La economía experimental, el enfoque revolucionario de los tres ganadores del Nobel de Economía
David Card, Joshua Angrist y Guido Imbens fueron los ganadores de este año; con sus investigaciones, dieron respuesta a preguntas del campo de estudio a través de experimentos empíricos
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Tres profesores que trabajan en los EE.UU. fueron galardonados con el Premio de Ciencias Económicas del Banco de Suecia en memoria de Alfred Nobel. El trío fue reconocido por su trabajo en la economía laboral y empírica, una trayectoria de desarrollo de experimentos naturales para resolver los enigmas de la economía con investigación empírica.
Sus nombres resonaban hace tiempo en su campo de trabajo. Se trata del canadiense David Card; el estadounidense-israelí Joshua Angrist, y el estadounidense-holandés Guido Imbens. Los tres trabajan en instituciones de Estados Unidos: la Universidad de Berkley (Californa), el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y Standford, respectivamente. El premio es de US$1,4 millones, de los que la mitad será otorgada a Card y la otra se dividirá entre Angrist e Imbens.
“A diferencia de los premios a las ciencias duras, como física o química, que reconocen contribuciones determinadas, el Nobel de Economía es un reconocimiento a la trayectoria. Es fácil adivinar quiénes lo van a ganar, lo difícil es saber cuándo. A nadie le sorprende que hayan aparecido ellos tres y juntos”, reconoce Walter Sosa Escudero, investigador principal en Cedlas y profesor de econometría.
Un trabajo en común
“Los galardonados de este año nos proporcionaron nuevos conocimientos sobre el mercado laboral y mostraron qué conclusiones sobre causa y efecto se pueden extraer de experimentos naturales. Su enfoque se extendió a otros campos y revolucionaron la investigación empírica”, señaló la Academia en su comunicado.
Card, Angrist e Imbens fueron pioneros en la aplicación de soluciones de laboratorio para comprender rigurosamente causalidades que la teoría convencional no logra explicar. Sus experimentos contradicen, en muchos casos, tesis instaladas en la ciencia economía. Una de las más importantes tiene que ver con una conclusión a la que arribó Card: el aumento del salario mínimo no provoca un crecimiento en el desempleo, necesariamente. De acuerdo con las teorías usualmente aplicadas, un establecimiento del sueldo por encima del precio de equilibrio entre oferta y demanda generaría una caída de la ocupación. Algunos llaman a sus descubrimientos “giros copernicanos de la economía”.
Los economistas son amigos entre sí y han publicado en conjunto múltiples veces. Card y Angrist fueron a la Universidad de Princeton, donde obtuvieron su doctorado con seis años de diferencia (el primero fue profesor del segundo). Angrist fue el padrino de boda de Imbens.
En 2019, habían recibido el premio Nobel Esther Duflo, Abhijit Banerjee y Michael Kremer, cuyos descubrimientos orientados a la reducción de la pobreza habían sido inspirados por los tres ganadores de este año. Duflo, inclusive, había sido alumna de Angrist. Todos ellos fueron a casas de estudio estadounidenses, que están predominando en los premios Nobel de Economía hace años.
El premio al trío obligó a recordar a Alan Krueger, que falleció en 2019. También graduado de la Universidad de Princeton realizó contribuciones a los descubrimientos de los ganadores.
Today's news also brought with it some sadness in remembering Alan Krueger, the James Madison Professor of Political Economy, who died in 2019, and his contributions to the work cited in the 2021 Nobel in economics. pic.twitter.com/vBESzF5aJE
— Princeton University (@Princeton) October 11, 2021
Un dato llamativo sobre el trabajo de los tres premiados es que data de hace 30 años.
“Sus estudios de principios de la década de 1990 desafiaron la sabiduría convencional, lo que condujo a nuevos análisis y conocimientos adicionales. [...] Ahora sabemos que los ingresos de las personas que nacieron en un país pueden beneficiarse de una nueva inmigración, mientras que las personas que inmigraron antes corren el riesgo de verse afectadas negativamente. También nos hemos dado cuenta de que los recursos en las escuelas son mucho más importantes para el futuro éxito de los estudiantes en el mercado laboral de lo que se pensaba anteriormente”, comunicaron desde la Academia sobre el trabajo de Card.
Sobre las conclusiones de Angrist e Imbens comentaron: “Sin embargo, los datos de un experimento natural son difíciles de interpretar. Por ejemplo, extender la educación obligatoria por un año para un grupo de estudiantes (pero no para otro) no afectará a todos en ese grupo de la misma manera. Algunos estudiantes habrían seguido estudiando de todos modos y, para ellos, el valor de la educación a menudo no es representativo de todo el grupo. Entonces, ¿es posible sacar alguna conclusión sobre el efecto de un año extra en la escuela? A mediados de la década de 1990, Joshua Angrist y Guido Imbens resolvieron este problema metodológico, demostrando cómo se pueden extraer conclusiones precisas sobre causa y efecto a partir de experimentos naturales”.
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