La “cláusula” Milei acorrala a Massa: cuatro nombres y un WhatsApp agitan la interna libertaria
Un audio que recorrió los bancos aseguraba que un exministro de Macri preparaba un plan alternativo de dolarización y generó ruido interno; en el espacio libertario ya comienzan a llenar los casilleros de un eventual Gabinete con exfuncionarios de Cambiemos; China le hace pagar al Gobierno la indefinición alrededor de la elección y el Banco Central echa mano a sus últimos recursos para llegar al balotaje
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Un audio de WhatsApp generó revuelo esta semana en las mesas de dinero de los bancos argentinos. Sostenía que el equipo de Javier Milei le había pedido a Luis Caputo, más conocido como Toto, expresidente del Banco Central durante la gestión de Mauricio Macri, un plan de dolarización alternativo al de Emilio Ocampo, la persona designada para conducir la entidad monetaria si el libertario es Presidente. Todas las miradas apuntaron a Nicolás Posse, hombre de confianza de Milei y su potencial jefe de Gabinete.
En conversaciones privadas, el exfuncionario de Mauricio Macri desmintió el mensaje viralizado, pero en la aclaración arrojó una nueva revelación. Su consultora, Anker, es objeto de consulta periódica por parte de La Libertad Avanza.
Son coincidencias que despiertan suspicacias a pocos días de una elección definitoria. Caputo, por ahora, tranquiliza a la interna libertaria: asegura que no tiene intenciones de ocupar ningún lugar en un futuro gobierno de Javier Milei por condicionantes familiares. Su negativa desilusionó a personas que en el futuro podrían ser muy poderosas. Distinto sería el caso, en cambio, si le ofrecen asesorar al Poder Ejecutivo.
Más allá de las aclaraciones que pueda hacer el expresidente del Banco Central, una parte del daño estaba hecho. El propio Ocampo se mostró molesto por el comentario que circuló por la city.
Son tensiones internas que crecerán en caso de que el libertario resulte victorioso, porque los dirigentes originales de La Libertad Avanza se enfrentan ahora a un ejército entrenado en el Estado proveniente del pacto con Mauricio Macri y con Patricia Bullrich que intentará colonizarlos.
Los entrecruzamientos ya comenzaron. Dirigentes de La Libertad Avanza descuentan que Guillermo Dietrich (Transporte) y Germán Garavano (Justicia) se sumarán a un eventual gobierno de Milei. Nadie en la otra orilla lo confirma, pero la conversación libertaria les da forma a los estados de ánimo en el partido de Milei. Tiene, además, orígenes bien fundados.
Mauricio Macri les planteó en distintas ocasiones a Patricia Bullrich y a Horacio Rodríguez Larreta, antes de la definición de esa interna, la conveniencia de recuperar en un eventual gobierno propio a algunos de sus exministros. A esos nombres les sumaba también el de Andrés Ibarra (ex de Modernización), ahora más interesado en ganarle a Juan Román Riquelme la elección por la conducción de Boca.
Los ejemplos anteriores son miniaturas de un movimiento mucho más amplio. Una nueva línea política que podría cumplir un rol importante durante el próximo gobierno está germinando en la Argentina. Ya tiene nombre. Se llama La Fuerza del Cambio y está hecha sobre las cenizas de la derrota electoral de Patricia Bullrich en las elecciones generales. Después de días de desasosiego tras el golpe, la excandidata a presidente recuperó su agenda de construcción habitual y apuesta a un triunfo de Javier Milei.
Detrás de ese nuevo ímpetu hay una idea económica, un grupo de dirigentes dispuestos a sumarse a un futuro gobierno de un signo distinto al que pensaban antes de las elecciones de octubre pasado y el principio de una organización para administrar el país en caso de que se imponga La Libertad Avanza.
En las oficinas de Mauricio Macri en la Avenida del Libertador se cocina la depuración de Juntos por el Cambio con una clara impronta económica. La propia Bullrich lo suele ver personalmente. Una de las últimas veces ocurrió el miércoles pasado, a las 11. Un día antes, la presidenta de PRO se había reunido con Federico Sturzenegger, que trabajó con ella en la campaña.
El expresidente del Banco Central es un puente entre las nuevas fuerzas que empiezan a convivir. Milei cree que es uno de los mejores economistas de la Argentina, algo que le dijo tanto a Bullrich como a Macri. Y Sturzenegger es un agradecido del libertario por haberlo apoyado públicamente tras la salida sin brillo del gobierno de Cambiemos.
Los intereses de Sturzenegger lo llevaron en el último tiempo lejos de la especialidad que lo hizo popular. A pedido de Bullrich, desarrolló un trabajo para eliminar la burocracia y desregular prácticamente a todo el Estado. Es una iniciativa muy ambiciosa que la excandidata puso a disposición de su vencedor. Esa materia, sin embargo, podría quedarle chica a Sturzenegger. Los mismos que descuentan la llegada de Garavano y Dietrich ya lo anticipan como ministro de Economía.
Quién gobierna si gana Milei
Milei, Macri y Bullrich, los integrantes de la nueva sociedad política, se prometieron no hablar con respecto al manejo de un eventual gobierno hasta el día después de las elecciones. Hay, sin embargo, dos acuerdos operativos.
