
La economía de Estados Unidos, ¿es abierta o cerrada?
Las respuestas a la pregunta pueden ser distintas según el indicador que se tome
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La amenaza, por parte del presidente Trump, de aumentar los aranceles de importación a algunos productos provenientes de algunos países ha vuelto a plantear la cuestión teórica de la relación entre protección, crecimiento e inflación, y la cuestión histórica del rol que la protección jugó en el desarrollo de la economía de Estados Unidos. A la luz de lo cual algunos preguntan si la referida economía es abierta o cerrada.
Al respecto conversé con el brasileño Theotonio Dos Santos (1936 –2018), quien estudió en la Universidad Estatal de Minas Gerais, y enseñó en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la del Norte de Illinois, en la del Estado de Nueva York, y en las pontificias universidades católicas de Minas Gerais y Río de Janeiro. Fue uno de los fundadores del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).
–Usted jugó un rol importante en el desarrollo de la teoría de la dependencia, muy de moda a comienzos de la década de 1970.
–La teoría de la dependencia se inserta dentro del desarrollo del capitalismo periférico. Como una teoría de la “inhibición” del desarrollo capitalista en la periferia, se centra en el hecho de que la independencia política de las naciones atrasadas no siguió el pronóstico de Karl Heinrich Marx y Rosa Luxemburgo, de que una “revolución democrática burguesa” era un elemento esencial del proceso de emancipación capitalista. La dependencia como análisis de procesos capitalistas específicos, enfoque desarrollado en 1969 por Fernando Henrique Cardoso y Enzo Doménico Faletto, presenta a las economías periféricas como una parte integral del sistema capitalista mundial, en un contexto de internacionalización creciente.
–Centro y periferia son nociones utilizadas por Raúl Prebisch.
–Yo utilizo dichos términos para expresar relaciones jerárquicas, y afirmo que como el sistema capitalista tiene alcance mundial, el desarrollo de los centros y el subdesarrollo de la periferia son dos caras indispensables del mismo fenómeno, el capitalismo global, quedando la revolución como única alternativa. La primera consecuencia de la dependencia consiste en preservar al sector exportador tradicional, lo cual en el plano político implica el mantenimiento del poder por parte de las oligarquías tradicionales decadentes. La industrialización no ofrece perspectivas esperanzadoras. Lo que cabe esperar es un largo proceso de fuertes confrontaciones políticas y militares, que conducirá a los países a un dilema: gobiernos de fuerza, que le abrirán las puertas al fascismo, o gobiernos revolucionarios populares, que le abrirán las puertas al socialismo. Las soluciones intermedias, propuestas por organismos como Cepal, Unctad, BID, etc., probaron ser vacías o utópicas.
–Esto usted lo dijo en 1970. Dejémosle a los historiadores que lo evalúen, habiendo transcurrido más de medio siglo. La economía de Estados Unidos, ¿es una economía abierta o cerrada?
–Les voy a ayudar a los lectores, a que cada uno conteste la pregunta como mejor le parezca. No porque quiera esquivar la respuesta, sino porque la economía de Estados Unidos puede ser calificada como abierta o cerrada, según el indicador que se mire.
–Lo escucho.
–Observemos la cuestión desde la perspectiva de los consumidores. Quien ingrese a cualquier supermercado ubicado en Boston, Chicago o Seattle, encontrará enorme variedad de cervezas, o galletitas, producidas en los más diversos países, de modo que, para ellos, la economía de Estados Unidos es super abierta.
–Contestada la pregunta.
–No tan rápido, porque desde el punto de vista de los productores extranjeros, existen las experiencias más diversas. Los productores de limones ubicados en la Argentina dicen encontrar muy difícil colocar su producto en Estados Unidos; al tiempo que la familia Catena no se cansa de vender vinos en dicho país. Tal como era de esperar, existen ejemplos de lo más diversos.
–¿Qué me dice, desde una perspectiva macroeconómica?
–Le contesto, primero, desarrollando un ejemplo hipotético. Imaginemos un mundo integrado por dos países. El PBI del país A es de 100, mientras que el del país B es de 20. Como son los dos únicos países del mundo, y por ahora no comerciamos con la Luna, o con Marte, las exportaciones de A son iguales a las importaciones de B y viceversa. Supongamos que tanto las exportaciones como las importaciones son de 10. Pues bien, la relación exportaciones más importaciones, dividida por PBI, en el caso del país A es de 20% mientras que en el país B es de 100%. En un mundo de dos países ¡no puede ser de otra manera!; pero esto lo único que indica es que el PBI de A es 5 veces el de B.
–¿Cuál es el mensaje?
–Que la economía de Estados Unidos es una economía grande, y por consiguiente, más allá de los enormes números absolutos, su relación exportaciones más importaciones, como proporción de su PBI, no puede ser muy alta. En el caso de economías más pequeñas, la referida relación puede ser un buen indicador del grado de apertura de la economía. A propósito: un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Argentina impactará mucho menos en el denominado gran país del norte que en la Argentina.
–Ya que estamos, prestémosle atención a otra cuestión relacionada con el intercambio internacional de mercaderías en Estados Unidos.
–El valor de las exportaciones de mercaderías en dicho país equivale a 2/3 del de sus importaciones, de manera que la relación exportaciones/PBI es bien diferente a la relación importaciones/PBI. Pero importa destacar que, por más superavitaria que sea la cuenta de servicios de la balanza de pagos, el déficit de la cuenta corriente se financia con entrada de capitales. Mal que me pese, en lo personal y doctrinario, seres humanos que viven en muchos países del planeta siguen atesorando dólares americanos y bonos emitidos por el Tesoro de Estados Unidos.
–Ningún desequilibrio es eterno.
–De acuerdo, pero como en 1923 bien dijo John Maynard Keynes, en el largo plazo estaremos todos muertos. Como consecuencia de la crisis subprime primero, y del Covid-19 después, la oferta monetaria de muchos países “serios” aumentó de manera significativa, por lo cual, aplicando esquemas ortodoxos super simplificados, vivimos al borde del precipicio.
–¿No es así?
–En el plano decisorio, no parece. El precio del oro viene aumentando, pero no está “por las nubes”, y la demanda de criptomonedas me parece que se explica mucho más por un afán super especulativo, que por un ansia de proteger los ahorros de las garras estatales. La última edición del Panorama económico mundial, del FMI, al tiempo que en el texto alerta contra incertidumbres de variada naturaleza, en el plano numérico ratifica que en 2025 el PBI mundial crecerá 3,3%, y en 2026 otro tanto.
–Don Theotonio, muchas gracias.
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