La compra de Monsanto puede ayudar a Bayer a compensar las trabas de la UE
FRÁNCFORT—La gran ofensiva de Bayer AG en el mercado agrícola estadounidense con la planeada compra de Monsanto Co. podría ayudar a contrarrestar las regulaciones cada vez más estrictas en Europa.
La supervisión de la Unión Europea ha sido impulsada por la férrea oposición pública dentro del bloque a los pesticidas y otros químicos que se usan para proteger las cosechas. La mayoría de los cultivos genéticamente modificados están prohibidos en Europa y las autoridades de la UE debaten si harán lo mismo con la próxima generación de tecnologías transgénicas.
“El mayor desafío (en la UE) es la regulación por el lado de la protección de cultivos”, manifestó Liam Condon, director de la división de ciencias de cultivos de Bayer, en una entrevista reciente. “Llevar productos al mercado demora cada vez más”.
El entorno regulatorio, junto con los bajos precios de los cultivos en América del Norte, ha ayudado a propulsar una ola de consolidación en la industria agroquímica.
La planeada fusión de Bayer y Monsanto, valorada en US$66.000 millones incluyendo deuda, se produce en momentos en que Dow Chemical Co. y DuPont Co. también tratan de combinarse y después de que el grupo suizo de pesticidas y semillas Syngenta AG acordó hace unos meses ser adquirido por China National Chemical Corp.
“La consolidación ha sido un tema durante un buen tiempo puesto que la productividad y la investigación y desarrollo estaban decayendo [y] las nuevas tecnologías requieren inversión”, dijo Condon.
La única empresa importante del sector que hasta el momento se ha mantenido al margen de la ola de fusiones y adquisiciones es la alemana BASF AG , la mayor compañía de químicos del mundo por ventas.
El presidente de la división de cultivos de BASF, Markus Heldt, dijo hace unos días que la empresa estaría interesada en comprar unidades de negocios más pequeñas que Bayer y Monsanto puedan verse obligadas a vender ante las exigencias de los reguladores antimonopolio. La división agrícola de BASF, no obstante, probablemente seguirá siendo mucho más reducida que la de Bayer tras la incorporación de Monsanto, según expertos.
El acuerdo entre Bayer y Monsanto permitiría a las compañías unir sus recursos para apuntalar sus inversiones en investigación y desarrollo y en tecnología, con la perspectiva de acelerar la llegada al mercado de nuevas semillas y cultivos, dice David Zaruk, profesor de la Université SaintLouis en Bruselas.
Zaruk asevera que las empresas de semillas y cultivos más pequeñas en Europa en general no pueden competir en precio y no tienen más remedio que aliarse con las multinacionales para llegar al mercado debido a que los costos de cumplir con los estándares regulatorios pueden ascender a cientos de millones de euros.
Incluso Bayer y Monsanto por separado “eran en última instancia demasiado pequeñas” para innovar y prosperar en el mercado europeo, agrega Zaruk.
Graeme Taylor, representante de asuntos públicos de la Asociación Europea de Protección de Cultivos, un grupo que defiende los intereses del sector, reconoce que “hay un inmenso desafío para la industria en términos de innovación. Llevar un nuevo producto al mercado en forma exitosa cerca de 200 millones de euros (US$223,1 millones) y 11 años”.
Taylor añade que el proceso para obtener la aprobación para el uso de pesticidas y herbicidas en la UE ha sido “secuestrado por la política” en desmedro de la ciencia y menciona el ejemplo del glifosato, un herbicida que ha enfrentado un prolongado proceso regulatorio.
Activistas y otros que se oponen a los productos químicos de los cultivos han presionado a Bruselas para que restrinja el uso del glifosato, ya que argumentan que es cancerígeno. En un informe publicado en mayo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de la Salud llegaron a la conclusión de que es “poco probable que el glifosato represente un riesgo cancerígeno para los humanos por exposición a través de la dieta”.
El temor público al glifosato, que Monsanto produce y vende, alimentó la resistencia de algunos activistas medioambientales europeos a que Bayer comprara la empresa estadounidense.
Desde hace años la industria de los pesticidas “ha estado engañando al público al decir que estos productos químicos venenosos son ‘seguros’”, dijo en un correo electrónico Angeliki Lysimachou, científico ambiental en la división europea de la Red de Acción en Plaguicidas. “Cuanto más grande sea la empresa, más lejos irá para engañar a la gente y aumentar sus ganancias”.
Bayer tiene una reputación más positiva que Monsanto entre el público europeo, aunque también fabrica productos de glifosato. Fuera de Europa, la empresa alemana es también un importante productor de cultivos transgénicos.
Todas las grandes empresas agrícolas, como Bayer y Monsanto, están explorando nuevas tecnologías de cultivo, en las que se reorganizan los genes propios de una planta. “Por ejemplo, eso podría cambiar la forma en que una planta reacciona a los ácaros”, explica Zaruk.
Sin embargo, a diferencia de en EE.UU., en Europa la aprobación de esta técnica está en suspenso.
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