La demanda de los mercados emergentes impulsa la inversión en las destilerías de whisky
LONDRES—En momentos en que el whisky escocés se convierte en una bebida de moda en mercados que van desde Brasil a China, las multinacionales de licores como Pernod Ricard SA y Diageo PLC están invirtiendo en instalaciones de producción en Escocia a un nivel no visto en la industria desde los años 70.
El viernes, el príncipe Carlos presidió la inauguración de la remodelada destilería de whisky Glenlivet de la francesa Pernod Ricard en Escocia, que ha aumentado su capacidad de producción en 75% gracias a una inversión de 10 millones de libras esterlinas (US$14,6 millones).
A finales de este año, la británica Diageo planea inaugurar su vigésima octava destilería en Escocia, la primera a gran escala en tres décadas. Conocida como Roseisle, la instalación costó 40 millones de libras (US$58 millones) y producirá hasta 10 millones de litros de whisky puro, o proveniente de sólo una destilería, al año. El licor será utilizado para producir whisky mezclado como Johnnie Walker y J&B.
En los últimos tres años, las empresas de bebidas alcohólicas han gastado unos 600 millones de libras (US$860 millones) para expandir las instalaciones de producción de whisky en Escocia, lo que ha incrementado la capacidad de destilación, según la Asociación de Whisky Escocés. Las inversiones son impulsadas por el crecimiento de las exportaciones de whisky escocés a Estados Unidos, el mayor mercado de exportación por valor, así como un mayor consumo en los países en desarrollo.
A pesar de la recesión, las exportaciones de whisky desde Escocia alcanzaron niveles récord en 2009, según la Asociación de Whisky Escocés. Las exportaciones crecieron 3% a 3.130 millones de libras (US$4.500 millones), tras un alza de 13% en el valor de las exportaciones a Francia y EE.UU., de 44% a Brasil, de 25% a México y de 7% a Sudáfrica.
"La proporción de whisky escocés consumido en los países en desarrollo ha aumentado de forma pronunciada" desde 2000, dice Christian Porta, presidente de Chivas Brothers, la filial de whisky y gin de Pernod Ricard que opera Glenlivet. "De aquí a cinco años esta industria será aún más grande y más internacional".
Las inversiones llegan en un momento en que las grandes empresas de licores de calidad buscan aumentar el atractivo de sus marcas internacionales para impulsar las ventas. El whisky escocés, que desde hace mucho está asociado al lujo, es un licor "aspiracional" de primera categoría para los consumidores de mercados emergentes. "Los consumidores tratarán de demostrar su éxito y el whisky es perfecto para eso", afirma Sebastián Concha, analista de bebidas globales de la firma de investigación Mintel. "Esto es un gran motor a lo largo de todo el mundo en desarrollo".
Mientras que el vodka y el gin se pueden destilar en cualquier lugar y embotellar inmediatamente, el whisky escocés se tiene que producir en Escocia y añejar por un mínimo de tres años. Existen variedades de whisky de una única destilería como Glenlivet y Glenfiddich, así como de whisky mezclado como Johnnie Walker y Chivas.
Debido a que el whisky escocés se suele añejar en barriles de madera durante más de una década, las empresas de licores invierten en las instalaciones de producción en base a las proyecciones de la demanda. Diageo, por ejemplo, realizó un importante estudio econométrico unos años atrás para analizar factores como la estabilidad política y los estratos sociales para determinar cuánto whisky consumirán los países en las próximas décadas. "Lo que vimos fue suficiente para convencernos de que necesitábamos invertir en capacidad para satisfacer la demanda a largo plazo", explica Ken Robertson, director de relaciones corporativas de la división de whisky escocés de Diageo.
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