La economía de Estados Unidos genera un optimismo moderado
A medida que crece el optimismo de que la recuperación de la economía estadounidense está al fin ganando tracción, vale la pena recordar que hace un año la situación parecía igual de auspiciosa.
En los primeros meses de 2011, la tasa de desempleo cayó a su nivel más bajo en cerca de dos años. El crecimiento cobraba fuerza, impulsado por los consumidores que estaban volviendo a llevarse la mano al bolsillo. Los ingresos iban en alza y la inflación estaba bajo control. La mayoría de los economistas esperaba que el buen momento perdurara el resto del año.
Los acontecimientos, sin embargo, tomaron otro rumbo. Las turbulencias en Medio Oriente dispararon los precios del petróleo. El terremoto y el posterior tsumani en Japón interrumpieron las cadenas de suministro en todo el mundo. La crisis de la deuda soberana en Europa sacudió los mercados globales y las dificultades para alcanzar un acuerdo para elevar el límite de endeudamiento de Estados Unidos dañaron la confianza en el sistema político del país. La creación de empleo y el crecimiento económico prácticamente se paralizaron antes de empezar a repuntar a fines de año. "Incluso el modesto grado de optimismo que teníamos resultó excesivo", reconoce Tim Gill, director de análisis económico de NEMA, una asociación de empresas manufactureras.
Gill y su colega Don Leavens encabezaron la clasificación de proyecciones económicas para 2011 que realizó The Wall Street Journal. El ranking se basa en las predicciones hechas en enero del año pasado acerca de la evolución de la inflación, el desempleo, las tasas de interés y el producto durante el transcurso del año.
Pero incluso Gill y Leavens anticiparon una inflación considerablemente mayor y un desempleo ligeramente más alto que en la realidad. Y, al igual que el resto de los economistas que participaron, sus proyecciones de crecimiento pecaron de un exceso de optimismo. El año pasado "nos dio una lección de humildad a los economistas", dice Sung Won Sohn, profesor de la Universidad Estatal de California, que se ubicó en tercer lugar entre los 52 economistas que tomaron parte en la encuesta.
Los resultados reflejan la incertidumbre inherente a las proyecciones económicas. Los desastres naturales, las guerras, las turbulencias políticas y otros imprevistos pueden descarrilar la economía, como ocurrió el año pasado.
Es imposible pronosticar un terremoto, pero hay muchas catástrofes que se pueden prever. La crisis europea dista de estar resuelta, las tensiones en Medio Oriente vuelven a amenazar los precios del crudo y las elecciones presidenciales en EE.UU. hacen que sea muy difícil aprobar alguna medida significativa.
Esta clase de riesgos, no obstante, siempre está presente. Pero una economía más saludable estaría mejor preparada para capear las tormentas. La débil recuperación ha dejado a EE.UU. con escaso margen de maniobra.
"Puesto que todavía se trata de una recuperación modesta, seguimos siendo vulnerables a los shocks imprevistos", dice Dean Maki, economista jefe para EE.UU. de Barclays Capital, quien finalizó en séptimo lugar en las predicciones del año pasado.
Este año los economistas parecen haber aprendido la lección y están siendo más cautos. En la última encuesta que The Wall Street Journal realizó este mes, pronosticaron un crecimiento anualizado de 2,5%, un alza frente a la expansión de 1,6% de 2011, también anualizada. "Se podría decir que hemos aprendido una lección del año pasado y que aún no estamos dispuestos" a creer en una recuperación definitiva, señala Aneta Markowska de Société Générale, quien quedó en cuarto lugar el año pasado.
En todo caso, hay motivos para creer que, en esta ocasión, la economía estadounidense está en mejor pie que hace un año. En 2011, buena parte de la caída del desempleo correspondía a personas que dejaban de buscar trabajo. Las cifras de los últimos meses muestran que las empresas están contratando personal. Los consumidores tienen menos deuda que hace un año y el mercado inmobiliario ha mostrado señales de vida por primera vez desde el estallido de la crisis.
Los 49 economistas que respondieron a la encuesta asignan una probabilidad de apenas 16% a que la economía entre en recesión. Esperan que las empresas creen más de dos millones de empleos en los próximos 12 meses, un ritmo que no se había visto desde 2006.