El tándem Macri-Bullrich dará por hecho que el plan económico lo pondrá Javier Milei si es que gana. Eso incluye, por ejemplo, aceptar la dolarización que propone el libertario. Sus nuevos socios de PRO creen que la realidad irá marcando el camino de las posibilidades para las cosas que quiere el propio Milei. La dolarización no es una obviedad, pero tampoco nadie puede descartarla.
La otra convicción es que la transferencia de dirigentes en caso de que Milei sea gobierno se deberá dar de manera ordenada. Más que funcionarios, la intención es traspasar equipos completos que ya venían trabajando.
Hay, de todas maneras, nombres que quedarán por el camino. Carlos Melconian se mantiene en buenos términos con Bullrich. De hecho, hablan con cierta frecuencia. Pero nadie lo imagina en un gobierno libertario, al igual que a Hernán Lacunza, el exministro de Macri que está más identificado con Horacio Rodríguez Larreta.
Entre dos tierras está Luciano Laspina. Es un orgánico de Bullrich, pero tiene dos años más en su cargo de diputado y no está convencido acerca de algunas de las principales banderas de Milei, como la dolarización. Laspina, además, tocará las puertas de Jorge Macri por el Banco Ciudad, que en el pasado catapultó al propio Sturzenegger y a Rogelio Frigerio, ahora gobernador electo de Entre Ríos.
El desembarco de Macri y Bullrich limó las puntas más filosas del discurso de Milei, que de todas maneras está decidido a continuar con su proyecto económico en caso de ser electo. Sus capítulos más destacados son el cambio de régimen monetario y el cierre del Banco Central. Sus colaboradores más cercanos lo confirman.
La Libertad Avanza cree que, en caso de llegar al gobierno, recibirá una inyección adicional de US$15.000 millones para aplicar el plan. La orilla macrista descree.
En cualquier caso, en la intimidad, Milei parece comprender cada vez más que los límites prácticos a sus ideas los impondrá la realidad. Su potencial ministro del Interior, Guillermo Francos, de los más activos en la tarea de coordinar miles de fiscales con una parte de PRO y del radicalismo, trabajó con el candidato una dimensión central de la que podría ser su tarea en unos meses.
Llevar a la práctica cualquier propuesta importante requerirá convencer a los actores parlamentarios. Es otro motivo por el cual el resultado de la segunda vuelta será clave: para cualquier candidato, la capacidad futura de hacer reformas estará afectada indirectamente por el apoyo que reciban en los comicios.
En el frenesí político, el dólar es la estrella
El dólar será un protagonista estelar de notable relevancia en la noche del 19 de noviembre, cuando haya un ganador de la elección presidencial. Si Milei es electo y se aferra a sus insignias, como confirman en su equipo, el peso sufrirá una presión extrema la semana siguiente y Sergio Massa tendrá un problema mayor que el hecho de haber quedado a las puertas de la Presidencia.
En cambio, un triunfo del ministro de Economía le daría la máxima responsabilidad sobre la tierra arrasada que dejó la gestión de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner, ahora tercerizada a favor de él mismo. En el Banco Central, la situación es caótica.
Información reservada que vio LA NACION acredita que el último pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) no se hizo con yuanes, la plata que presta China, sino con DEG (la moneda de la entidad con base en Washington) y dólares propios. Eso ocurrió por la tácita “cláusula Milei” que pesa sobre Massa.
Ocurre que China no quiere liberar más dinero hasta que se conozca el resultado de los comicios. Hay coincidencias en el mundo bipolar. Lo mismo hizo el FMI -la referencia geográfica es Washington, capital política antagonista de Beijing- con Macri en 2019, tras la derrota frente a Alberto Fernández.
La inminencia del desenlace también afecta a Massa en otros territorios. Les volvió a pedir plata al Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) y a Qatar, que ya lo han ayudado en el pasado. Por ahora, no hay respuesta.
Las reservas de las reservas comienzan a agotarse. Especialistas en la contabilidad del Banco Central estiman que la entidad que maneja Miguel Pesce usó casi todos los fondos disponibles en Sedesa. Es la abreviación de Seguro de Depósitos S.A., una sociedad mixta dedicada a administrar un fondo de garantía de depósitos del sistema bancario. Hasta esta crisis del dólar, era algo intocable.
En total, al BCRA no le quedarían más de US$700 millones, con una mirada generosa, para cubrir importaciones. Es una cifra exigua. Quizás por eso el propio Massa no se compromete a anticipar qué va a hacer el día después de los comicios si resulta electo. No importa cuánto se lo puedan preguntar desde la Unión Industrial Argentina (UIA).
Massa deberá poner cara de póker el próximo jueves, cuando almuerce con un grupo selecto de empresarios en el denominado CICyP. Un día antes le tocará a Javier Milei, cuyos equipos técnicos, a su vez, tendrán un encuentro cara a cara con el concentrado Grupo de los Seis (agrupa a las principales entidades empresariales del país) mañana por la mañana. Estarán encabezados por Nicolás Posse.
Todos los caminos conducen a la convalidación, tras la definición electoral, de algo que ya se vive hoy, aunque está escondido a la vista de todos los argentinos. El precio del dólar no es el que es.
Según un cálculo de la sociedad de bolsa Cohen, todo lo que exporta la Argentina recibe un tipo de cambio de $538. Y casi todo lo que entra, de $730. Así, el 75% de la economía se maneja con un dólar de $464. La devaluación ya llegó. Solo falta que se note en los carteles.
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