La debilidad económica acentúa la crisis política de la zona euro
El gobierno de Holanda cayó el lunes luego de no conseguir apoyo para recortes de presupuesto impopulares, en la última señal de los problemas que afrontan los líderes europeos para navegar entre la recesión, la crisis de la deuda, la irritación de los electores y el nerviosismo de los mercados financieros.
El primer ministro holandés, Mark Rutte, se convirtió en la víctima más reciente de los problemas económicos de la región, al presentar su renuncia tras no lograr el suficiente respaldo en el Parlamento para recortar el déficit fiscal del país. Se prevé que las elecciones en Holanda se realicen a mediados de año, lo que se suma a una serie de votaciones en Francia, Grecia y Alemania que podrían darle forma a la próxima etapa de la crisis de la zona euro.
Muchos votantes, políticos e inversionistas a lo largo de Europa están preocupados por la debilidad económica y las altas deudas, y buscan el equilibrio adecuado entre crecimiento y disciplina fiscal. En este contexto, crece la división entre el campo liderado por Alemania, que sostiene que no hay más remedio que austeridad fiscal para todos, y los críticos que afirman que esa política empuja a la zona euro hacia una espiral descendente. "La zona euro es un paciente enfermo acostado en una cama, y los médicos a su alrededor no se pueden poner de acuerdo sobre el diagnóstico, así que es difícil curar la enfermedad", lamentó Charles Grant, director del Centro de Reforma Europea, un centro de estudios de Londres.
El grupo de los críticos es encabezado por François Hollande, el contendiente socialista a la presidencia de Francia que espera destronar a Nicolas Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones que tendrá lugar el 6 de mayo, tras la primera ronda del fin de semana.
Hollande ha prometido gastar más, aumentar los impuestos a los ricos y renegociar el pacto fiscal de la zona euro, donde primó la influencia alemana, para implementar iniciativas que estimulen el crecimiento.
Un triunfo de Hollande podría sentar las bases para una batalla con la canciller alemana Angela Merkel, quien se opone a cualquier flexibilización de la disciplina fiscal, y con los mercados financieros, que miran con nerviosismo el enorme déficit fiscal y la débil economía de Francia.
Grecia celebrará elecciones el 6 de mayo y se prevé que los votantes castiguen con dureza a los partidos tradicionales por la depresión económica, agravando la inestabilidad política del país. Se espera que los partidos que apoyan el rescate internacional para Grecia, que exige más medidas de austeridad draconianas antes de junio, se mantengan en el poder, por estrecho margen.
Los comicios en los estados alemanes de Schleswig-Holstein y Renania del Norte-Westfalia, fijados para el 6 y 13 de mayo, respectivamente, pondrán a prueba la capacidad de los social demócratas alemanes para destronar al gobierno de centro derecha de Merkel en las elecciones nacionales del próximo año. Aunque la austeridad no es uno de los temas más candentes en Alemania actualmente, los social demócratas son más escépticos al respecto que Merkel.
En Holanda, el gobierno de centro derecha de Rutte duró apenas año y medio y cayó tras el colapso de las negociaciones interpartidarias para recortar el déficit presupuestario a 3% del Producto Interno Bruto (PIB) en 2013, desde un pronóstico de 4,6% para este año.
Muchos inversionistas albergan dudas cada vez mayores sobre el lema de austeridad para todos que emana de Berlín y el Banco Central Europeo. El lunes, los mercados financieros estaban más atentos a los datos de crecimiento que a lo que sucedía en Holanda o al triunfo de Hollande en primera vuelta en Francia, sostienen los analistas.
Las noticias no fueron nada buenas. El índice de gerentes de compras de la zona euro descendió en abril a su menor nivel en cinco meses, lo que se suma a la evidencia de que la economía del bloque está en recesión. Las cifras desalentadoras sobre el mundo empresarial y la actividad manufacturera en Europa desataron una venta generalizada en las bolsas y los principales indicadores cerraron con números negativos. El DAX, de la Bolsa de Fráncfort, cayó 3,4% mientras que el CAC-40, de la Bolsa de París, cedió 2,8%.
La debilidad económica intensificó los temores de los inversionistas de que Europa está atrapada. Los llamados de las autoridades y los mercados en pos de la rectitud fiscal reducen la demanda, lo que acentúa la contracción económica. En los últimos meses, inversionistas y autoridades "se han dado cuenta de que hace falta austeridad pero también crecimiento", afirma Laurent Fransolet, director de investigación de renta fija de Barclays PLC. "No creo que nadie sepa exactamente cuál debe ser la mezcla entre ambos".