en cuanto a las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Cuba seguirá siendo, en el supuesto de supresión del bloqueo, un ejemplo fallido del marxismo que derivó 50 años después en una isla pobre, de población envejecida y políticamente autoritaria. Los ganadores del sistema capitalista a pesar de todos sus fallos apostaron por la libertad económica y política y lograron aumentar el bienestar.
A modo de conclusión para la Argentina electoral de 2015 estamos frente a un contexto económico externo con nubes, pero sin tormentas.
El autor es economista y director del Área de Economía del IAE
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