Los monopatines eléctricos llegan a Buenos Aires
De la mano de Uber, Cabify y Rappi, en distintas ciudades del mundo ya se ofrece el alquiler de este pequeño vehículo para combatir los problemas de tránsito y la contaminación; los planes para Buenos Aires
Gente joven y personas más grandes, divirtiéndose o trasladándose de un lugar a otro, los monopatines eléctricos ya son una presencia en Barcelona, España. Y su llegada a la Argentina podría ser más próxima de lo que se piensa. La primera empresa que le puso fecha al arribo fue la colombiana Rappi que dijo que en el segundo semestre hará pie con el alquiler de estos vehículos en el país gracias a una alianza con Grin, una compañía mexicana de monopatines eléctricos.
Según informó Rappi, mediante la aplicación se podrá encontrar la estación Grin más cercana -habrá prácticamente una en cada cuadra- donde retirar estos monopatines por los que se paga una tarifa base y un costo por kilómetro y se desbloquean con un código QR.
En tanto, fuentes de la española Cabify dijeron a LA NACION que no tienen fecha para lanzar aquí los servicios de su startup de moto sharingMovo, si bien a fines del año pasado, Cabify había anunciado que llegarían a cuatro países de Latinoamérica a partir de 2019 con el servicio de alquiler de monopatines eléctricos (o e-scooters), vehículos de dos ruedas con conexión a internet que se utilizan para trayectos cortos que no superen un radio de 35 kilómetros.
En tanto, la californiana Uber invirtió en Lime, una empresa de alquiler de monopatines eléctricos que se reservan mediante una aplicación, y otro servicio que están empezando a desplegar es el de su compañía Jump, de alquiler de bicicletas eléctricas, sin fecha aún de desembarco en el país.
"La idea es que cuando alguien salga encuentre un vehículo eléctrico simpático para conducirlo", dijo Nick Foley, que está a la cabeza de Jump, comprada el año pasado por Uber. "Y si hay mal tiempo, entonces se puede reservar un auto", añadió.
Hacer que la gente renuncie al auto propio es también una de las ambiciones de Bird, que alquila monopatines eléctricos y que llegó el año pasado a París.
Cuando se comienza a usar el monopatín, "se ven las ventajas en relación a los autos y puede que eso incite a utilizar menos los coches (...) e idealmente, tal vez algún día ya no se compren más coches", dijo hace poco a la agencia AFP Patrick Studener, responsable de Bird para Europa, Oriente Medio y África.
La empresa con sede en Los Ángeles tiene una valuación de US$2000 millones, después de la última ronda de financiación por US$300 millones.
Y este negocio no solo es visto con buenos ojos por compañías jóvenes sino que la automotriz Ford compró por US$40 millones la firma Spin, que fabrica este tipo de dispositivos de movilidad autónoma y, según medios norteamericanos, piensan darle una inyección de capital de US$200 millones en los próximos meses.
Los Estados Unidos es, por lejos, el mercado donde más desarrollado se encuentra el negocio de los monopatines eléctricos. Los pequeños vehículos motorizados están copando las principales ciudades norteamericanas de la mano de los servicios de alquiler.
Un estudio reciente de la consultora Populus indicó que el 70% de los habitantes de grandes ciudades de EE.UU. ven de forma positiva los monopatines eléctricos y más de un 3% asegura haberlos usados.
La ciudad de San Francisco, en California, fue la pionera en impulsar este nuevo de modelo de transporte urbano y la base de operaciones de las principales compañías del rubro como Spin, Lime y Bird, que lanzaron sus servicios en 2017.
La rápida expansión que tuvo el servicio, sin embargo, ya despertó más de una crítica. Ante la falta de una legislación específica, surgieron los primeros problemas cuando los monopatines coparon las veredas y las calles de la ciudad. Para evitar un colapso del transporte, en un momento las autoridades de San Francisco analizaron prohibir el uso de los monopatines aunque finalmente se decidió un reordenamiento a través de la entrega de licencias para su uso.
El año pasado la mayoría de las empresas del rubro decidieron pegar el salto a Europa. Francia fue el primer país del viejo continente en implementar el servicio de alquiler y hoy los monopatines están disponibles en la mayoría de las grandes ciudades europeas, de Berlín a Madrid, pasando por Zurich, Lisboa o Bruselas.
En Europa, la principal herramienta de seducción que tienen los monopatines es el tema ambiental y la lucha contra la contaminación. Los gobiernos municipales están impulsando una reconversión ecológica, apuntando a restringir el uso de los autos y sumando más espacios verdes y carriles especiales para este nuevo sistema de transporte.
Pero el camino no está exento de baches. A finales de 2018 el Ayuntamiento de Madrid ordenó la retirada de los monopatines eléctricos ya que estaban en un limbo normativo. Lime fue una de esas empresas que tuvo que quitar sus productos de las calles.
Tras una nueva "Ordenanza de Movilidad Sostenible" algunas empresas de monopatines pudieron adaptarse a las nuevas reglas y Lime volvió a introducir sus monopatines en Madrid, pero está en negociaciones por la prohibición que rige sobre estos vehículos en las calles y zonas peatonales.
En España es obligatorio que los monopatines cuenten con iluminación, freno, elementos reflectantes y timbre. Lo que no es obligatorio es el uso del casco, aunque sí recomendable. Y, aunque no es necesario obtener ningún tipo de licencia para conducirlos, es importante que aquellos que utilicen este tipo de transporte conozcan las normas de circulación para evitar cualquier accidente o incidente.
El precio para alquilar los monopatines eléctricos de Lime es de 0,15 euros/minuto más el desembolso de un euro cada vez que se quiere desbloquear uno de los aparatos. Y, para utilizarlos, hay que descargarse la aplicación.
Un argentino en el mercado
Ariel Lambrecht, de 37 años, es porteño de nacimiento y paulista por adopción. Y un emprendedor serial ya que tras crear la empresa 99 y competir contra Uber y venderla por US$100 millones, se embarcó en dar nacimiento a Yellow, una plataforma multimodal de movilidad que ya levantó casi US$70 millones en dos rondas de financiamiento.
Por el momento, cuenta con dos medios de transporte: bicicletas "sin estación" y monopatines eléctricos. Ambos tienen candado digital y se activan a través de una app que también, para conquistar corazones ecologistas, cuenta cuán grande fue el ahorro de huella de carbono con los viajes realizados. El servicio pronto sumará bicicletas eléctricas. Está presente en 15 ciudades de Brasil y Lambrecht sueña con traerlo a la Argentina.
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