La devaluación del yuan es el nuevo riesgo global
En medio de la turbulencia, Beijing intervino parafrenar una mayor depreciación; efecto en la Fed
Al devaluar el yuan, China dejó en claro que su incapacidad para revertir la desaceleración de la economía no es un problema confinado a sus fronteras. Ahora ha pasado ser un riesgo global.
El gobierno no ha escatimado esfuerzos. Recortó las tasas de interés cuatro veces en los últimos 12 meses, aumentó la cantidad de dinero que los bancos pueden prestar e inyectó fondos al mercado bursátil. Todas estas medidas buscaron impulsar la demanda interna de la segunda economía del mundo. Al devaluar el yuan, las autoridades desempolvaron una controvertida táctica para estimular el crecimiento cuyas repercusiones serán globales.
El Banco Popular de China se vio obligado a intervenir en los mercados el miércoles luego de que el yuan cayó 2%, el límite diario fijado por las autoridades, y alcanzó 6,45 unidades por dólar, su menor nivel en cuatro años, informaron fuentes cercanas. La tarea del organismo es manejar adecuadamente las expectativas para impedir que la divisa entre en caída libre.
El desafío del banco central es permitir que las fuerzas del mercado influyan sobre la cotización del yuan, pero evitar que los movimientos cambiarios perjudiquen la economía, las relaciones comerciales y las prioridades políticas del gobierno.
Los efectos de la devaluación son variados y globales. Un yuan más débil representa un espaldarazo a las exportaciones chinas. También complicaría la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos acerca de cuándo comenzar a subir las tasas de interés. Los rivales comerciales de China, como Corea del Sur y Japón, sentirán presión para seguir el ejemplo y dejar que sus monedas se deprecien. La devaluación, asimismo, eleva los riesgos de una mayor volatilidad en otras economías emergentes.
En general, la decisión envía un mensaje a los inversionistas de que las autoridades económicas en China y otros países tienen problemas para encontrar herramientas con las cuales combatir el bajo crecimiento de sus economías.
"Esto refuerza el relato procedente de la reacción de pánico del mes pasado (ante la caída) del mercado bursátil de que los funcionarios chinos saben que su economía se está desacelerando más rápido que lo que los mercados habían descontado", dice Adam Posen, presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional. El yuan, añade, podría caer mucho más.
El gobierno chino presentó la medida como un paso modesto en la dirección de tener una moneda más sensible a las fuerzas del mercado, algo que EE.UU., el Fondo Monetario Internacional y otros actores han estado pidiendo durante mucho tiempo. Antes de la devaluación de 2% frente al dólar anunciada el martes, China había apuntalado la divisa. En el año anterior a esta decisión, el yuan se había apreciado 14% ante una amplia canasta de monedas, lo cual ejercía presión sobre el sector ex-portador.
"Todos los esfuerzos para hacer que la economía se oriente más hacia el libre mercado introducen más riesgo en el sistema fi-nanciero", señala Zhu Chaoping, economista de UOB Kay Hian Holdings Ltd., un banco de inversión de Singapur. "Pero cada vez que empieza a intervenir, pone en juego su credibilidad".
Posen asevera que todo el impacto global de la devaluación no se conocerá hasta que en los próximos días las autoridades chinas muestren si están dispuestas a permitir una mayor depreciación de la moneda.
De ocurrir, eso representaría un nuevo desafío para la Fed. El fortalecimiento del dólar ha puesto presión a la baja sobre los precios de las importaciones y la inflación en EE.UU. Funcionarios de la Fed han indicado que no quieren subir las tasas a corto plazo, que permanecen en cerca de cero desde hace varios años, hasta estar razonablemente seguros de que la inflación se elevará hacia la meta de 2%. Una mayor presión alcista sobre el dólar dificultará el logro de tal objetivo.
