La “bola de Leliq” marcó otro récord al superar los $10 billones
Se duplicó en los últimos nueve meses, impulsada por los intereses que genera, por la emisión extra a la que obliga el dólar soja y por las compras de deuda que hace el Banco Central en el mercado
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La deuda remunerada que asumió el Banco Central (BCRA), al retirar del mercado buena parte de los pesos que emitió para financiar por vía directa o indirecta al fisco para tratar de evitar una inflación aún mayor, marcó un nuevo récord nominal el pasado jueves al superar por primera vez los $10 billones.
Aquel día, según los últimos datos monetarios actualizados a esa fecha, el pasivo total llegó a los $10,004 billones, compuesto en un 21% por pases pasivos ($2,109 billones, la mayor parte pactados a un día y a una tasa del 70% nominal anual -TNA- o 101,24% efectiva anual -TEA-) y el 78,9% restante por las Letras de Liquidez (Leliq), por las que paga una TNA del 75% (TEA del 107,35%). Para ese entonces, sumaban $7,894 billones.
El crecimiento se vio impulsado por la emisión extra que la entidad que conduce Miguel Pesce se ve obligada a hacer para recomprar reservas por vía del plan dólar soja II (al comprar a $230 parte de los que luego vende a $173), pero, principalmente, por las sostenidas compras que realizó nuevamente en los últimos meses de bonos del Tesoro. Esa estrategia, que intensificó precisamente en la semana pasada, le sirve para ayudar a que el Gobierno logre la mayor colocación de deuda de los últimos tiempos, a partir de la “presentación de ofertas más grande desde el 2020 a la fecha”, como se encargara de destacar el ministro de Economía, Sergio Massa, al anticipar los resultados de esa licitación.
“Estimamos que el BCRA compró la semana pasada papeles de la deuda por $271.000 con la intervención concentrada en las Letras del Tesoro ajustables por CER X17F3 (53% del total) y X20E3 (26%) y el bono vinculado a la variación del dólar oficial TV23 (10%). El 75% de esas compras se dieron en los primeros tres días de la semana, lo que puede explicar el gran resultado en la licitación más desafiante del mes”, indicó hoy en su informe diario Facimex Valores.
Los analistas de esa boutique financiera, que vienen siguiendo el tema por el impacto que la sostenida inyección de pesos puede tener en las valuaciones de los dólares financieros y el resto de los activos, y la calculan a partir de los volúmenes operados en el mercado secundario, estiman ya que el BCRA “compró deuda en pesos por $696.000 millones sólo en lo que va del actual trimestre, una cifra equivalente al 17% de la base monetaria de septiembre”.
“Si bien el ministro Massa prometió al asumir que no le pediría más pesos al Central y todo indica que podrá cerrar este año sin hacer uso directo de los adelantos transitorios (AT), como hacía [Martín] Guzmán, lo concreto es que las fuentes de hacer más pesos en la economía no se apagaron, por lo que es difícil creer que la inflación va a tener razones para regalarnos nuevas sorpresas a la baja”, apunta el economista Nery Persichini, de GMA Capital.
“Hay que recordar que no sólo usaron innumerables atajos contables (como el del martes 6, cuando el Tesoro vendió al Central US$1180 millones en DEG, lo que representó una emisión extra de $200.000 millones por financiamiento directo), sino que hay más emisión por el nuevo dólar soja (eran unos $274.000 millones al viernes) y a todo esto hay que sumar los pesos inyectados al mercado por compras de títulos en el mercado secundario”, enumeró.
“El stock de Leliq se ha ido alimentando todo el año por varios factores: en un momento del año fue por razones fiscales; luego, vinculadas a la crisis de la deuda en pesos; y ahora por el dólar soja. Cada proceso implicó más stock, más tasa y retroalimentación de ese stock que también se alimenta por los intereses”, suele describir Pablo Repetto, economista de Aurum Valores.
