La confirmación de “Toto” Caputo: ya hay ministro, ahora falta conocer el plan
Los indicios concretos de medidas o nombres del gobierno de Milei valen oro en estos momentos para el establishment; esta semana crecieron las consultas de multinacionales sobre qué esperar de la política económica después del 10 de diciembre
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Apenas unas horas después de que las urnas consagraran a Javier Milei como presidente electo, el WhatsApp de sus principales referentes económicos ya estaba explotado. “Antes de las elecciones tenía 100, 150 mensajes pendientes por día para responder; ahora no bajo de 700″, dice uno de los más estrechos colaboradores del libertario. Entre ellos, los previsibles saludos protocolares, pero, sobre todo, muchas consultas. Ante la falta de precisiones, nombres o indicios concretos de medidas valen oro en estos momentos para el establishment.
Al círculo íntimo de Milei le gusta jugar con la intriga. Hablan de confirmaciones que “siguen dentro del closet”. Por ejemplo, quién ocupará la estratégica Secretaría de Hacienda. El único autorizado a oficializar nombres o medidas es Milei. Este miércoles, apenas llegado de Estados Unidos, blanqueó a Luis “Toto” Caputo como ministro de Economía. “Si todo el mundo boludea con los nombres y nadie los confirma, no saben a quién hacer mierda”, justifica una fuente libertaria. La información va saliendo a cuentagotas.
En el mundo empresario, estos entretenimientos de la política solo generan impaciencia. Esta semana crecieron las consultas de casas matrices de varias multinacionales a sus filiales argentinas sobre qué esperar de la política económica del próximo gobierno.
“Esto no es igual al 2001, pero tampoco es tan distinto”, dice uno de los ejecutivos que tiene que intentar dar respuestas a sus jefes del exterior. Algunas de las dudas que le transmiten son las que él mismo tiene: “¿Cuál será el tipo de cambio, la liberación será total o parcial y administrada?; ¿De cuánto será la devaluación, 60% o 180%?; ¿Cuál será el pass through [traslado] a los precios?; ¿Cuando el poder adquisitivo caiga 30 o 35%, cuánto caerá la demanda?; ¿Qué leyes se van a derogar con el paquete que piensa enviar Milei al Congreso?; ¿Cuál va a ser el nivel de las tarifas? La lista de preguntas sigue y es casi inabarcable. Con todo, el ejecutivo rescata algunas de las respuestas que “Toto” expuso en su encuentro con banqueros la semana pasada: “No plan Bonex, no afectación de depósitos, canje voluntario de leliqs, sistema bancario sólido”.
Algunas compañías extranjeras están tan ansiosas que no se conforman con llamados telefónicos ni notas periodísticas y mandan enviados para sacar sus propias conclusiones. Esta semana, por ejemplo, llegó a Buenos Aires un grupo de ejecutivos de un banco internacional de peso para ver en persona el fenómeno Milei. “Se vienen seis meses trágicos, pero me parece que, a diferencia de otras veces, en esta oportunidad la gente sabe que las cosas están muy mal y que algo hay que hacer”, dice uno de los anfitriones. Y agrega: “Hay algunas señales relativamente buenas. Por lo menos comparando con lo que se esperaba antes del balotaje. Podríamos haber ido en un rumbo similar al de Venezuela, con 300% de inflación; eso cambió, aunque en el medio hay muchas correcciones por hacer”.
Otra fuente empresaria disiente con esta visión optimista. “Olvidate de hablar de inversiones; esto va a llevar mucho tiempo. El nivel de interrogantes es amplio y tomará cuatro o cinco meses para entender la dinámica del nuevo gobierno. Hoy es concentrarse en el negocio y cuando se vean las medidas se actuará en consecuencia”, señala.
Las empresas están particularmente preocupadas por saber qué pasará con la deuda comercial que mantienen con el exterior y que, según algunos cálculos privados, ya está en más de US$54.000 millones. Hoy no saben a quién tocarle la puerta por este tema. Tal como contó LA NACION, los funcionarios que administran los permisos de importación (“Siras” en la jerga, por el Sistema de Importación de la República Argentina) apagaron el teléfono después del balotaje o directamente cambiaron de número.
Consultado sobre el “apagón” de la Secretaría de Comercio, un empresario estalló de indignación. “El Gobierno está creando una situación de caos a propósito. Hace dos semanas que no aprueban nada y que desactivaron los whatsapp y no responden los mails. Esto no pasó nunca. ¿A quién se le van a parar las plantas? A Milei”, se queja. “Hay gente que me dice: ‘tengo producto hasta el viernes’ y otros no quieren vender porque no saben a qué dólar van a importar, bienes durables, por ejemplo”, agrega.
