La deuda privada dispara las alarmas en EE.UU.
La caída de las ganancias y el aumento del endeudamiento de las empresas estadounidenses están sacudiendo los mercados de crédito, un indicio de que la recuperación económica de seis años de duración puede estar en peligro.
Las agencias calificadoras de riesgo están rebajando el grado crediticio de las empresas de EE.UU. a su mayor nivel desde la crisis financiera mientras los indicadores de deuda en relación con el flujo de caja están en aumento. Los analistas prevén que las ganancias de las grandes empresas caigan por segundo trimestre consecutivo por primera vez desde 2009.
El mercado para deuda de mayor riesgo se ha enredado, intensificando los temores de que las empresas puedan tener problemas para pagar su deuda luego de varios años de alta emisión de bonos, modestas tasas de cesaciones de pago y tasas de interés sumamente bajas. Un reflejo de tales preocupaciones es que para comprar bonos los inversionistas exigen un rendimiento más alto en relación con la deuda del Tesoro de EE.UU.
El deterioro de las finanzas de las empresas estadounidenses ha pasado en buena parte desapercibido mientras la atención de los inversionistas se volcaba hacia las caídas en los precios de las acciones, bonos y las divisas de numerosas economías emergentes. Muchos analistas concuerdan en que la salud de la economía china es la principal fuente de incertidumbre en torno al desempeño de la economía mundial.
De todos modos, el incremento de las rebajas de calificación de deuda y de las cesaciones de pagos en EE.UU. señala "algunas grietas en la superficie" de las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense, advirtió Jody Lurie, analista de crédito corporativo de la firma de servicios financieros Janney Montgomery LLC. Los inversionistas siguen de cerca las tendencias del mercado de deuda como indicador de salud de la economía estadounidense.
Moody’s Investors Service rebajó en agosto y septiembre la calificación de 108 empresas no financieras y otorgó apenas 40 mejoras. Se trata de la mayor cantidad de rebajas desde junio de 2009, hacia el final de la recesión de EE.UU.
Standard & Poor’s Ratings Services redujo la calificación de 297 compañías estadounidenses en los primeros nueve meses del año, también la mayor cantidad desde 2009, comparado con 172 alzas.
La tasa de cesación de pagos de los 12 meses previos para las empresas estadounidenses de menor calificación de crédito subió 2,5% en septiembre, frente a 1,4% en julio del año pasado, según S&P.
Cerca de una tercera parte de las rebajas correspondieron a empresas de petróleo y gas o ligadas a otras materias primas, dijo Diane Vazza, directora global de estudios de renta fija de S&P.
Las finanzas de empresas de otros sectores también se han deteriorado. El proveedor de telecomunicaciones Sprint Corp., la operadora de hoteles y casinos Wynn Resorts Ltd., la aseguradora Genworth Financial Inc. y la empresa de provisiones para mascotas PetSmart Inc. figuran entre las compañías cuya deuda fue rebajada este año por S&P, lo que resalta la amplitud del fenómeno.
La deuda de estas empresas cayó a la categoría de chatarra, equivalente a una calificación igual o inferior a BB+. Incluso firmas con un grado más alto, como McDonald’s Corp. y Mattel Inc. han sufrido reducciones este año.
Los precios de los bonos han pagado los platos rotos. Un bono de Sprint con vencimiento en 2025 cayó de 96 centavos por dólar a 77 centavos por dólar en septiembre, tras la rebaja de la calificación por parte de Moody’s. Un bono de McDonald’s que vence en 2024 descendió de 104 centavos por dólar a 99 centavos por dólar luego de la rebaja de S&P en mayo, según MarketAxess. "Observamos un debilitamiento generalizado en un mayor número de sectores en EE.UU.", dijo Vazza. "No sólo abarca al sector de commodities. Es más amplio".
Las compañías de EE.UU. han aumentado su endeudamiento a niveles que exceden los de antes de la crisis financiera y muchas de ellas utilizaron los recursos adicionales para realizar grandes adquisiciones y recomprar acciones. Según un indicador, la relación de la deuda y las ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización en el caso de empresas con grado de inversión, llegó a 2,29 veces en el segundo trimestre frente a las 1,91 veces de junio de 2007, justo antes de la crisis financiera, según el banco de inversión Morgan Stanley.
"Los indicadores que miden la salud y el crédito alcanzaron sus niveles máximos hace bastante tiempo", dijo Sivan Mahadevan, responsable de estrategia crediticia de Morgan Stanley. "Están comenzando a deteriorarse".
Muchos inversionistas y analistas señalan que tales preocupaciones son exageradas. Resaltan que la economía estadounidense sigue en expansión y que muchas compañías importantes aún se financian a tasas muy bajas. Agregan que la tasa de desempleo en EE.UU., que en septiembre llegó a 5,1%, es la más baja desde 2008, a pesar de la creciente alarma suscitada por el flojo crecimiento global.
Aunque persisten "algunas áreas de debilidad", dijo Laurie, "hay muchos lugares que exhiben un crecimiento económico positivo".
Los directores de finanzas de las empresas han mostrado disposición a absorber las rebajas de crédito dada la baja diferencia de precios entre bonos de calificaciones diferentes. Hasta hace poco, algunas compañías no tenían inconvenientes en colocar deuda al margen de su calificación.
Pero la situación ha cambiado. La filial estadounidense del banco español Banco Santander SA suspendió la emisión de deuda mientras que la química Olin Corp. pagó tasas más altas de lo previsto.
Otra fuente de preocupación es que el panorama de las ganancias se empieza a nublar en un momento en que la desaceleración de la economía china y el derrumbe de los commodities impactan sus resultados. Las ganancias de las empresas que integran el índice S&P 500 cayeron 5,1% interanual en el tercer trimestre, según datos de FactSet al 30 de septiembre.
Las dudas en torno de las finanzas de las empresas han elevado la diferencia, o spread, entre los rendimientos de los bonos corporativos y los de la deuda del Tesoro de EE.UU., considerada como la más segura, a los niveles más altos de los últimos tres años, según Barclays.
"Somos menos dependientes del crecimiento global que muchos otros países desarrollados, pero no somos inmunes al deterioro de los fundamentos fuera de EE.UU.", dijo Gary Cloud, gestor de portafolio quien administra US$463 millones para Hennessy Equity and Income Fund.
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