La “bola de Leliq” es una deuda que el ente monetario tienen asumida con bancos locales y a la que el actual presidente Alberto Fernández había calificado en su campaña para las elecciones 2019 de “usurera”, cuando rondaba los $1,09 billones en total. Siguiendo esa caracterización, incluso, había prometido que los intereses que generaba (por unos $80.000 millones mensuales en aquel entonces) serían destinados a financiera un aumento generalizado “de las jubilaciones”.
En noviembre el BCRA ya pagó $510.000 millones por este pasivo (se encareció en 6,4 veces) cuya dimensión a su vez se incrementó en casi 9,2 veces. El elevado tamaño que tomó esta deuda y el marcado encarecimiento registrado en los costos para mantenerla (prácticamente se duplicaron de julio a la fecha) es lo que hace que la política de esterilización del circulante haya perdido eficacia, coinciden los economistas.
Pasivos remunerados (pases y leliqs) sobre base monetaria pic.twitter.com/TLyuCEv5cl
— Christian Buteler (@cbuteler) December 19, 2022
Alertan al respecto que este pasivo “tomó vida propia”, al alimentarse básicamente de la fuerte emisión para pagar los intereses que genera.
De hecho, rondaba los $4,5 billones hacia marzo (se más que duplicó en nueve meses), antes de que la sostenida suba de tasas de los últimos meses hiciera que se replique una base monetaria -es decir, la suma de los billetes en poder del público, más los depósitos de pesos de los bancos en cuentas del BCRA, total que hoy ronda los $4,7 billones- en poco menos de seis meses.
El problema es que no deja de crecer, mientras la demanda de pesos no reacciona. Así, ya tomó un tamaño en relación a la economía similar al que tuvo en otros, momentos antes de otros eventos disruptivos: representa un 214% de la base monetaria -BM- y entre 9,4 y 10,2 puntos en relación al tamaño del PBI, según la estimación que se realice.
“Ya hay más de dos BM dentro del BCRA devengando una masa de intereses cada vez mayor. Así el BCRA cerraría este año con un déficit cuasifiscal cercano al 4,4% del PBI. Eso algo que dificulta sustancialmente una proceso de desinflación rápido”, explica Leonardo Chialva, de Delphos Investment.
“El 2 de mayo del 2018, justo antes de que se desencadene la crisis cambiaria en tiempos de Macri, las Lebac equivalían a US$62.000 millones. El 21 de septiembre de 2022, las Leliq ya equivalían a US$56.000 millones”, apuntaba semanas atrás desde IDESA. Esa misma cuenta ya llega hoy a los US$57.600 millones.
A diferencia de aquel período, los instrumentos que generan este pasivo “cumplen un rol exclusivo de regulación monetaria, buscando preservar el valor de los depósitos de los ahorristas en un contexto inflacionario”, acotan al respecto desde el BCRA.
“La evolución de los pasivos remunerados en los últimos años son la contrapartida de las políticas implementadas por el BCRA para: asistir al Tesoro Nacional frente a la pandemia de COVID-19, estabilizar el mercado de deuda soberana frente a los episodios de excesiva volatilidad financiera, fortalecer sus reservas internacionales y promover mejores rendimientos para los ahorristas, lo que contribuye a reducir las presiones en el mercado de cambios y fortalecer la demanda de activos denominados en pesos. Aún con todos estos cambios, el ratio de pasivos monetarios totales a PBI se ubica en un nivel de 13,7%, 5,3 p.p. por debajo del máximo alcanzado en 2018 y un registro similar al verificado entre 2004 y 2015″, sostienen desde la entidad.
Para el economista Ramiro Castiñeira, director de la consultora Econométrica, “con las Leliq lo único que se hizo fue ‘relanzar el ponzi de las Lebacs’”. Y alerta: “El BCRA no tiene ninguna inversión genuina para pagar los intereses de su pasivo. Solo le da a la maquinita para hacerlo, estafando con inflación a otros más abajo en la pirámide”.
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