La ANAC recibe una segunda auditoría internacional para evaluar la seguridad aérea en el país
La Organización Internacional de Aviación Civil visita el país en el marco de las Misiones de Validación Coordinadas para ver los planes de medidas correctivas de un Estado
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LA NACIONMaría Julieta Rumi
Después de que el país obtuviera una prórroga de la Administración Federal de Aviación de los Estados Unidos (FAA) y mantuviera la categoría del sistema aeroportuario, ahora la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) recibió a una delegación de la Organización Internacional de Aviación Civil (OACI), que depende de la ONU. Esta última arribó para evaluar los avances del Estado en el cumplimiento de las normas y procedimientos del organismo internacional.
La visita se da en el marco de las Misiones de Validación Coordinadas (ICVM) que la agencia especializada de las Naciones Unidas realiza para ver los planes de medidas correctivas de un Estado y así supervisar el cumplimiento de las normas de seguridad operacional dentro del sistema aeronáutico civil.
En 2022, la ANAC ya había sido auditada por la OACI y los resultados fueron muy poco favorables, con un nivel de cumplimiento de solo 60,47%, significativamente por debajo del promedio regional.
Además, dos de las áreas evaluadas por OACI obtuvieron resultados aún peores: Organización de la Aviación Civil, un 41,67%, y Operaciones -asociada al cumplimiento de estándares internacionales con relación al control, fiscalización y seguimiento de las operaciones de las aeronaves-, un 37,29%.
Fue por esta razón que la Administración Federal de Aviación norteamericana (FAA) pidió también realizar una inspección, que se hizo en abril del año pasado e identificó 82 hallazgos o falencias en términos de seguridad.
Finalmente, el país no cayó de categoría y logró una prórroga porque la intervención de la ANAC -está a cargo de Julia Cordero- resolvió casi totalmente las falencias (resolvió 75 y solo 7 quedaron en proceso de resolución).
En esta nueva auditoría de OACI se revisarán los temas pendientes para evaluar los progresos realizados en diversos aspectos de la aviación civil. En ese sentido, se analizarán los elementos que habían arrojado resultados negativos en las áreas de: Legislación Aeronáutica Primaria y Reglamentos de Aviación Civil (LEG), Organización de Aviación Civil (ORG), Licencias y Capacitación de Personal (PEL), Operaciones de Aeronaves (OPS), Aeronavegabilidad de Aeronaves (AIR), Aeródromos y Ayudas Terrestres (AGA), Servicios de Navegación Aérea (ANS) e Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación (AIG).
El viernes pasado, la Junta de Seguridad en el Transporte (JST), un organismo descentralizado en la órbita del Ministerio de Economía, difundió el informe preliminar del accidente del último 18 de diciembre, en el que un avión se estrelló en el aeropuerto de San Fernando procedente del Uruguay.
Según el escrito, que no difunde las causas -estarán en el Informe de Seguridad Operacional-, al momento del accidente en el aeropuerto había dos aeronaves que “dificultaban el rápido accionar de la dotación de bomberos” y “la conexión de repostaje de agua no contaba con la presión suficiente para realizar una carga rápida de los tanques”.
Además, “el perímetro de la plataforma en dirección a la pista estaba delimitado por una zanja de desagüe abierta” y, “según lo manifestado por el personal de bomberos, ninguno de los vehículos operativos tenía capacidad de vadeo suficiente como para superar esta zanja en caso de emergencia”.
Por otro lado, agregan que “la tolva de carga rápida de espuma requería que el personal accediera al techo del vehículo, el cual no contaba con barandas de protección, y no disponía de una escalera que facilitara un acceso rápido”.
El informe también dice que, en el trabajo de campo, se relevó que la mayor parte de los daños en la cabina de pasajeros fue ocasionada por el incendio. “La cabina de mando, donde se encontraban los tripulantes, mantuvo su integridad estructural, incluso después de que se sofocara el incendio. El equipo de investigación constató que la puerta de la cabina se encontraba cerrada y orientada hacia arriba en un ángulo de 45 grados”, describen.
Por último, detallan que desde el momento en que la aeronave comenzó a despistarse hasta que las autobombas llegaron a la calle Charlie, donde terminó el avión, transcurrieron dos minutos 38 segundos.
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