La construcción cayó 2,4% en febrero y la industria bajó 1,3%
En la medición interanual las obras retrocedieron 6,3% y la actividad en las fábricas, 1,3%, los analistas creen que ambos sectores tendrán una marcha inestable este año
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La construcción y la industria no pudieron sostener las cifras positivas que habían mostrado en enero y, tal como se presagiaba, volvieron a insinuar que mantendrán durante 2023 el movimiento zigzagueante que tuvieron en 2022, que combinará altas y bajas. En el segundo mes del año, las obras cayeron 2,4%, mientras que la industria retrocedió 1,3% en comparación con enero.
Los datos fueron publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en sus informes denominados Indicador Sintético de la Actividad de la Construcción (ISAC) e Índice de Producción Manufacturera Industrial (IPIM), en los que también informó que ambos sectores tuvieron una caída interanual de 6,3% y 1,4%, respectivamente. En tanto, el índice serie tendencia-ciclo de la construcción tuvo una variación negativa de 0,3%, y el de la industria exhibió variación de 0,1%.
Asimismo, en el acumulado del año la construcción arroja una baja de 1,9% respecto de igual período de 2022; mientras que en la misma medición la industria presenta un crecimiento de 2,5%.
El economista Matías de Luca, de la consultora LCG, dijo que la construcción se comportó de forma ambigua. “De hecho, sorprendió, porque el Índice Construya había marcado un crecimiento en febrero y según este dato del Indec terminó cayendo. En la comparación anual, asfalto creció, pero cemento cayó (ambos indicadores permiten aproximarse a la evolución de la obra pública). Por otro lado, sí fue relevante la caída anual en rubros como ladrillos, pinturas o cerámicos (-20% anual en promedio)”, comentó.
Por su parte, el economista Gustavo Vallejo, jefe del Departamento de Estadísticas del Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), subrayó que las obras acumulan además una baja de 1,9% en el primer bimestre, tasa de signo negativo que no se veía desde hace más de un año y que no presenta síntomas de reversión. “En perspectiva de largo plazo, nuevamente este indicador se encuentra en niveles semejantes a los de 2012 y 2013 y por debajo de los parámetros de 2014, 2015, 2018 y 2021″, analizó.
Santiago Casas, economista de la Fundación Libertad y Progreso, subrayó que la construcción anotó su novena caída mensual consecutiva en el indicador tendencia-ciclo. “El indicador confirma que la economía está entrando en un período recesivo. Aunque con heterogeneidades; algo que suele verse en los momentos de quiebre de ciclo. Por ejemplo, el empleo en el sector viene subiendo (aunque hay que tener en cuenta el marco de reglas específicas distinto al del resto de la economía). Por otro lado, los permisos de construcción cayeron a mínimos desde 2021 y la superficie autorizada también bajó a su menor nivel desde enero de 2022″, acotó.
En lo que respecta a la industria, De Luca afirmó que la caída de 1,3% intermensual está en línea con lo que se esperaba. “De este modo, el sector mantiene el ritmo zigzagueante que mostró en 2022, con un mes de crecimiento seguido de caída, lo cual genera vulnerabilidad e inestabilidad. En este sentido, si bien logró crecer algo en enero (+0,4 mensual), en el primer bimestre del año la industria operó un punto por debajo del último bimestre de 2022″, agregó el economista.
Casas señaló que la caída de 1,3% desestacionalizada en febrero pone paños fríos a las cifras positivas de enero. “Comparado con febrero de 2022, el nivel de producción está 1,4% abajo y sin expectativas de romper la tendencia negativa, ya que el indicador de tendencia-ciclo lleva siete meses seguidos con caídas. La mitad de los rubros del índice mostraron una caída con respecto al mismo mes del año anterior, siendo la producción de alimentos y bebidas el sector con mayor incidencia negativa (-6,2 puntos porcentuales)”, dijo.
De cara a lo que resta del año no hay optimismo sobre el nivel de actividad. “Estará condicionado por la política de regulación a las importaciones. Por lo tanto, en un contexto de sequía donde la pérdida de valor exportable alcanzaría los US$15.000 millones, las importaciones sufrirán y, con ello, la actividad de la industria”, concluyó De Luca.
Por su parte, Juan Delich, economista de la consultora EcoGo, proyectó que en los meses venideros es esperable que se acentué la caída tanto de industria como de construcción. “Nosotros esperamos que se limiten las importaciones lo que afectara directamente sobre la actividad. A su vez, estos sectores tienen un fuerte impacto sobre otras ramas del sector de servicios como comercio o transporte por lo cual el impacto tiene más efectos en la actividad”, afirmó.
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