La depreciación del euro no es una panacea para Europa
Mientras España sucumbe a la crisis de deuda de Europa, el euro alcanza sus niveles más bajos en varios años frente a casi todos sus socios comerciales, pero lo que en tiempos normales sería sin duda un beneficio para la región, puede que ahora no resulte necesariamente beneficioso, dicen los expertos.
Antes de la crisis, medidas como el recorte de tasas anunciado la semana pasada por el Banco Central Europeo (BCE), hubieran tenido un doble efecto en la reactivación de la economía: los bancos habrían transferido las tasas más bajas a sus clientes, mientras que la moneda hubiera bajado en los mercados de divisas, dando a los exportadores mejores oportunidades para vender sus productos en el exterior. Se podría haber registrado mejores ventas y costaría menos invertir para producir más.
Sin embargo, en la polarizada zona euro de hoy, no es así de simple. Por un lado, no hay certeza de que los bancos de la zona euro pasen a sus clientes los recortes de los costos de endeudamiento. Incluso el presidente del BCE, Mario Draghi, dijo hace poco que no esperaba que el comportamiento de los bancos cambiara mucho como consecuencia de los recortes de tasas. Aun si lo hicieran, explicó, los problemas de la zona euro son tan agudos que pocas compañías parecen estar dispuestas a pedir dinero prestado.
Pero incluso si los costos de endeudamiento no estuvieran cayendo, una depreciación de la moneda debería tener por sí misma un efecto estimulante, y valdría la pena aunque moleste a los socios comerciales, dicen algunos economistas.
"Aun si se registrara una depreciación en relación con el dólar, pienso que sería algo bueno", dijo Oliver Blanchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI). "De algún modo, Europa lo necesita más que Estados Unidos, y EE.UU. probablemente podría compensarlo de alguna manera".
El FMI ha estado advirtiendo desde hace tiempo que la crisis del euro es la mayor amenaza para la economía global, por lo que el resto del mundo tiene interés en dejar que se deprecie hasta que se recupere, argumentó.
El FMI redujo su pronóstico de crecimiento para la zona euro de 0,9% a 0,7% en 2013. Asimismo, mantuvo su pronóstico de contracción de 0,3% para este año.
Blanchard sostiene que una caída de 10% en la tasa de cambio del euro debería tradicionalmente dar un impulso excepcional de 1,4% al Producto Interno Bruto.
Sin embargo, la recuperación a través de las exportaciones funciona mejor cuando las economías de sus socios comerciales están en buena forma. En cambio, el crecimiento se está desacelerando incluso en los mercados emergentes que han impulsado la economía mundial en los últimos años. Las exportaciones de Irlanda, una de las economías más abiertas de la zona euro, se redujeron en mayo frente a la lectura del año previo, a pesar de que el euro ha caído 10% y se ubica en su nivel más bajo frente a la libra esterlina, la moneda del mayor socio comercial de Irlanda.
A Mario Boselli, presidente de la Cámara Italiana de la Moda, le preocupa que las economías emergentes más grandes sólo representen 10% del total de las exportaciones italianas. "Esto no es suficiente" para compensar la debilidad en las economías desarrolladas, dice.
Tanto Boselli como Philip Halpin, asesor de la Asociación de Exportadores de Irlanda, dicen que el euro tendría que caer a US$1,10 (del US$1,20 en la actualidad), para producir una robusta recuperación de las exportaciones.
Ludovic Subran, economista jefe de Euler Hermes, aseguradora de crédito comercial de Francia, advierte que incluso eso podría ser insuficiente. Una depreciación de este nivel tendría poco efecto en Francia debido a que los altos impuestos y rígidos costos laborales reducen los posibles beneficios que tendría, sostiene.
Otro problema es que, con excepción de Irlanda, los países que obtienen el mayor beneficio de tal declive son los que están más expuestos al comercio fuera de la zona euro, y eso significa Alemania, que ya tiene el crecimiento más rápido y los costos de endeudamiento más bajos de la región.
The Wall Street Journal