La desaceleración global causa el repliegue de las mineras
Las mineras están retrasando planes para invertir miles de millones de dólares en nuevos proyectos y, en algunos casos, reduciendo su producción actual conforme luchan para adaptarse a la menguante demanda y la caída de los precios. A su vez, tienen que lidiar con mayores costos laborales.
"No podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar que las cosas mejoren mañana", dijo Cynthia Carroll, presidenta ejecutiva de Anglo American PLC, en una entrevista el viernes pasado, después de que la minera británica anunciara que disminuirá en 21% o US$1.500 millones sus gastos de capital este año. "Estamos pisando el freno".
Lo mismo sucede con otros gigantes del sector como BHP Billiton, Vale SA y Barrick Gold Corp., la mayor minera de oro del mundo por producción.
El 26 de julio, el presidente ejecutivo de Vale, Murilo Ferreira, señaló que el mayor productor mundial de mineral de hierro y pellets para hornos, estaba reevaluando sus planes de inversión para 2012 "basado en el flujo de caja", luego de que la empresa brasileña divulgara una caída de casi 60% en su ganancia neta del segundo trimestre. "Estamos trabajando con un panorama de precios más bajos de lo que se preveía para este año", manifestó.
La débil economía global está perjudicando a muchos metales industriales y preciosos, entre ellos el aluminio, el oro, el níquel, el platino y el acero, debido a la caída de la demanda de autos, edificios y plantas energéticas. La crisis de deuda en Europa restringe el consumo allí, mientras el crecimiento económico de Estados Unidos continúa anémico. Por su parte, China, cuya demanda de materias primas industriales ha aumentado más rápido que la de cualquier otro país, también se desacelera. Todos estos factores deprimen los precios. El Subíndice de Metales Industriales Dow Jones-UBS, que sigue una canasta de metales como el aluminio y el zinc, ha bajado 8% este año, tras un declive de 24% en 2011. Los futuros de carbón han perdido 11%, tras caer 13% el año pasado.
Los inversionistas temen que los declives indiquen una pausa, o incluso el fin, del llamado superciclo de los commodities, que comenzó hace aproximadamente 10 años. Este ciclo estaba impulsado por el creciente apetito de China y otros países emergentes por materias primas para sostener un estándar de vida cada vez más alto.
"Cerca de la mitad de los inversionistas institucionales ha dejado de invertir en minería y recursos cíclicos", dijo John Tumazos, un asesor de inversión.
En momentos en que los inversionistas se deshacen de sus participaciones, los productores de materias primas deben buscar formas de proteger los márgenes de ganancia y conservar capital para calmar a los accionistas.
Pero el repliegue acarrea riesgos para la economía en general. En el corto plazo, los recortes podrían limitar la actividad en uno de los pocos sectores vigorosos de la economía mundial, al reducir las grandes inversiones que suelen crear empleos estables y cuyos efectos llegan a las economías locales. A largo plazo, también podrían conducir a una escasez de bienes básicos cuando las condiciones mejoren, lo que a su vez puede disparar los precios.
La semana pasada, ArcelorMittal, la mayor siderúrgica del mundo por volumen, con sede en Luxemburgo, indicó que nueve de sus 25 hornos en Europa estaban inactivos y que no descartaba más cierres. Este año, BHP discontinuó una planta de carbón en Australia y Norsk Hydro, con sede en Noruega, indicó que planea cerrar una planta de fundición de aluminio, también en Australia.
"Se va a ver mucho más de esto hasta finales de 2012", pronosticó William Selesky, analista de Argus Research en Nueva York. "Se trata de una gran desaceleración en el crecimiento económico global, más específicamente de China".
Incluso los commodities más destacados están debilitándose, lo que deja estancados a las mineras y sus inversionistas. Las mineras de oro, que se beneficiaron cuando el precio de los lingotes subió más de seis veces frente a 2001, están reduciendo la inversión en momentos en que los precios se mantienen 16% por debajo de su máximo histórico alcanzado en agosto del año pasado.
Con todo, las mineras planean invertir decenas de millones de dólares en los próximos años para garantizar que podrán abastecer la demanda. Esto hace eco a la creencia de que los suministros son justos en general y que podrían empezar a escasear cuando la economía se fortalezca.
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