Lo cierto es que los funcionarios ya tienen la cabeza en otra cosa. De hecho, están todos en estos momentos presentando su renuncia, una novedad que genera alguna suspicacia en el sector privado. Pero en el Gobierno niegan que esto signifique que no se tomen decisiones de acá al 10 de diciembre porque “no hay firma”. “Es una formalidad. La renuncia se presenta ahora, pero con un texto que dice que es a partir del día 7 de diciembre, a las 12 de la noche, a los efectos de garantizar la transición. Es un texto además que está acordado dentro de la administración entre todos”, aclara una alta fuente oficial.
Los empresarios tampoco tienen demasiada suerte con la administración entrante. Un grupo de ejecutivos intentó obtener definiciones de Diana Mondino la semana pasada sobre cómo se abordará el problema de las deudas comerciales, pero la canciller designada viajó a Brasil para reunirse con quien será su par y los hombres de negocios quedaron en lista de espera. Quieren saber si el comercio exterior seguirá administrado vía Siras o si se liberará. Mientras tanto, entidades de diferentes sectores están intentando llegar a Milei, por carta o a través de voceros, por ahora sin éxito. “Que sepan que la bomba les va a estallar a ellos”, es el mensaje que pretenden transmitir. Hoy Milei pareció arrojar algo de luz sobre el tema: dijo que su gobierno no tendrá Secretaría de Comercio. Luego Diana Mondino aclaró que seguirá existiendo pero con nuevas funciones y no para aplicar controles.
Ciertos sectores sensibles, en cambio, siguen zafando, lo suficiente como para que las autoridades puedan relativizar el cuadro actual. En el rubro de la salud, por ejemplo, confirman que no tienen problemas con el ingreso de los principios activos a partir de los que se fabrican los medicamentos localmente, pero reconocen que no sucede lo mismo con productos terminados, incluso algunos oncológicos, líquidos de contraste o prótesis, entre otros.
No es solo un problema comercial, también tendrá que intervenir el futuro Ministerio de Capital Humano, que será comandado por Sandra Pettovello. Los candidatos a ocupar las principales áreas de ese superministerio, Salud, Trabajo, Educación y Desarrollo Social, son objeto del subibaja propio de la negociación con el macrismo. Hoy Milei dijo que ella tendrá “la única billetera abierta para darle contención a los caídos”. Se entiende que habla del efecto de la inflación en el empleo y la situación social. La ministra se mantiene en silencio.
Como “Toto”, pero con bajo perfil
Hay otro ministro que será clave en el gobierno de Milei: Guillermo Ferraro. A diferencia de Caputo, está confirmado hace un tiempo. Liderará otro superministerio, el de Infraestructura, que tendrá a su cargo la obra pública, Transporte, Energía, Minería y Comunicaciones. En la época de la motosierra, Milei fue muy crítico con el sector de la construcción y el recelo es mutuo.
“Si las obras se paran como dice Milei, y vuelven a licitarse, se quedarían en la calle miles de empleados y muchas empresas quedarían complicadas”, afirmó recientemente Gustavo Weiss, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción. Ferraro quiere revisar todo. “Hasta que no ves los expedientes no se sabe la situación real”, señalan en su entorno. Luego, la idea es agilizar los proyectos bajo una unidad ejecutora que se llamaría “Concesiones”.
Ya hubo una reunión informal entre la CAC y el futuro ministro. “Ellos salieron menos asustados”, fue la lectura desde el mileismo. “Les hicimos saber que esta no es la defunción de la obra pública; habrá mecanismos para que vengan grandes inversores. No cambia el qué sino el cómo”, agregan. “El que va a tener el uso y la rentabilidad de una obra será quien la pague y el Estado se encargará de organizar, juntar a los actores y armar el negocio”, siguieron las fuentes de LLA.
Un ejecutivo de los que participó en el encuentro, en cambio, dijo que no hubo detalles. “Ellos están muy enfocados en hacer todo lo que puedan con inversión privada. Nosotros les dijimos que nos parecía muy bien y que toda la inversión privada que pueda venir es muy bienvenida, pero también que había necesariamente obras que los privados nunca van a hacer porque no tienen interés económico. Ejemplo, escuelas, hospitales. Pero más allá de eso les dijimos: ustedes ahora se van a encontrar con un stock de obras. ¿Qué van a hacer con eso? Y ahí no tienen respuesta, porque la verdad es que eso va a depender del ministro de Economía y de qué cantidad de dinero le dé a la obra pública que está en ejecución. Y eso creo que no lo tiene claro ni siquiera Caputo todavía”.