La crisis en EE.UU. deja sus secuelas en la economía
Los días de shutdown llevaron a bajar las expectativas de crecimiento
WASHINGTON.- La popular cámara del zoológico de esta ciudad, que muestra al mundo todos los movimientos de la panda Mei Xiang y su cachorro de dos meses, volvió a encender su luz roja el jueves, cuando el reloj estaba a punto de marcar las 10 de la mañana. Las barreras que impedían el acceso a los monumentos y parques nacionales eran retiradas por funcionarios que intentaban volver a la rutina. Los vagones del metro de la capital de Estados Unidos llevaban ocho vagones en lugar de los seis de las semanas pasadas a consecuencia de la falta de pasajeros. Los correos electrónicos de los empleados federales dejaban de llevar en el asunto "fuera de la oficina". El cartel de abierto volvía a colgarse de los despachos de la administración y el gobierno estaba de nuevo en marcha.
El paro administrativo de 16 días sufrido por la primera economía del mundo tiene un costo no sólo de desgaste político y de hartazgo general del ciudadano. En números, Standard & Poor's estima que el efecto económico asciende a más de 24.000 millones de dólares. Por efecto del cierre de la administración (el famoso shutdown ), la consultora rebaja su estimación de crecimiento del PBI de 3% a cerca de 2 por ciento.
Los primeros síntomas de alivio de vuelta a la normalidad pueden ser, sin embargo, sólo un respiro temporal. Los ciudadanos, consumidores e inversores pueden temer que el guión se repita en unas semanas o meses, por lo que decidirán guardar sus chequeras ante el temor a una nueva crisis. Para Standard & Poor's, que Washington no haya sido capaz de llegar a un acuerdo a largo plazo es sin duda una mala noticia que no tendrá las mejores consecuencias.
El daño causado por la política de gobernar a golpe de crisis a la que parece haberse acostumbrado el Capitolio va más allá de los cerca de un millón de empleados que en un primer momento se vieron forzados a permanecer en sus hogares y de los museos y monumentos de Washington cerrados. El cierre de la administración llegó después de que la Reserva Federal informara de un modesto crecimiento de la economía del país en septiembre y provocara una caída en la confianza del consumidor similar a la sufrida tras el colapso de Lehman Brothers en 2008.
Si los turistas mostraban el jueves de nuevo su sonrisa, al poder acceder a monumentos y museos, los pequeños comerciantes no lograban sacudirse la frustración y el enojo de haber tenido que funcionar a medias durante más de dos semanas con la consecuente pérdida económica. Gina Burns dice que estuvo a punto de suspender la visita a la capital desde su natal Kansas, pero no lo hizo por los costos de no poder recuperar sus reservas de hotel ya hechas: ahora está satisfecha con la decisión tomada. Pero Lee, una mujer coreana que desde hace casi 20 años vende sándwiches en las cercanías de la Casa Blanca, se queja de toda la comida que se ha echado a perder por la cantidad de clientes que no entraron a su local. "Esto no es bueno, no puede ser bueno", lamenta Lee. Lo mismo que dice Standard & Poor's, pero con otras palabras.