La candidatura mundialista de Qatar incluyó gastos en varios países
Qatar para ser la sede de la Copa Mundial de Fútbol 2022 estuvo caracterizada por una serie de gastos que incluyeron inversiones en los países natales de varios ejecutivos responsables de elegir al país anfitrión, según documentos internos del comité organizador del emirato.
El gasto pone de manifiesto cómo las regulaciones de la FIFA dejan la puerta abierta para que los países aspirantes abran sus billeteras para ejercer una influencia indirecta en el pequeño círculo de directivos encargados de tomar las decisiones en el organismo regulador del fútbol mundial.
Qatar también pagó a personalidades del fútbol —de Argentina, Francia, España y otros países— para que apoyaran públicamente su candidatura, según documentos del comité qatarí y correos electrónicos revisados por The Wall Street Journal. Algunas de estas personas recibieron más de un millón de dólares por los patrocinios, según una persona al tanto.
Los documentos no muestran que Qatar haya infringido las normas de presentación de candidaturas para los países postulantes fijadas por la FIFA, que en diciembre eligió a los organizadores de los campeonatos de 2018 y 2022. Más bien, revelan las maniobras del emirato dentro del marco de las amplias directrices de la FIFA para ganar lo que en un principio parecía un quijotesco intento de organizar el principal evento fut¬bolístico del planeta.
Las reglas de presentación de candidaturas de la FIFA impiden a los países candidatos prometer favores o regalos a los ejecutivos o representantes de la asociación. Pero las normativas no estipulan si los aspirantes pueden invertir en los países natales de los ejecutivos que, mediante una votación secreta, eligen al anfitrión del campeonato deportivo más lucrativo del mundo.
La decisión de la FIFA de conceder la sede a Qatar puso fin a una campaña plagada de escándalos que incluyó acusaciones de que el comité qatarí conspiró con la candidatura conjunta de España y Portugal para el Mundial 2018 para intercambiarse apoyo de terceros países para sus respectivas candidaturas. Ambos comités negaron las acusaciones, y la FIFA determinó que no había suficientes pruebas para imponer sanciones.
Un funcionario qatarí dijo que el emirato no hizo nada ilegal durante el proceso de presentación de candidaturas. Por su parte, un representante de la FIFA indicó que sus regulaciones aseguran una competencia justa y ética.
Documentos del comité qatarí revelan cómo el emirato expandió las actividades de una escuela de fútbol local controlada por la familia real a 15 países. Seis de las 15 naciones contaban con miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA. A nivel internacional, en comparación, los 24 miembros del Comité Ejecutivo del organismo representan alrededor de 12% de sus 208 asociaciones nacionales.
Muchos en la comunidad de fútbol internacional dudaban que la FIFA otorgaría la sede del Mundial a Qatar, un país con temperaturas promedio de 42 grados centígrados en verano y que necesitaba unos US$50.000 millones en nueva infraestructura para organizar el evento. La victoria del emirato fue blanco de críticas por parte de Australia, Gran Bretaña y Estados Unidos, cuyas candidaturas para 2018 o 2022 fueron rechazadas a pesar de recibir puntuaciones más altas sobre sus atributos técnicos o financieros de los consultores de la FIFA.
Funcionarios qataríes dijeron que las críticas se basaban en ideas equivocadas y prejuicios sobre el Medio Oriente, y la FIFA indicó que llevar el Mundial a nuevos países es parte de su misión de popularizar el fútbol a nivel internacional.
Las regulaciones de la FIFA no fijan límites a la cantidad de dinero que pueden gastar las candidaturas. Pero un documento de 2010 revisado por The Wall Street Journal muestra que Qatar presupuestó US$43,2 millones en marketing y otros gastos para ese año, una cifra que hasta ahora no se había divulgado. En contraste, el gobierno australiano gastó US$45 millones en dos años, EE.UU. dedicó US$10 millones a la campaña, y la exitosa candidatura de Rusia informó que el país destinó unos US$30 millones.
Qatar contrató a varios "embajadores" —entre ellos el ex futbo¬lista francés Zinedine Zidane, según documentos de su comité.
The Wall Street Journal