La Argentina está 19% más cara que Brasil, según la estimación del hijo de Domingo Cavallo
Los datos surgen de comparar los precios de una canasta con miles de productos idénticos de comida, electrónicos y nafta en ambos países, desde enero de 2016 hasta la fecha
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No es una novedad, ya que se trata de una tendencia que comenzó a consolidarse en los últimos meses, pero cada vez hay más informes que muestran que la Argentina está quedando más cara con relación a Brasil, que es el principal socio comercial. Esta vez fue el caso del economista Alberto Cavallo, profesor de Harvard e hijo del exministro de Economía, quien dijo que el país está un 19% más caro que Brasil.
Cavallo mostró en la red social X un gráfico que compara los precios de una canasta con miles de productos idénticos de comida, electrónicos y nafta en ambos países, desde enero de 2016 hasta la fecha. “La Argentina es hoy un 19% más cara que Brasil en dólares para una canasta idéntica de alimentos, combustibles y electrónicos”, afirmó. También comentó que estas diferencias de precios suelen corregirse a los pocos meses.
En los últimos días, Brasil comenzó a sufrir una devaluación más brusca de su moneda, luego de que el programa económico que presentó el gobierno de Lula da Silva para reducir el déficit fiscal no convenciera a los mercados financieros. Durante el año, el real subió un 26% y alcanzó el pico de 6,30 por dólar, el miércoles pasado, el máximo valor en los últimos años. Actualmente, el tipo de cambio se encuentra en 6,15 reales, luego de que el banco central brasileño interviniera en el mercado vendiendo dólares.
Dato importante: Argentina es hoy un 19% más cara que Brasil en dólares para una canasta idéntica de alimentos, combustibles y electrónicos. Históricamente, la ley del precio único se cumple en promedio entre ambos países (línea azul), y las desviaciones suelen corregirse en… pic.twitter.com/j5lKdM6psc
— Alberto Cavallo (@albertocavallo) December 23, 2024
Esta situación genera preocupación en parte de la industria argentina, ya que el país está atravesando el proceso inverso, con un tipo de cambio cada vez más bajo. Si bien este proceso es festejado por los argentinos que irán a veranear a Brasil, es una señal de alerta en el sector productivo, que ve que los costos en la Argentina son cada vez más altos en comparación con otras economías de la región.
El ministro de Economía, Luis Caputo, en cambio, defendió que la moneda local se fortalezca y criticó a los que quieren que el país esté barato en dólares. “Cuando te va bien, tu moneda se fortalece; cuando te va mal, se debilita”, dijo la semana pasada, en una entrevista radial.
“Pretender un dólar barato es una mala estrategia; tenemos que bajar impuestos, sacar regulaciones y que la gente tenga acceso a mejores productos a mejores precios. Que haya competencia e inversión. Se acabó la época de cazar en el zoológico”, dijo el ministro de Economía, y prometió que bajará las retenciones y otros impuestos cuando, luego de que la economía empiece a crecer –y también la recaudación– se puedan bajar gravámenes sin que el gasto se dispare.
La advertencia que hacen los economistas es que el país atravesó un proceso de fortalecimiento de la moneda de manera muy acelerada, que no fue acompañada por un proceso de reformas que permitan hacer más competitiva la Argentina. Tampoco hubo en el último año una inversión masiva para mejorar el estado de las rutas –y así abaratar los costos logísticos– o una baja de la presión tributaria o una fuerte desburocratización del Estado.
“Parece que pasamos de que ‘el peso es excremento y hay que destruirlo’, a que ‘hay que defender al peso y no permitir que algunos que hacen negocios lo destruyan’. Más allá de las evidentes fallas de sinapsis neuronal, se ve que el ancla fiscal y el cambio de secuencia hizo su laburo ahí también. No sé si alcanzará o no, pero brindo por eso”, dijo en X el economista Gabriel Caamaño.
El analista habló también sobre un problema de secuencia, y dijo que el costo salarial en dólares debería subir porque la apreciación real se da antes de la mejora de la productividad y no como resultado de ella. “Una apreciación más lenta hubiera significado menos desaceleración inflacionaria también y ahí ganó, previsiblemente, las necesidades políticas”, dijo Caamaño.
Otro informe de la consultora Sekoia también advirtió que el tipo de cambio real (TCR) frente a los socios comerciales prácticamente ha vuelto al nivel que tenía antes de la devaluación de diciembre del año pasado, cuando asumió el gobierno de Javier Milei. “Para ponerlo en perspectiva, estamos a solo 10% de volver a los valores observados durante el período 1999-2001 o hacia el final del segundo mandato de Cristina Kirchner en 2015. En esas ocasiones, la historia terminó muy mal. ¿Podría ser diferente esta vez?”, se preguntó.
“Luego de los grandes logros y cambios logrados en el primer año de gobierno, la administración enfrenta dos alternativas: enamorarse del esquema actual de un régimen cambiario rígido con controles de capitales, o avanzar hacia un modelo más flexible que minimice los riesgos asociados al sector externo. Con este último esquema, la desinflación podría demorar más y podríamos enfrentar una mayor volatilidad cambiaria. Sin embargo, aunque esta opción implica cierto costo político, es sin duda el camino más deseable para salir del estancamiento. Afortunadamente, los debates sobre la monetización del déficit fiscal, la hiperinflación o los defaults quedaron atrás. Ahora es el momento de dar paso a una discusión mucho más esperanzadora, aunque no menos desafiante, sobre el futuro de la economía argentina”, agregó.
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