La Argentina, un país de puras inconsistencias
Los empresarios se han acostumbrado ya a esta economía en la que es evidente a esta algura que no hay dólares para nadie; pero no solo en el mercado de cambio hay problemas
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Los empresarios se han acostumbrado ya a una economía con “inconsistencias”. Saben que, pese a que sus trámites de importación cumplen toda la reglamentación, lo más probable es que a la hora de salir a comprar los dólares para pagar sus obligaciones el sistema de la AFIP les deniegue la transacción. En los bancos estiman que cerca de una de cada dos operaciones que se cargan es rechazada. ¿El motivo? Alguna “inconsistencia” no definida. No hace falta indagar demasiado: es evidente a esta altura que no hay dólares para nadie.
Todo en la economía se ha vuelto “inconsistente”, ya no sólo el mercado de cambios. De hecho, pese al nerviosismo que genera en el empresariado la falta de divisas –algunas multinacionales se quejan de que ya hay proveedores que les cortan las líneas de crédito a filiales en otras partes del mundo por culpa de los impagos desde la Argentina–, entre los industriales empieza a asentarse la idea de que, más allá de su pésima gestión como ministro, el candidato de Unión por la Patria podría ofrecerles hacia adelante más respuestas que el candidato de La Libertad Avanza. Tan inconsistente como es esta certeza, es válido el argumento que esgrimen en privado algunos de ellos. “Te lo pongo de esta manera”, dice un industrial con la condición de no ser identificado. “Un Massa que viene dos horas y 30 minutos a la casa, a contestar el 100% de las preguntas o un representante que manda Milei, que viene y pide reunión reducida porque no puede juntarse con el Comité porque no sabe qué responder…”, agrega.
Aunque algo sosegado a partir de su alianza con Mauricio Macri, Javier Milei sigue rodeada de signos de interrogación. Pero el candidato no sólo no confirmó aún su visita a la Unión Industrial Argentina (UIA), cámara a la que fue invitado al igual que Massa, sino que también suspendió su visita esta semana a la Asociación Empresaria Argentina (AEA) por “problemas de agenda”. La inconsistencia de las formas. Aunque no es la única que rodea a Milei. Con la incorporación de Macri, no está claro para el sector privado tampoco qué equipos económicos son los que prevalecerán. Hasta el momento, no se habían abierto demasiados vasos comunicantes entre los técnicos de Milei y Patricia Bullrich.
Cerca de Massa, en tanto, se empeñan en dejar trascender que, en caso de resultar los elegidos, ya están trabajando en un plan para aplicar el día después de la elección. El ministro aseguró en el programa de Mirtha Legrand que Roberto Lavagna tendría un rol relevante eventualmente, lo que ilusionó a buena parte del mercado. Sin embargo, si bien es cierto que el exministro de Néstor Kirchner recibe constantemente propuestas de distintos sectores –hasta Cippec le habría hecho llegar en estos días un proyecto de reforma previsional– y tiene una excelente relación con quien fuera su compañero del frente Consenso Federal, en 2019, la realidad es que su participación en el armado de un programa de gobierno no va más allá de alguna conversación. Massa, sin embargo, sí estaría sondeando a otros economistas de buena imagen en el mercado, como Marina Dal Poggetto, para incorporar en una futura gestión.
“Massa va a necesitar sobreactuar, necesita a Milton Friedman para que el mercado no dude”, ironizó un hombre que realizó gran parte de su carrera en Wall Street. Y es que la historia política del candidato presidencial está plagada de inconsistencias, aunque en privado muchos de sus colaboradores insistan que, una vez ganada la elección, “Massa va a hacer ortodoxia”. ¿Le habilitarán sus diputados, la mayoría de ellos seleccionados por la vicepresidenta Cristina Kirchner, las necesarias medidas de ajuste? Difícil adelantar una respuesta.
Más que un Carlos Menem transformador, entre sus interlocutores Massa empieza a asentar la idea de que apostará al gradualismo para ir avanzando sobre los problemas de la Argentina. Se habla más bien de un desdoblamiento del mercado de cambios y de una suba de impuestos para cerrar el agujero fiscal. El ministro de Economía aseguró además que estaría en conversaciones con un emirato árabe para, eventualmente, conseguir en diciembre un préstamo que permita normalizar el flujo de dólares para el pago de importaciones. Cerca de Massa saben que hasta la cosecha gruesa, a fines de marzo, los dólares seguirán siendo un bien escaso. Así como Qatar salió en auxilio temporariamente de la Argentina cuando hubo que pagarle al Fondo Monetario Internacional (FMI), la idea es que otro emirato ahora sirva de puente para pasar el verano.
El plan de Unión por la Patria para diciembre por ahora no termina de cerrar. En el corto plazo, el día después del balotaje, es de esperar que al menos empiece a descongelar el tipo de cambio oficial, que está fijo en los $ 350 desde el 13 de agosto. También las empresas de consumo masivo esperan que haya un nuevo ajuste de Precios Justos, después de convalidar un aumento de apenas 5% en el mes, a pedido del Gobierno. De otra forma, como sucedió con los combustibles esta semana, seguirán acentuándose los faltantes en las góndolas. El que no ajuste por precio, ajusta por cantidad.
Pero nada será fácil. A partir del 20 se descuenta que Massa deberá descongelar su diálogo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Si bien los yuanes alcanzaron para cubrir lo que restaba pagar de los vencimientos, en diciembre la Argentina tiene vencimientos con el organismo internacional por 687,5 millones de Derechos Especiales de Giro (DEG), como se conoce la moneda del FMI, que equivalen a unos US$903,3 millones. La opinión que tienen los burócratas del FMI de la Argentina, y en particular de Massa, no es la mejor. De nuevo, todos los compromisos asumidos por el candidato se volvieron inconsistentes en la medida en que, a partir de las elecciones PASO, puso en marcha el “plan platita” para ganar la elección.
En medio de semejante tembladeral económico y político, algunas grandes operaciones privadas siguen en marcha. Aunque la coyuntura hace que sea complicado ponerles precio. Tal es el caso de la venta de Exxon Mobil, que está ofreciendo todos sus activos en el país. Después de recibir ofertas varias por algunas áreas petroleras, en algunos casos, y por toda la compañía, en otros, la empresa envió el mensaje desde Houston de que no aceptará por el paquete completo ofertas de menos de US$1000 millones. En una primera ronda, ninguno de los interesados había ofertado tanto. Ahora, sin embargo, comienza la etapa de presentación de las ofertas vinculantes. A los interesados que ya habían participado en la primera etapa –Vista Oil, Pampa Energía, Shell, entre otros–, se sumó recientemente uno nuevo: YPF. Tras la crisis en el abastecimiento de combustibles, que se acentuó luego de que la petrolera no pudiera hacerse de los dólares para pagar la importación de tres bancos con gasoil, una duda se planteó entre quienes siguen de cerca el proceso. ¿Podrá la petrolera conseguir los dólares necesarios para semejante transacción?
Se descuenta, no obstante, que en los próximos meses habrá terreno fértil para que empresarios nacionales compren a precio de remate activos locales. Un empresario que supo hacer fortuna en el mundo de la salud prepaga estudia una nueva adquisición de peso. Para algunos, una economía inconsistente es una economía de oportunidades.
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