El Gobierno admite que la inflación ya corre por encima del 60%, aunque apuesta a contenerla
Pese a los números estampados en el acuerdo con el FMI o en el proyecto de Presupuesto 2022 que naufragó meses atrás, el equipo económico trabaja hoy con esa proyección que intentará revertir
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El Gobierno comenzó a poner el foco en otro lado en su “guerra” contra los “diablos” de la inflación. Catorce días después de que Alberto Fernández la anunciara, sus funcionarios ya admiten que bajarla no es una opción, por lo menos de corto plazo. Por ahora, pretenden evitar “saltos” en los precios y crear un muro que frene la inercia que podría llevar a la inflación a ser la más alta desde 1991, por encima del pico de 2019 al cierre del gobierno Mauricio Macri.
Según pudo recoger LA NACION de fuentes oficiales, pese a que el Gobierno cerró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en el que se proyecta un alza de los precios de entre el 38% y 48% para este año, el gabinete económico trabaja hoy para evitar que 2022 cierre con un alza de 65%, una perspectiva más parecida a la que manejan los economistas privados y en línea con el alza del primer bimestre que registró el IPC del Indec.
Esta semana se adelantó la pizza de los viernes. Algunos de los ministros alineados con Alberto Fernández suelen reunirse al mediodía de la última jornada de la semana en el Ministerio de Desarrollo Productivo. Sin embargo, Martín Guzmán, de Economía; Santiago Cafiero, de Relaciones Exteriores y Culto; Claudio Moroni, de Trabajo; Matías Kulfas, de Desarrollo Productivo; y Cecilia Todesca, actual secretaria de Relaciones Económicas Internacionales, se encontraron -tras la presentación del Plan Argentina 2030 en el Centro Cultural Kirchner- para comer y discutir sobre la inflación.
Las reuniones se multiplican. El almuerzo de hoy fue el segundo encuentro de este tipo en menos de 48 horas y ocurrió tras un intercambio entre Kulfas y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, por la mañana.
Hubo un cambio de expectativas en el Gobierno, de acuerdo con fuentes oficiales. Las estimaciones de inflación aseguradas en numerosos planes y documentos, como la cifra incluida en el programa con el Fondo o aquella en el proyecto de Presupuesto 2022 que naufragó en el Congreso, fueron arrojadas por la borda.
El diagnóstico de situación, luego de dos semanas de “batallas” contra los incrementos, contrasta entre distintas oficinas públicas. La Secretaría de Comercio Interior dijo ayer a LA NACION que, desde que le dieron un ultimátum a las empresas alimenticias y supermercadistas la semana pasada, ya habrían detectado bajas en los precios (en promedio) y un freno a las subas en los comercios en general. Sin embargo, otros funcionarios opinan lo contrario y siguen advirtiendo incrementos en góndolas en los productos que habrían tenido aumentos “injustificados” desde el 10 de marzo.
Sin municiones
Para una parte de los ministros, las municiones se acabaron. Fuentes oficiales aseguraron que -por el momento- no tienen planificadas más medidas respecto a la suba de precios. Resta saber si Roberto Feletti, secretario de Comercio Interior, logrará algún acuerdo con los mercados centralizantes para domar los aumentos en productos frescos que, según él mismo, fueron responsables del 41% de la inflación de febrero. Todavía no se anunciaron políticas al respecto.
Otra parte del Gabinete busca políticas para mejorar los ingresos. Se discute la posibilidad de implementar algún tipo de asistencia social para los sectores informales y de bajos recursos. Si bien todavía no hay detalles sobre un proyecto, una de las alternativas bajo análisis es un “bono de refuerzo salarial” que las empresas deberían dar a sus dependientes -aunque este no mejoraría el poder adquisitivo de los empleados en la informalidad-.
La mesa chica de Fernández y el propio Presidente se aferran a algunos datos. Hace seis días celebraron que el desempleo cayó al 7% a fines de 2021 -el nivel más bajo desde 2016-, pese a que la creación de trabajo es todavía de baja calidad (sobre todo informales). En ese sentido, buscan resaltar unidad con sectores fuera del oficialismo, plagado de internas y producir buenas noticias. Invitaron a representantes de rubros productivos, industriales y sindicales al lanzamiento del “Plan Argentina 2030″ esta mañana, los mismos con los que se mostró Fernández el lunes.
El proyecto que lleva la impronta de Matías Kulfas, y el teórico apoyo del sindicalismo y los industriales. Una alta fuente oficial lo calificó como “el primero desde la restauración de la democracia, comparable con el Plan Quinquenal de Perón”. La intención dentro del oficialismo es sortear la acusación al Gobierno de la ausencia de un plan integral, a pesar de que el anuncio no incluyó ninguna política pública concreta para su puesta en marcha.
Sin embargo, aceptan que eso no alcanza. Necesitan que no hayan más “saltos” en los precios. “Estamos bien en crecimiento, en empleo, pero estamos muy mal en distribución”, admite un funcionario.
La opinión es compartida por los privados. Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), estuvo presente en una reunión con el Presidente y la CGT ayer. También en la presentación del Plan de Desarrollo Productivo en el CCK. Sin embargo, en un comunicado de la UIA, expresaron que desde la entidad comparten los principales contenidos conversados en el encuentro del lunes -sin mención al programa anunciado hoy- e hicieron hincapié en abordar “una agenda tripartita para identificar las causas, consecuencias y posible evolución de las expectativas inflacionarias”.