La aventura de ahorrar en dólares en la Argentina
Ante el acelerado ritmo de caída de reservas del BCRA, no pasa día sin que alguien me pregunte: “Tengo dólares en el banco, ¿te parece que los saque?” Mi respuesta corta es: “Veo tal vez un 10% de probabilidades que no puedas retirar tus depósitos cuando quisieras, o que directamente te los canjeen por un bono (por ejemplo, un bono en dólares a 10 años al 3% anual de tasa). Es decir, que habría un 90% de probabilidades de que no te pase nada. Pero... 10% no es ni 0% ni 1%. Pensá si te conviene correr ese riesgo.”
Antes de que alguien del “colectivo K” me acuse de “sembrar caos”, debo decir que:
- Durante el gobierno del muy querible presidente de la UCR Arturo Humberto Illia, en 1964, y ante una situación externa bien complicada, se pesificaron los depósitos en dólares de los ahorristas (un par de atenuantes: los depósitos habían sido realizados en pesos y convertidos a dólares, no como ahora, que fueron depositados en dólares y se pesificaron al cambio libre; no como en 2002, que se pesificaron a 1,40 + CER).
- En abril de 1982, el gobierno de Leopoldo Fortunato Galtieri defaulteó la deuda pública en dólares.
- El “peronista liberal” Carlos Menem (con Erman González como ministro), con el asesoramiento del “conservador liberal” Álvaro Alsogaray y la anuencia del “reformista liberal” Domingo Cavallo, ante una aguda corrida contra los depósitos canjeó, el 28/12/1989, buena parte de los depósitos a plazo fijo por bonos en dólares a 10 años (Plan Bonex).
- El gobierno de Fernando de la Rúa, con Cavallo como ministro de Economía, ante otra gran corrida bancaria en busca de dólares, instauró el “corralito” el 3/12/2001, que inhibía la transformación de depósitos en pesos billete, lo cual, dado el uso intensivo de efectivo, especialmente en el circuito económico informal, causó severos problemas, coadyuvando a la caída del gobierno.
- El gobierno de Adolfo Rodríguez Saá defaulteó la deuda pública el 23/12/2001 (con “exuberante” apoyo del Congreso); el de Eduardo Duhalde pesificó depósitos en dólares (el 09/01/2002) y alargó vencimientos de depósitos en pesos (“corralón”) en la misma fecha.
- El FMI no dejaba de solicitar en 2002 que antes de abrir el corralito se canjearan los “excedentes monetarios” por bonos, compulsivamente. Me consta porque participé de esas negociaciones. Nos opusimos fuertemente a ello (mérito principalmente del ministro Roberto Lavagna, que, lograda ya una cierta confianza, abrió el corralito el 02/12/2002 sin que se produjera ninguna corrida financiera). Es decir, ¡ni siquiera el FMI ha sido suficientemente confiable en este asunto!!
- Néstor Kirchner defaulteó implícitamente los bonos ajustables por CER al intervenir el Indec en forma ad hoc con Guillermo Moreno, quien se encargó de varias maneras de mostrar un índice de inflación más bajo que el verdadero (entre enero de 2007 y noviembre de 2015).
- Cristina Kirchner anunció la expropiación de los ahorros jubilatorios en las AFJP el 20/10/2008.
- Mauricio Macri defaulteó las letras en dólares (Letes) y las letras en pesos (Lecap, Lecer, Lelink) el 28/08/2019, tras las PASO del 12 de agosto de ese año, al constatarse que no se renovaban los vencimientos de deuda.
- Alberto Fernández defaulteó los bonos públicos en dólares el 22 de mayo de 2020.
De modo que gobiernos más liberales o más estatistas, más democráticos o más autoritarios, han estado involucrados en uno o más default en esta historia argentina tan poco venturosa.
A nadie le debería extrañar que el 75% de la riqueza financiera de los argentinos se encuentre fuera de la jurisdicción nacional
Y en todos los casos la Justicia argentina, falló en favor de las decisiones tomadas por el Poder Ejecutivo, que siempre se amparó en “leyes de emergencia” para su proceder. A nadie le debería extrañar que el 75% de la riqueza financiera de los argentinos se encuentre fuera de la jurisdicción nacional, ya que, claramente, la Justicia argentina no se ha caracterizado por proteger a los ahorristas.
Por lo tanto, si el día de mañana se canjearan los depósitos en dólares por bonos, o se prohibiera su retiro por algún tiempo (otra suerte de corralito o corralón), no debería extrañarnos demasiado.
Claro está, ello no quiere decir que hacer eso pudiera ser “un paseo” para el Gobierno (los default, más o menos justificables ante las circunstancias, siempre han tenido consecuencias malas o malísimas para el país). Dado que existen más de 14 millones de cuentas abiertas con depósitos en dólares (mayormente cajas de ahorro y de personas físicas de muy poco monto), la impopularidad de la medida sería muy alta. Y, además, esto podría generar seguramente una fuerte corrida desde depósitos en pesos, bonos y acciones hacia el dólar, con fuerte ensanche de la brecha cambiaria, suba del riesgo país, baja de las acciones, etc. Un descalabro.
Pero, así y todo, cierto riesgo persiste. Y la razón es que, dada la aguda escasez de reservas del BCRA, el Gobierno podría verse tentado a querer hacerse de los US$11.600 millones que están en el BCRA, pero que pertenecen legalmente a los bancos, y que deben estar a disposición de los depositantes (encajes bancarios, legales y excedentes).
En el pasado, se habrían usado (nunca se informó formalmente al respecto) “un poco” de los encajes bancarios, en forma temporal (como una suerte de “vale de caja”), cuando las reservas netas líquidas del BCRA se tornaron negativas (la última vez, entre el 19 de enero y el 15 de marzo de 2020, durante el actual gobierno). Pero si se quieren usar estos dólares de forma “masiva y permanente” habría que:
a) Bajar los requisitos de encajes, colocando una Letra del Gobierno o del BCRA en dólares a los bancos (es decir, desprotegiendo a los depositantes).
b) Previendo que si se hace lo anterior podría generarse una corrida bancaria, habría que prohibir directamente el retiro de depósitos o canjear los depósitos por bonos. En este último caso, como se hizo con el Plan Bonex, a los bancos se les sacaría un pasivo (depósitos) y un activo (reservas que hoy son encajes en el BCRA y pasarían ser del BCRA).
Si el Gobierno no tiene ninguna intención de hacer algo así, podría aventar toda clase de temores estableciendo que los encajes bancarios en dólares sean separados del BCRA y otorgarlos en carácter fiduciario a un consorcio de bancos en el exterior (podrían ser privados y/o FMI, Banco Mundial, etc.), al sólo efecto de ser usados para respaldo de los depósitos en dólares en la Argentina. Los depositantes dejarían de tener temor, porque una buena parte de sus depósitos estarían en la forma de encajes bajo jurisdicción extranjera y otra parte seguirían prestados a exportadores, con capacidad de repago en dólares. Y el BCRA dejaría de contabilizar las reservas como “propias”, cosa que debería haber hecho desde fines de 2002, cuando empezó el actual sistema.
Mientras tanto, la probabilidad de acciones compulsivas contra los depositantes no se acercará, lamentablemente, a 0%, como debería ser.
(*) Director de GRA Consultora (www.gabrielrubinstein.com.ar).
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