Algunos funcionarios de la Fed han señalado que están dispuestos a elevar las tasas por primera vez desde 2006 en su reunión de política monetaria del 16 y 17 de septiembre. La devaluación del yuan podría no ser suficiente para persuadirlos de esperar más tiempo, pero un mayor debilitamiento de la moneda china o signos como la reciente caída de los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense y los magros aumentos de los salarios en EE.UU. podrían combinarse para retrasar el aumento.
"La devaluación del yuan es desinflacionaria puesto que todas las importaciones procedentes de China se abaratan", afirma Ren Zhiwei, director general y gerente de cartera de Penn Mutual Asset Management. "Ahora hay incluso menos razones para subir las tasas en septiembre".
El bajo crecimiento ha sido un problema de muchos mercados emergentes fuera de China. Los economistas del banco de in-versión J.P. Morgan estiman que la demanda interna en las economías emergentes (que proviene del consumo y la inversión en el país, en contraste con el comercio internacional) creció menos de 2% en el primer semestre, la mitad del ritmo del año pasado y menos que en las economías desarrolladas.
En otras circunstancias, un crecimiento lento podría exigir rebajar las tasas de interés y devaluar la moneda. Pero los bancos centrales están tan preocupados por no desatar fugas de capital que no han recurrido a este tipo de medidas.
En el caso de México, la inflación está por debajo de la meta de 3% fijada por el banco central. La entidad redujo el miércoles su previsión de crecimiento para este año de entre 2% y 3% a entre 1,7% y 2,5%. A pesar de una baja inflación y de una expansión moderada, el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, dijo en una entrevista la semana pasada con The Wall Street Journal que estaba dispuesto a elevar las tasas de interés para mantener estables los mercados y la moneda. "Nos hemos preparado para ajustar más o menos las tasas de interés cuando (EE. UU.) lo empiece a hacer", aseveró.
El impacto se hará sentir en el resto de la región. Según un análisis de coyuntura elaborado por el área de investigación de mercados emergentes de América Latina de J.P. Morgan, las dos naciones que encabezan el ranking de riesgo global por exposición a la devaluación del yuan son Chile y Perú, seguidos en quinto lugar por Brasil y en séptimo por Colombia.
El tipo de cambio es un problema que ha afligido a los europeos durante años. El Banco Central Europeo (BCE) empezó a advertir en el segundo trimestre de 2014 que la fortaleza del euro podría debilitar la inflación, una situación que normalmente provoca una relajación de la política monetaria.
Posteriores medidas de estímulo del BCE, incluyendo el plan de compra de bonos por un billón de euros (US$1,1 billones) anunciado en enero, produjeron una devaluación de más de 20% del euro entre agosto de 2014 y marzo de 2015, su punto más bajo.
Si la devaluación del yuan se profundiza, la presión podría volverse particularmente intensa en los países que exportan a China o compiten con ella en otros mercados. Muchos países asiáticos han recortado las tasas de interés este año y podrían verse obligados a hacer reducciones adicionales en los próximos meses.
La presión hacia una mayor flexibilización monetaria podría ser intensa en Corea del Sur, que compite con China en los mercados de teléfonos celulares baratos y otros bienes. El crecimiento de Corea del Sur ha sido decepcionante este año y el gobierno ha recurrido a los recortes de tasas y la debilidad del won para estimular la economía. Esto no ha dado sus frutos: las exportaciones cayeron 3,3% interanual en julio, marcando el séptimo mes consecutivo de caída.
"El yuan más débil no es un tema simple sino complejo que puede tener ramificaciones simultáneamente contradictorias sobre Corea. Vamos a estar atentos", dijo un funcionario del Banco de Corea, quien advirtió que un debilitamiento excesivo del won podría desembocar en una fuga de capitales.
—Lingling Wei, Anjani Trivedi, Rachel Rosenthal, Kwanwoo Jun, Sara Schaefer Muñoz y Min Zeng contribuyeron a este artículo.
The Wall Street Journal